9°, 10°, 11° y 12° grado
Apreciados delegados:
El Consejo de Seguridad (UNSC), les extiende una cordial bienvenida a la 2da edición del MUNLATINO 2026. Es grato presentar la integración de la mesa, Maria Jose Andrade Montalvo como Presidente, Genesis Regina Domínguez Morales como Moderadora y Cindy Saday Hernández Méndez como Oficial de conferencias. Atendiendo dudas o sugerencias dentro del marco del respeto y tolerancia. El Consejo de Seguridad está encargado de preservar la paz y seguridad internacional, por lo que espera que cada uno de los delegados muestre empatía y sinergia, en el espacio destinado para el diálogo intercambiando opiniones con el debido respeto, destacando sobre los ideales, los valores antes mencionados. Se dará inicio con el tema: “Protección para asistencia humanitaria a refugiados y otros en situación de conflictos”.
Antecedentes del tópico.
Las tensiones geopolíticas son los conflictos de poder entre países o bloques por intereses políticos, económicos, militares o territoriales. En el ámbito nuclear, estas tensiones aumentan porque las armas atómicas no solo son un recurso militar, sino también una herramienta de disuasión y poder internacional. El desarme nuclear busca reducir o eliminar las armas nucleares para evitar su uso y disminuir el riesgo de guerra. Sin embargo, aquí surge el problema:
Las potencias nucleares (EE.UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido) defienden mantener sus arsenales como garantía de seguridad.
Otros países presionan por un desarme completo, alegando que existe un doble rasero: se impide a unos tener armas mientras los que ya las poseen no las eliminan.
Casos como Corea del Norte, Irán o el conflicto de Ucrania muestran cómo las armas nucleares se convierten en instrumentos de presión política y generan bloqueos diplomáticos.
Conferencias, acuerdos o resoluciones internacionales relevantes:
Desde la fundación de la Organización de las Naciones Unidas en 1945, la cuestión nuclear ha ocupado un lugar central en las agendas de seguridad y desarme. La experiencia devastadora de Hiroshima y Nagasaki impulsó a la comunidad internacional a reconocer que las armas nucleares no constituían únicamente un nuevo armamento, sino un desafío existencial para la humanidad. En este marco, la Conferencia de San Francisco de 1945 y la posterior creación de la Comisión de Energía Atómica en 1946 representaron los primeros esfuerzos por establecer un régimen de control internacional. El llamado “Plan Baruch”, que proponía la entrega de las armas nucleares a una autoridad global, fracasó ante las tensiones emergentes de la Guerra Fría, inaugurando así un periodo de rivalidad estratégica entre Estados Unidos y la Unión Soviética. A lo largo de las décadas siguientes, la diplomacia internacional dio lugar a diversos instrumentos jurídicos que buscaban frenar la proliferación y limitar los riesgos de una confrontación nuclear. En 1963, el Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos Nucleares restringió las pruebas en la atmósfera, el espacio y los océanos, mitigando los efectos de la radiación a escala global. El avance más trascendental llegó en 1968 con la adopción del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), en vigor desde 1970, considerado hasta hoy la piedra angular del régimen internacional de no proliferación. Dicho tratado reconoció como potencias nucleares legítimas a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, comprometió a los demás Estados a no desarrollar armamento nuclear y estableció el principio de avanzar hacia el desarme general y completo, así como el derecho al uso pacífico de la energía nuclear. Sin embargo, también consagró una distinción entre Estados con y sin armas nucleares, lo que ha generado cuestionamientos sobre su carácter desigual.
