El método PALEM, o Propuesta para el Aprendizaje de la Lengua Escrita, es un proceso didáctico que busca que los niños aprendan a leer y escribir de manera analítica y pensada, en lugar de memorizar las letras. Se considera que es una alternativa adecuada para formar lectores activos desde el primer grado de primaria.
Se considera un método mixto: Elementos analíticos: Descompone las habilidades de lectura y escritura en componentes más pequeños (fonemas, sílabas, palabras). Elementos sintéticos: fomenta la construcción de significado a partir de estos elementos combina sonidos para formar palabras, y palabras para formar frases y oraciones.
La creación del método PALEM es atribuida a un equipo de educadoras y especialistas, más que a un único autor. Sin embargo, una figura destacada en su desarrollo fue Margarita Gómez Palacios, directora de Educación Especial en Monterrey en su momento.
Margarita Gómez fue una destacada educadora mexicana que falleció recientemente, se especializó en problemas de aprendizaje y psicopedagogía. Obtuvo licenciaturas en psicología de la Universidad de Sorbonne en París y un doctorado en psicopedagogía de la Universidad de Ginebra.
Su implementación exitosa depende de la adaptación a cada contexto y la creatividad del docente.
Evaluar los conocimientos previos de los estudiantes sobre el lenguaje escrito. Identificar las necesidades específicas de cada alumno.
Seleccionar materiales didácticos adecuados a la edad y nivel de los estudiantes. Diseñar secuencias de actividades que promuevan la progresión en las habilidades de lectoescritura. Establecer objetivos claros y específicos para cada sesión
La ejecución es la fase en la que se ponen en práctica las actividades planificadas. Es fundamental crear un ambiente de aprendizaje motivador y colaborativo.
Los materiales a utilizar para aplicar el método PALEM son variados y dependerán en gran medida de los recursos disponibles en la escuela y de las edades de los alumnos. Algunos materiales recomendados son los siguientes:
Fichas con letras y palabras: Para evaluar el reconocimiento de grafemas y la formación de palabras.
Cuentos y textos sencillos: Para evaluar la comprensión lectora y la fluidez.
Fichas con sílabas: Para trabajar la conciencia fonológica y la segmentación de palabras.
Cartas con letras: Para formar palabras y frases.
Libros de lectura: Con diferentes niveles de dificultad para adaptarse a las necesidades de cada alumno.
Cuadernos de escritura: Para que los alumnos practiquen la escritura de letras, palabras y frases.
Láminas con imágenes: Para trabajar la comprensión lectora y la producción de textos.
Juegos de mesa: Relacionados con el lenguaje y la lectoescritura.
Plastilina: Para modelar letras y palabras.
Tijeras y pegamento: Para realizar actividades de construcción de textos.
Objetos cotidianos: Para asociarlos con las letras y palabras.
Poemas y canciones: Para trabajar la comprensión auditiva y la expresión oral.
Prioriza el uso de la lengua escrita como un medio de comunicación real, lo que hace el aprendizaje más significativo para los estudiantes.
Utiliza una amplia gama de materiales, lo que mantiene el interés de los estudiantes y les permite explorar diferentes géneros textuales.
Incorpora juegos y actividades divertidas, lo que facilita el aprendizaje y crea un ambiente positivo en el aula.
Fomenta la interacción entre los estudiantes, lo que favorece el desarrollo de habilidades sociales y la construcción conjunta del conocimiento.
Reconoce las diferencias individuales de los estudiantes y adapta las actividades para atender sus necesidades específicas.
Relaciona los contenidos con la vida cotidiana de los estudiantes, haciendo el aprendizaje más relevante.
La implementación exitosa de PALEM exige que el docente tenga una sólida formación en la metodología y domine los recursos didácticos necesarios.
Puede requerir de una mayor inversión de tiempo por parte del docente.
Requiere de una amplia gama de materiales didácticos, lo que puede representar un costo adicional.
Si no se dosifican adecuadamente las actividades, los estudiantes pueden sentirse sobrecargados y perder el interés.
Objetivos:
-Fortalecer la conciencia fonológica a través de la identificación de sonidos iniciales de palabras.
