Juana Bignozzi
De 2 a 5 de la mañana no duermo
cuando por desgracia estoy en mi cama a esa hora
no duermo
excelente momento
en el corazón de la noche
para escucharla
y escuchar sobre todo a los que se fueron
a los que no vuelven
a los que combato
nunca pienso en los amigos
jamás pensé en las cosas seguras
no escucho las maravillas del maestro rubén
no hay carruajes a veces hay un ascensor
pero recuerdo tanto
escenifico respuestas desprecios que ejerceré
pienso cómo luchar
espero el ruido del avión de las cinco y media de la
mañana
me duermo como si fuera en los aviones que amé
y ya se han acabado
pienso que en ese silencio
alguien estará escribiendo la gran poesía de mi ciudad
escribiendo a solas como yo escribía en Saavedra
imagen oculta de esa muchacha que fui
ahora visita de la madrugada
pienso en esa persona desconocida
luchando por salir de un universo de horizonte cerrado
y escribiendo escribiendo y con sus palabras
letra a letra ganando para siempre una guerra
el problema es que apenas me duermo sueño
ascensores en el vacío barcos a los que no llego
estoy a tres cuadras de casa y olvido todo
por dónde ir el número al que llamar
y viejos amigos con los que me siento en las escalinatas de
un palacio
que fue nuestro
¿debemos tomarlo lo añoramos?
y esa magnificencia estalla en fuego
y yo hablo con él que sólo es uno o dos
siempre tiene un nombre u otro
en medio de los pedazos que caen sobre nosotros
y seguimos hablando
en esos sueños he visto caer a grandes que conocí
he visto caer coronas laureles y premios
no he visto caer jamás el recuerdo
ni sus caras jóvenes
sólo es frágil la gloria en la que viven
tenemos una foto actual
lo comido por lo servido
olvidemos balances
es eterna la materia de nuestra vida
si hubiera sabido pintar flores
si hubiera tenido la gracia del color
si hubiera sabido recortar flores
en papel de diario en hojalata
habría ofrecido al mundo un sueño de alegría
y a mi vida un sueño de gloria y de destino
ahora pienso
si compro flores de yeso y las pinto
podré dejar de leer poemas
agasajar a los que amo
y ser reclamada en las fiestas
sin agobiar con palabras duras y recordatorias
que suelen ser compañía de algunos silenciados
las pocas veces que he dicho ahora o nunca
siempre fue nunca
para mi alivio y respiro
descanso en mis amigos
las mañanas con la música en El Corte Inglés
Isabella Rossellini vende intensas sombras de ojos
¿sombras de Strómboli?
la parafarmacia ofrece varios arkopal según la angustia
del sueño
no conciliarlo despertarse a la misma hora en la
madrugada
¿murió él a esa hora?
dormirse cuando llega la luz
y se borra la imagen de los años que quedan por venir
cápsulas para eliminar esos mínimos momentos de
realidad
una poeta compra algún color una ensalada danesa
y podría comprarse lo único que quiere
ese vestido de lentejuelas
pero ya nadie de su generación se pone vestidos de
lentejuelas
y siguen los extraños en la noche de la que nunca dejaría
de ser mi gran ciudad
en la noche de una mujer que nunca iba a estar sola
no hablo de la soledad del alma
ésas son cosas de poetas
llamo soledad a cenar sola en mi ciudad
a pasear sin compañía por el rosedal
me saco los anillos de los símbolos y las fechas
los pongo sobre la mesa
pongo sobre la mesa los años de mi vida
y trato de escribir unas palabras fuera del ruido
para que alguien las lea sin temor
para que alguien borre la inmediatez
y recupere una ausencia una ciudad una calle
en la que pueda ser eterno