Efectividad de los sistemas de depuración

Además de establecer el origen de estos compuestos químicos cuya creciente concentración en las aguas superficiales supone un riesgo para el medio ambiente (en el que se incluye el ser humano), también se han llevado a cabo investigaciones con el objetivo de establecer el mejor método para eliminar dichas sustancias sin ocasionar la aparición de subproductos de degradación como ocurre en el caso de la coloración.

A nivel nacional, en la Universidad Politécnica de Madrid, un estudio desarrollado por el Departamento de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Medio Ambiente analiza la presencia en los efluentes depurados de siete sustancias entre las que cabe destacar el ibuprofeno y otros fármacos así como algunos opiáceos, comparando la eficacia de los distintos sistemas de depuración empleados (fangos activos, biodiscos, lechos bacterianos y oxidación prolongada), mediante el análisis de estos elementos en el influente y a la salida y entrada de las distintas etapas del tratamiento (Cortacans, 2006). Entre las conclusiones obtenidas, cabe mencionar un rendimiento alto de eliminación con la oxidación prolongada, a través de la cual se degrada la materia orgánica por parte de bacterias aeróbicas, que la incorporan a su metabolismo para mantener su actividad vital. El oxígeno en este caso se insufla al igual que ocurre con la ozonización, por medio de un compresor, ascendiendo posteriormente en forma de pequeñas burbujas, y precisa de una decantación posterior para separar los lodos obtenidos.

Del mismo modo, se están investigando nuevos métodos para la eliminación de estas sustancias emergentes, como la absorción sobre los carbones activados o procesos avanzados de oxidación / reducción, que aún no se han aplicado en una escala industrial debido a la insuficiencia de datos sobre los mecanismos implicados, la influencia de las variables operacionales y los posibles subproductos de degradación que podrían aparecer con motivo de la aplicación de estos nuevos métodos.