En paralelo, se desarrollaron negociaciones bilaterales entre Washington y Moscú, responsables de la mayor parte de los arsenales mundiales. Acuerdos como SALT I en 1972 y el Tratado INF de 1987 marcaron hitos al limitar sistemas estratégicos y eliminar misiles de alcance intermedio en Europa. Tras el fin de la Guerra Fría, el Tratado START I de 1991 y el Nuevo START de 2010 redujeron considerablemente las ojivas desplegadas. Este último, aún vigente, constituye el último instrumento de control de armas nucleares entre Estados Unidos y Rusia. En el ámbito multilateral, la comunidad internacional avanzó con la aprobación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT) en 1996, cuyo objetivo es erradicar cualquier tipo de prueba nuclear. Aunque todavía no ha entrado en vigor debido a la falta de ratificación por parte de Estados clave, el tratado ha establecido un sistema de verificación global altamente sofisticado. A su vez, las Conferencias de Revisión del TNP, celebradas cada cinco años desde 1975, han constituido foros fundamentales para evaluar avances y dificultades, aunque en numerosas ocasiones las divergencias entre Estados nucleares y no nucleares han impedido alcanzar consensos plenos.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha adoptado resoluciones de gran impacto en materia de no proliferación. Entre ellas destaca la Resolución 1540 de 2004, que obliga a todos los Estados a impedir que actores no estatales accedan a materiales de destrucción masiva. Asimismo, mediante resoluciones como la 1718 de 2006 sobre Corea del Norte o la 1737 de 2006 sobre Irán, el Consejo ha impuesto sanciones vinculantes en respuesta a programas nucleares considerados una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. Por otra parte, el establecimiento de zonas libres de armas nucleares ha demostrado el compromiso de regiones enteras con la desnuclearización. El Tratado de Tlatelolco de 1967, pionero en América Latina y el Caribe, fue seguido por acuerdos similares en el Pacífico Sur, África, Asia Central y el Sudeste Asiático, consolidando un vasto mapa de regiones libres de armamento atómico. Finalmente, en 2017, la Asamblea General adoptó el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), que proscribe en términos absolutos la posesión, desarrollo y uso de este tipo de armamento. El tratado entró en vigor en 2021, aunque las potencias nucleares y sus aliados se han mantenido al margen, cuestionando su viabilidad en un contexto marcado por tensiones internacionales y por la persistencia de arsenales estratégicos. En suma, la evolución de las conferencias, tratados y resoluciones demuestra el esfuerzo sostenido de la comunidad internacional por limitar los riesgos nucleares y prevenir la proliferación. No obstante, persisten profundas tensiones derivadas de la lógica geopolítica: mientras los Estados nucleares modernizan sus arsenales y consideran estas armas como elementos esenciales de su seguridad nacional, la mayoría de los países reclama avances concretos hacia un desarme completo, tal como lo exige el artículo VI del TNP. Esta dualidad refleja el desafío central del sistema internacional contemporáneo: conciliar los intereses de poder de unas pocas potencias con la aspiración colectiva de garantizar la paz y la seguridad en un mundo libre de armas nucleares.
Principales compromisos y retos pendientes :
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en su calidad de órgano con la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales, ha asumido compromisos fundamentales en relación con la no proliferación y el desarme nuclear. Entre los compromisos más destacados se encuentra la obligación de velar por la plena aplicación del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), instrumento reconocido como la piedra angular del régimen internacional de desarme. En este sentido, el Consejo se ha comprometido a respaldar las decisiones de las Conferencias de Revisión del TNP y a dar seguimiento a los informes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en relación con la verificación del uso pacífico de la energía nuclear. Asimismo, el Consejo ha reafirmado su compromiso con la prevención de la proliferación de armas nucleares hacia actores no estatales, obligación expresada de manera explícita en la Resolución 1540 (2004), que continúa siendo un pilar en la arquitectura de seguridad colectiva. También ha demostrado disposición para responder con medidas concretas a programas nucleares que amenacen la paz internacional, como lo evidencian las resoluciones relativas a Corea del Norte e Irán. Sin embargo, a pesar de estos compromisos, el Consejo de Seguridad enfrenta múltiples retos que limitan su eficacia.
