Escuela de Birmingham

La Escuela de Birmingham explora las culturas jóvenes y obreras, así como los contenidos y la recepción de los medios de comunicación. Por ejemplo, algunos historiadores analizan las manifestaciones de las múltiples resistencias populares. Estas investigaciones tienen un carácter precursor. Lo que constituye inicialmente un foco marginal de investigación, situado entre el mundo académico y las redes de la nueva izquierda británica, conoce una expansión considerable a partir de los años 1980. Les trabajos se extienden gradualmente a los componentes culturales vinculados al género, a la etnicidad y a las prácticas de consumo. Consiguen una difusión planetaria. Pero, esta expansión se acompaña de ciertas rupturas, ya que los oponentes de ayer acceden a cargos de responsabilidad en el mundo académico. Su inspiración teórica debe hacer frente a la desvaloración del marxismo y al auge de nuevas ideologías y teorías así como a los efectos de los cambios sociales: revalorización del sujeto, rehabilitación del placer vinculado al consumo de los medios de comunicación, fortalecimiento de las visiones neo-liberales o aceleración de la circulación mundial de los bienes culturales. Si los cultural studies siguen siendo un paradigma, poco tienen que ver con sus inicios. Poco a poco, ponen el énfasis en la capacidad crítica de los consumidores, cuestionan el rol central de la clase social como factor explicativo y valoran nuevas variables: la edad, el género e la identidad étnica.

Llevados por la dinámica de su éxito, que se traduce especialmente por la multiplicación de las revistas, de los libros y de los manuales, y por la creación en numerosos países de departamentos de Cultural studies, conocen nuevas inflexiones. Estas se traducen por la expansión constante de su territorio que engloba unos objetos descuidados hasta entonces por las ciencias sociales: consumo, moda, identidades sexuales, museos, turismo o literatura. Los planteamientos más radicales de estas investigaciones reivindican a partir de entonces un estatus de "anti-disciplina". El término marca el rechazo de las separaciones disciplinares y de las especializaciones y la voluntad de combinar las contribuciones y los cuestionamientos provenientes de los saberes mestizados, la convicción de que lo que está en juego en el mundo contemporáneo necesita ser cuestionado a partir del enfoque cultural. No obstante, esta iniciativa genera un debate puesto que el término de disciplina es también sinónimo de seriedad, de control y de respeto de las reglas.

Es en 1964 cuando se funda el Centro de Estudios Culturales Contemporáneos, del que Herbert Richard Hoggart (Leeds, 24 de septiembre de 1918 − 10 de abril de 2014) fue director hasta 1969. 

                    Raymond Williams

                         Stuart Hall

                   Richard Hoggart

                         Peter Burke

                         John Ellis

                    Rosalind Coward