EL MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN NACIONAL VASCO CONTRAATACA
El speed —sulfato de anfetamina— inundó Euskadi a mediados de los 80, con unas prevalencias de consumo anormalmente elevadas, en relación con casi cualquier otra parte del mundo. Fue el exitoso resultado de la estrategia de contraataque que adoptó el Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV), en medio de la guerra psicoactiva que había iniciado —según la teoría conspirativa de la izquierda abertzale— el Estado español, al tratar de sepultar los anhelos revolucionarios de la juventud vasca bajo toneladas de heroína.
Jarrai, Herri Batasuna y todas las organizaciones abertzales, que explotaban la escena ochentera del rock radical vasco, apoyaron la difusión de esta droga de combatientes, a fin de contener la expansión de la droga zombie orquestada por la Policía. Si la teoría de la conspiración abertzale fuera cierta, los jóvenes vascos habrían sido víctimas del uso de drogas con fines políticos por partida doble.
Existen muchos datos objetivos que indican que la tasa de consumo de speed en Euskadi es mucho mayor que en otras partes de España, e incluso superior que el de buena parte de Europa y del mundo. Es un hecho de conocimiento público: informes del Gobierno vasco, testimonios de grupos del rock radical vasco, documentos internos de Jarrai… Esta particularidad establece una diferencia esencial respecto a la teoría de la conspiración de la heroína, que afirma que el consumo de jako habría estado mucho más extendido en el País Vasco que en otros lugares; algo que obviamente es incorrecto o, por lo menos, no se puede asegurar que sea cierto. Sin embargo, con el speed no cabe duda alguna, y eso supone uno de los principales hechos diferenciales.
Según la conspiración del caballo, los jóvenes vascos habrían sufrido las consecuencias de una acción deliberada del Estado y de la Policía: ellos serían los responsables de introducir la droga que la juventud consumiría y padecería. Pero en el caso del speed, a pesar de la supuesta oposición de ETA y su entorno a las drogas y los camellos, no sólo consumen anfetaminas en grandes cantidades sino que ellos mismos las venden o participan en el tráfico. Si bien la presencia del speed podría deberse a organizaciones independientes que lo trajeran al País Vasco, la juventud abertzale y el entorno de ETA participan al menos tan activamente como el resto de actores.
Resulta llamativo que, desde la década de 1980, Euskadi sea el lugar de toda España donde más anfetamina circula, donde más se consume, donde más se produce, donde más se vende, donde más se exporta al resto del país y donde más barata se ofrece, a un precio más ventajoso que en cualquier otro lugar de la península, donde ya son bastante bajos de por sí.
(¡ETA sí! ¡ETA no!)
(¡ETA sí! ¡ETA no!)
(Esta discoteca me la peto yo)
¡ETA, deja alguna discoteca!
¡ETA, deja alguna discoteca!
Al bakala se la suda la independencia,
al bakala se la suda el Estado opresor.
El pueblo quiere drogas,
el pueblo quiere alcohol;
el pueblo quiere sexo, sin pagar mucho mejor.
Por eso,
¡ETA, deja alguna discoteca!
«¿Qué pasa con el pitxu en Euskal Herria? ¿Por qué hay tanto? ¿Por qué, si ha habido y hay más pitxu que heroína hubo en su día o que ketamina hay actualmente, y siendo tan grande la diferencia con el resto de las regiones españolas, se habla de manos negras para el jako y la ketamina pero no para el pitxu? ¿Hay mano negra en el caso del speed o no la hay? ¿Qué mano negra podría haber? ¿Con qué finalidad podría intervenir? ¿Qué factores explicarían el caso del speed en Euskadi sin necesidad de acudir a conspiranoias y manos negras? ¿Qué factores explicarían que no se hable de manos negras para las drogas de combatientes pero sí para las drogas de paz?»
— Comentario extraído de un artículo de LWSN