En primer lugar, se observa la persistente parálisis derivada del uso del veto por parte de los miembros permanentes, especialmente cuando los asuntos nucleares se entrelazan con rivalidades estratégicas más amplias, como sucede en el caso de la península de Corea o en el contexto del conflicto en Ucrania. Este fenómeno mina la capacidad del Consejo para actuar de manera unificada y envía señales de división al resto de la comunidad internacional. En segundo lugar, el Consejo debe afrontar el desafío de la credibilidad. Al concentrar en sus cinco miembros permanentes a las potencias nucleares reconocidas, el Consejo proyecta una imagen ambivalente: al tiempo que exige a otros Estados renunciar a la proliferación, sus miembros mantienen e incluso modernizan sus arsenales. Este doble estándar erosiona la confianza en la imparcialidad del Consejo y debilita la legitimidad de sus resoluciones en la materia.
Otro reto central consiste en adaptar el marco de acción a las nuevas realidades tecnológicas y políticas. La diversificación de vectores de lanzamiento, el desarrollo de armas hipersónicas y los avances en inteligencia artificial plantean desafíos inéditos que ponen en entredicho los regímenes de verificación existentes. Asimismo, la posibilidad de que actores no estatales o grupos terroristas accedan a materiales nucleares representa un riesgo creciente que requiere respuestas coordinadas y preventivas. Finalmente, el Consejo enfrenta el reto de armonizar sus decisiones con las demandas mayoritarias de los Estados no nucleares, que reclaman la implementación efectiva del artículo VI del TNP, relativo al desarme general y completo. La falta de progresos sustantivos en esta materia ha impulsado iniciativas alternativas, como el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), lo cual refleja la brecha existente entre las aspiraciones globales de seguridad y la voluntad política de las potencias nucleares.
“Tenemos el hardware para la cooperación internacional, pero el software necesita una actualización en la representación para reflejar las realidades de hoy (…)”, destacó el Secretario General.
Además, agregó que “la solidaridad y las soluciones globales son más necesarias que nunca”, poniendo de ejemplo los estragos que ha causado la crisis climática, el crecimiento de las desigualdades y el aumento de la pobreza. Asimismo, “la paz está cada vez más lejos de nuestro alcance”.
Guterres destacó también el “peligro ilimitado” que presentan las nuevas tecnológicas como la Inteligencia Artificial “de socavar e incluso sustituir el pensamiento humano, la identidad humana y el control humano”.
“Como bien sabe este Consejo, la paz está cada vez más lejos de nuestro alcance, desde los Territorios Palestinos Ocupados hasta Ucrania, Sudán, la República Democrática del Congo y más allá”, afirmó.
“El terrorismo y el extremismo violento siguen siendo lacras persistentes. Vemos cómo se extiende un oscuro espíritu de impunidad. La perspectiva de una guerra nuclear sigue siendo, escandalosamente, un peligro claro y presente”.
Dichos retos mundiales exigen soluciones multilaterales, como el Pacto para el Futuro que tiene por objeto reforzar la gobernanza mundial para el siglo XXI y restablecer la confianza en el multilateralismo, en la ONU y el Consejo.
El Pacto plantea soluciones concretas para reforzar la maquinaria de la paz y pretende avanzar en la coordinación con las organizaciones regionales y garantizar la plena participación de las mujeres, los jóvenes y los grupos marginados en los procesos de paz, entre otros puntos.
“El Consejo de Seguridad debe reflejar el mundo de hoy, no el de hace 80 años, y establece importantes principios para guiar esta reforma tan esperada”.
Debido a esto el Consejo debe adecuarse a las realidades geopolíticas actuales y mejorar los métodos de trabajo “para hacerlo más integrador, transparente, eficiente, democrático y responsable”, dijo Guterres.
“La cooperación multilateral es el corazón palpitante de las Naciones Unidas. Guiado por las soluciones del Pacto para el Futuro, el multilateralismo puede convertirse en un instrumento de paz aún más poderoso. Pero el multilateralismo sólo es tan fuerte como el compromiso de todos y cada uno de los países con él. Ante los retos que nos rodean, insto a todos los Estados miembros a que sigan reforzando y actualizando nuestros mecanismos globales de resolución de problemas”, concluyó.
