En la escuela suceden cosas extraordinarias, nos encontramos con el otro, con los saberes, recreamos formas de crear un lugar para lo inédito.  Soñamos un futuro común, resistimos distintos tipos de ajustes y críticas, no nos detenemos.

En este espacio, te invitamos a compartir tus experiencias de tu paso por la escuela, como una forma de apostar a lo colectivo, de conocernos y compartir nuestras prácticas.

LA ESCUELA ESTÁ ABIERTA Y PRESENTE !

Fue una de las experiencias que nos llevó a reveer nuestro presente y la diversidad de identidades que coexisten día a día en él. Tres representantes de comunidades indígenas vinieron al Garzón, y nos ayudaron a ver a esx otrx al que naturalizamos como alguien del pasado: el indio, el aborigen, el nativo-americano, con sus ropas distintivas, y su lengua; lejano, en libros de texto, en momentos de análisis en las aulas o en actos de primaria, muchas veces "confundido" como amigx de los españoles colonizadores o figura intransitiva, que sigue igual a lo largo del tiempo. Pero no, ellxs están acá, invisibilizados, y nos llevaron a repensar en ellxs no como identidades del pasado, si no como actorxs sociales del presente, cuyas identidades se transforman, y se mueven entre la conservación de la cultura propia y la adaptación a la actualidad y su multiculturalidad.

Tuvimos la increíble oportunidad de poder ir a San Esteban, en donde se sitúa una de las comunidades indígenas. Una experiencia que, en lo personal, trasladó mi visión de mí, de mí de mí y de mí, hacia mi alrededor, hacia otrxs. Entonces ahí estábamos, en una ronda, sentadxs en el pastito abajo del árbol, con un paisaje de altas montañas a nuestro costado, y una casa en cuyo patio la familia nos hizo sentir requete bien con unas riquísimas empanaditas. Esxs otros, a los que me detuve a mirar, eran compañerxs de distintos cursos, de distintos años del profesorado, junto a los habitantes de la comunidad, charlando, presentandonos, compartiendo. Sentí que por primera vez estábamos conociendo lejos de los límites impuestos por las paredes de las aulas. La familia de San Esteban no sólo nos brindó historia, si no presente, y nos guío a través de caminatas por espacios cargados de significaciones, en los que no sólo nos encontramos con otra cultura, si no entre nosotrxs mismxs.

Al llegar a San Esteban, a la comunidad Arabela, nos reciben calurosamente. Nos sentamos en el pasto y escuchamos parte de su historia rodeadxs de montañas, aire, cielo,árboles, personas....  Allí rodeadxs de naturaleza podemxs sentirnxs pequeñxs solxs y un poco más grandes en grupo y allí reside nuestro aprendizaje.  Sabernos un grupo, una cultura, una lucha, una resistencia, una lengua, una historia, un territorio...                   

 Nxs enriquecemxs con otrxs, nos hacemos grandes y más grande es la olla cuando se comparte el alimento y más caliente el alma formando un sentimiento común. Sentimiento común, vemos la importancia de estar todxs, guardar y cuidar lo más preciado que tenemos que es nuestro historia, la historia de nuestrxs ancestrxs, los cuentos. 

 Cada grupo, cada comunidad compone la trama del mundo y en cada unx, guardamos una forma de verlo, de enseñarlo, de nombrarlo.

Nos gusta soñar con un mundo más común, más grande, más sabio. Cada grupo es un color, un aroma, un sabor.  Allí en medio de la montaña, reconocimos que es vital multiplicar los colores, probar todos los sabores, escuchar todas las voces.  Preservar la trama, que no se muera ninguna historia, que no se pierda ninguna palabra.  La palabra que nombra, que habilita, que hace posible.  El encuentro nos hace grandes, más ricos en sentidos, más comunes, más hermanxs. 

Gracias familia Moyano, hermanxs de la comunidad Arabela, por mostrarnos su mirada del mundo, y en ella permitirnxs mirarnxs.