Juana Bignozzi
Poemas

mientras mis colegas escriben los grandes versos de la poesía argentina

yo hiervo chauchas balina

señora me dijo el verdulero ni anchas ni finas pura manteca

también me dedico a otras alegrías la exposición sobre las guerras de brigadier y su época

ni un alma mirando

afuera la gente pasea al sol en puerto madero

sin saber que en la sala

los mapas las modas las costumbres

la magnífica sangre que pintó bernaldo

podrían explicarles quiénes son

y estamos sólo nosotros

entre ingenuos y esnobs

casi todo me ha sido robado

pero la cocina y sus nobles productos y el viento de tormenta aún sin desatar

entre la brutalidad de las nuevas costumbres sociales

y un cierto exceso de papel impreso

tengo yo también un exceso de propiedad

desde mi ventana

este viento de comienzos de la noche

y la cúpula del congreso

siguen siendo míos

rodeada de creadores que oscilan

entre la jactancia y la humillación

no digo soberbia

porque es un pecado mayor de almas mayores

rodeada de treintañeros que se vuelven cuarentones cincuentones

y se colocan en el umbral técnico de la vejez

suelo creer que me rodea gente a la que alguien contó una historia

en la que no entraba la jerarquía del escenario

la nitidez de la palabra

ni la respuesta a la eterna pregunta

¿quién soy yo en este oficio

y en éste mi espejo?

los grandes poetas escriben sin el corazón

los frívolos sin el alma

los triunfadores narrativos sin el pensamiento

los magísters de jóvenes

los que aspiran al lugar del privilegio

que abandonan los lúcidos sin ideología

y un mínimo grupo de solitarios sin música

con el gran sueño de una clase un líder un país

leo siempre en las poetas invocaciones a la madre

y vengo a excusarme a decirte que aún hoy

ya casi en el final

no sé qué protección esperar más que

los mitos que implacablemente me impusiste

leo en las poetas

madre del horror ampárame en tu mundo sin dolor

pero vos marcabas mi vida para la verdad

el desamparo

y yo sólo puedo disculparme y arrepentirme de no haber caído

por miserable

en todos los abismos que soñabas para mí