El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, destacó el avance en multilateralismo, pero explicó que la paz y la prosperidad continúan siendo tareas arduas. La mejor solución para los problemas mundiales actuales es la coordinación y cooperación, ya que “ningún país puede prosperar solo”.
Además, instó a revigorizar el verdadero multilateralismo y “no olvidar” los objetivos de la ONU.
El representante de China también explicó que la igualdad soberana de todos los países se debe tener en cuenta, ya que todos tienen derecho a participar y beneficiarse como iguales. Además, se debe garantizar la justicia y la equidad, sin monopolizar el sistema internacional, y la solidaridad y coordinación debe ser beneficiosa para todos.
Wang Yi también explicó la necesidad de un enfoque orientado a la acción, como se puede ver con la situación en el oriente medio, ya que Gaza “no es una moneda de cambio” y se debe apoyar una solución de so estados para conseguir una paz duradera.
El ministro mostró su apoyo a soluciones pacíficas y a un verdadero multilateralismo que este alineado con los retos actuales.
El representante de Rusia en el Consejo de Seguridad también condenó la situación en Gaza, específicamente las acciones de Israel contra la UNWRA, una organización que proporciona el mayor apoyo humanitario en la zona.
También, declaró que el Consejo debe trabajar proactivamente buscando soluciones claras para los retos actuales, y además debe promover la equidad de decisión de los países miembro en la ONU, proporcionando mayor representación.
Asimismo, el Reino Unido destacó que, la ONU continua “80 años después de su creación, con más países en conflicto que nunca (…) Y a pesar de los avances en sanidad y educación, siguen existiendo importantes retos mundiales: la crisis climática se está acelerando y los Objetivos de Desarrollo Sostenible no van por buen camino”.
Además, a pesar de que el número de miembros ha aumentado de 51 a 193 Estados, la ONU y sus instituciones “no son plenamente representativas de todos sus miembros”, explicó, siendo esta una de las críticas principales de diversos países miembros. “Ahora vivimos en un mundo multipolar, no bipolar ni unipolar”.
El representante del Reino Unido destaco la necesidad de alcanzar la paz y la seguridad internacional de forma más eficaz, y trabajar para “garantizar que todas las herramientas de la ONU (…) se utilicen para conseguir la paz”. Asimismo, destacó la necesidad de apoyar los programas humanitarios y de desarrollo.
Panamá declaró que el “multilateralismo atraviesa el momento más crítico desde la fundación de las Naciones Unidas”, ya que la gobernanza global se ha “distorsionado”. También condenó la existencia de desigualdades entre los países y la limitación el desarrollo de países latinoamericanos, lo cual debilita el multilateralismo.
El representante de Panamá explicó la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad, presentando varios problemas como el veto y la falta de representatividad geográfica, lo cual crea marginalización entre el resto de países.
El representante de Francia destacó que el país “defiende una reforma ambiciosa de las Naciones Unidas porque cree en el método de la ONU”, apoyando la ampliación en las dos categorías de miembros del Consejo de Seguridad, ya que esto es “indispensable para preservar su legitimidad y reforzar su representatividad”.
Asimismo, calificó como “anormal” el que África no esté representada entre los miembros permanentes. “Esto debe y puede cambiar, empezando ahora”.
El representante explicó que Francia defiende el modelo del G4, el cual consiste en contar con dos Estados africanos entre los miembros permanentes. Además, contrario a las opiniones de otros países, reafirmó que el derecho de veto es “legítimo”, este “no es un privilegio discrecional, sino una responsabilidad especial”.
Actualmente, Francia trabaja junto a México en una iniciativa para regular el veto en casos de atrocidades masivas: genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra a gran escala.
Por el contrario, Estados Unidos explicó que considera que las agencias y organismos de la ONU se han desviado de su misión principal. “¿En qué se quedan cortas estas instituciones?” cuestionó, antes de condenar el sentimiento antiisrealí que apoya la organización.
Además, el representante de Estados Unidos destacó que la decisión de Rusia de frenar cualquier acción contra el régimen de Assad, en Siria. Y el uso del veto por parte de China para apoyar su propia agenda.