-Relacionar los sonidos con las letras correspondientes.
-Estimular la creatividad y la expresión oral.
Instrucciones:
Imprime imágenes de diferentes animales de granja (vaca, caballo, cerdo, gallina, oveja, etc.).
Recorta cada imagen y pega una letra inicial del nombre del animal en la parte inferior (por ejemplo, una "V" para vaca).
Prepara una granja hecha con cajas de cartón o cualquier otro material disponible.
Presenta a los niños la granja y los animales.
Nombra cada animal y pide a los niños que repitan el nombre, enfatizando el sonido inicial.
Entrega a cada niño una imagen de un animal y pídeles que identifiquen la letra inicial.
Invita a los niños a colocar cada animal en la granja, buscando el lugar que corresponde según la letra inicial.
Realiza preguntas como: "¿Qué sonido hace la vaca?", "¿Con qué letra empieza la palabra 'cerdo'?", etc.
Materiales:
Imágenes de animales de granja con letras iniciales.
Granja de cartón o otro material (si se realiza dentro del aula se puede emplear las sillas y mesas como recurso).
Lápices de colores (opcional)
Relación con el método:
Fomenta la conciencia fonológica: Al identificar los sonidos iniciales de las palabras, los niños desarrollan una mayor conciencia de los sonidos del lenguaje.
Relaciona sonidos y letras: Esta actividad establece una conexión clara entre los sonidos y los símbolos gráficos que los representan.
Es lúdica y motivadora: La granja y los animales hacen que la actividad sea divertida y atractiva para los niños, lo que favorece el aprendizaje.
Se relaciona con aspectos de la vida cotidiana: Al utilizar imágenes de animales de granja, se proporciona un contexto significativo para el aprendizaje de las letras y los sonidos.
Objetivos:
-Desarrollar la conciencia silábica.
-Relacionar las sílabas con las palabras.
-Comentar la coordinación óculo-manual.
-Estimular la creatividad y la expresión oral.
Instrucciones:
Dibuja un tren en en el patio ya sea con gis, cinta u otro material.
Escribe diferentes sílabas en vagones individuales (por ejemplo, MA, PA, TA, ME, PE, TE).
Prepara tarjetas con palabras sencillas que contengan las sílabas trabajadas (por ejemplo, MAMA, PAPA, TATA, MESA, PERRO, TELE). Procura que sean palabras del contexto inmediato del niño.
Presenta el tren a los niños y explica que cada vagón representa una sílaba.
Muestra una tarjeta con una palabra y pídeles que identifiquen las sílabas que la componen.
Invita a los niños a buscar los vagones con las sílabas correspondientes y a colocarlos en el orden correcto para formar la palabra.
Anima a los niños a crear sus propias palabras utilizando las sílabas del tren.
Puedes agregar más vagones con diferentes sílabas para aumentar la dificultad de la actividad. Incluso puedes usar sílabas complejas (PR, PL, TL, TR, etc.).
Recursos / materiales:
Tarjetas con palabras sencillas
Gises, cinta de color, marcadores.
Relación con el método:
Fomenta la conciencia silábica: Al segmentar las palabras en sílabas, los niños desarrollan una mayor conciencia de la estructura de las palabras.
Relaciona sonidos y letras: Al asociar las sílabas con las letras, los niños refuerzan la correspondencia grafema-fonema.
Es lúdica y motivadora: El formato del tren y la creación de palabras hacen que la actividad sea divertida y estimulante lo que atrae la atención del alumno y facilita el proceso de aprendizaje.
Es progresiva: La dificultad de la actividad se puede ajustar añadiendo más sílabas o utilizando palabras más complejas.
Arriola Hernández, M. C. M. (2014). PALEM: una alternativa para la formación de lectores activos. Revista Electrónica Educare, 18(2), 27-42 ESENAM (2016).
PALEM: PROPUESTA PARA EL APRENDIZAJE DE LA LENGUA ESCRITA. recuperado de https://enesam2016educacion.blogspot.com/2016/01/palempropuesta-para-el-aprendizaje-de.html