Debido a esto, Estados Unidos ha decidido llevar a cabo una revisión respecto a su colaboración con las Naciones Unidas y si sus acciones sirven el interés americano. El país concluyó declarando que examinará las reformas para garantizar que continúen con el objetivo original de la organización.
Referencias:
● Asamblea General de las Naciones Unidas. (2017). Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN). Naciones Unidas. Recuperado de: https://treaties.un.org
● Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. (2004). Resolución 1540 (2004). Nueva York: ONU. Recuperado de: https://undocs.org/S/RES/1540(2004)
● Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. (2006). Resolución 1718 (2006). Nueva York: ONU. Recuperado de: https://undocs.org/S/RES/1718(2006)
● Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. (2006). Resolución 1737 (2006). Nueva York: ONU. Recuperado de: https://undocs.org/S/RES/1737(2006)
● Goldblat, J. (2002). Arms Control: The New Guide to Negotiations and Agreements (2nd ed.). London: SAGE Publications.
● International Atomic Energy Agency (OIEA). (2010). The IAEA and the Non-Proliferation Treaty. Vienna: IAEA. Recuperado de: https://www.iaea.org
● Müller, H. (2010). Building a New Nuclear Order. Journal of International Affairs, 63(1), 23–44.
● Organización de las Naciones Unidas. (1968). Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP). Naciones Unidas. Recuperado de: https://www.un.org/disarmament
● Organización de las Naciones Unidas. (1996). Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT). Naciones Unidas. Recuperado de: https://www.ctbto.org
● Organización de las Naciones Unidas. (1967). Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco). México: ONU.
● Sagan, S. D., & Waltz, K. N. (2003). The Spread of Nuclear Weapons: A Debate Renewed. New York: W.W. Norton & Company.
● Smith, R. (2016). The Utility of Force: The Art of War in the Modern World. London: Penguin Books.
● United Nations. (1945). Charter of the United Nations. San Francisco: ONU. Recuperado de: https://www.un.org/en/about-us/un-charter
● United Nations. (2010). New START Treaty between the United States of America and the Russian Federation. U.S. Department of State. Recuperado de: https://www.state.gov
Antecedentes del comité:
El Consejo de Seguridad (CS) es uno de los seis órganos principales de la ONU y tiene la responsabilidad primaria de mantener la paz y la seguridad internacionales. Esa responsabilidad y las atribuciones del Consejo están establecidas en la Carta de las Naciones Unidas —especialmente en el Capítulo V y en los artículos que dan al CS autoridad para investigar conflictos, imponer sanciones y autorizar el uso de la fuerza cuando lo considere necesario (Capítulos VI, VII y VIII).
Forma en la toma de decisiones se dividen en dos tipos:
Cuestiones procedimentales: Se aprueban por 9 votos afirmativos de los 15 miembros, sin que el veto de los P5 tenga efecto.
Cuestiones sustantivas: (más importantes, como sanciones o acciones militares) Se aprueban con 9 votos afirmativos, incluyendo los votos afirmativos de los 5 miembros permanentes. Esto significa que cualquier P5 puede vetar una resolución, lo que le da un poder enorme y, a veces, controversia
Tipo de decisiones
Resoluciones del CS son el instrumento formal. Pueden ser de carácter vinculante (especialmente si invocan el Capítulo VII) y establecen mandatos, sanciones, autorizaciones, etc.
Declaraciones presidenciales y comunicados son menos formales y, en general, no crean obligaciones jurídicas como lo haría una resolución del Capítulo VII. Son instrumentos de política y de señalización política.
¿Qué es el veto?
El veto es la capacidad de que cualquier miembro permanente bloquee una decisión sustantiva votando “no”, incluso si la propuesta tiene la mayoría numérica. No existe en la Carta la palabra “veto” pero el efecto práctico viene de Art. 27 (votación) y de la manera en que fue diseñada la institución. Históricamente, el veto fue incluido para asegurar que las grandes potencias cooperaran con la ONU y evitar que ésta actuara contra sus intereses directos —pero hoy genera críticas porque permite que un solo P5 paralice la acción colectiva en crisis graves.
Hay bases de datos y listados oficiales (Dag Hammarskjöld Library / Peace & Security Data Hub) que registran todas las veces en que el veto se ha usado desde 1946; la práctica muestra olas: muchos vetos en la Guerra Fría por la URSS, y en períodos recientes vetos relevantes en Siria, en algunos temas sobre Palestina/Israel, y vetos puntuales relacionados con otros conflictos o sanciones. El veto afecta decisivamente la capacidad práctica del CS para actuar de manera coherente.
Importancia política y representativa del comité:
El Consejo de Seguridad tiene poderes mucho más fuertes que cualquier otro órgano de la ONU. Se pueden resumir en varias categorías:
A) Prevención de conflictos
Puede investigar disputas internacionales y recomendar soluciones pacíficas.
Puede mediar entre Estados en conflicto.
B) Mantenimiento de la paz
Autoriza misiones de paz de la ONU, que pueden incluir fuerzas militares de pacificación.
Puede imponer sanciones económicas o diplomáticas a países que amenacen la paz.
En casos extremos, puede autorizar el uso de fuerza militar (intervención armada).
C) Creación de normas y supervisión
Supervisa la aplicación de resoluciones anteriores.
Puede establecer tribunales internacionales (por ejemplo, el Tribunal Internacional para la ex-Yugoslavia).
En la práctica la Carta le da al CS poderes que no tiene la Asamblea General: desde investigaciones y mediación hasta medidas coercitivas (sanciones económicas, embargos) y, en última instancia, autorización de medidas militares colectivas.
Países miembros: (conocidos como los P5)
) China
Estados Unidos
Federación Rusa
Francia
Reino Unido
B) Miembros no permanentes
Dinamarca
Grecia
Pakistán
Panamá
Somalia
Bahréin
Colombia
República Democrática del Congo
Letonia
Liberia
Argelia
Guyana
República de Corea
Sierra Leona
Eslovenia
Relevancia de algunos miembros en el tópico
A) Estados Unidos :Potencia nuclear más grande junto con Rusia. Lidera muchas iniciativas de no proliferación, pero también ha usado su influencia para proteger a aliados nucleares. Ha sido clave en sanciones contra Irán y Corea del Norte, pero su política ha variado según el presidente: de la diplomacia multilateral a la retirada unilateral. En el CS, EE.UU. Suele impulsar resoluciones para frenar la proliferación, pero se enfrenta con el veto ruso o chino cuando las tensiones geopolíticas se entrelazan.
B) Rusia :Heredera del arsenal nuclear de la Unión Soviética, aún hoy posee alrededor de la mitad de las ojivas nucleares del mundo. Históricamente ha usado el CS para bloquear resoluciones que percibe contrarias a sus intereses estratégicos. Ejemplo reciente: vetos sobre Siria y resistencia a sanciones más duras contra Corea del Norte. El conflicto de Ucrania (2022–) puso en evidencia el problema estructural: Rusia es a la vez miembro del CS y potencia agresora acusada de amenazas nucleares, lo que paraliza la acción colectiva.
C) China: Potencia nuclear en ascenso con doctrina de “mínima disuasión”. En el CS, suele alinearse con Rusia para bloquear sanciones que considera excesivas o que afectan a sus aliados estratégicos. Se opone a sistemas de defensa antimisiles estadounidenses en Asia, alegando que desestabilizan el equilibrio nuclear regional. Propone discursos a favor del desarme, pero en la práctica prioriza su modernización militar.
D) Francia y Reino Unido: Potencias nucleares europeas, con arsenales menores que EE.UU., Rusia o China, pero influyentes en debates globales. Generalmente actúan en línea con EE.UU. dentro del CS (especialmente desde la Guerra Fría). Han sido promotores de sanciones multilaterales contra programas nucleares clandestinos. También apoyan el fortalecimiento de regímenes internacionales como el TNP y el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT).