Contexto

Para empezar...

En este tema se estudia el contexto, las causas y las consecuencias de la Guerra de los Ochenta Años. A través de este hecho histórico obtendrás una visión global de la Europa de la Edad Moderna.

La rebelión de los Países Bajos tuvo lugar desde 1568 y hasta 1648, iniciándose con las revueltas de flamencos calvinistas contra el poder absolutista y centralista de Felipe II y terminando, simultáneamente a la Guerra de los Treinta Años, siendo Felipe IV el monarca español, con la firma del Tratado de Westfalia (Münster, 1648), mediante el cual los Países Bajos consiguieron la independencia definitiva de la Monarquía Hispánica.

Mas detalladamente...

La rebelión de los Países Bajos se contextualiza en los siglos XVI y XVII en el Imperio español gobernado por los Austrias.

Los Países Bajos incluían lo que hoy en día es Bélgica, Holanda, Luxemburgo y el noreste de Francia y estaban divididos en 17 provincias.

En Europa durante la Edad Moderna, hubo un cambio de tendencia económica, pasando de una economía típicamente agrícola al auge de la artesanía y el comercio internacional, favorecido por la existencia de grandes imperios que traspasaron fronteras y sobre todo por la colonización de los territorios de las Indias.

A partir del siglo XVI cobró mucha fuerza en Europa la ideología protestante, dando lugar a lo que se ha conocido como la Reforma protestante. El luteranismo, iniciado por el monje alemán, Martín Lutero y también el calvinismo (promovido por el francés Jean Calvino) tuvieron especial importancia en el norte y centro de Europa (principalmente en los países escandinavos, el Sacro Imperio Romano-Germánico, los Países Bajos y Francia -donde se apodaron "hugonotes" a los protestantes-). Este auge protestante fue una de las causas principales de la rebelión de los Países Bajos, que utilizó parte de la nobleza neerlandesa de las provincias del norte para oponerse a la Monarquía Hispánica, que defendía con vehemencia la uniformidad religiosa católica.

En 1555 Carlos I abdicó, cediendo a su hermano Fernando II el Sacro Imperio Romano-Germánico y a su hijo Felipe II, el resto de los territorios que se hallaban bajo el dominio de la Monarquía Hispánica (incluyendo todas las posesiones de ultramar) y algunas posesiones europeas como los Países Bajos, Milán, Nápoles y Sicilia y algún enclave en África. Desde ese momento los súbditos de los Países Bajos vieron a Felipe II como un rey extranjero, ajeno a la problemática de su territorio y sobreprotector de Castilla, en detrimento de los privilegios holandeses.

Por lo que a partir de la abdicación de Carlos I empezaron a surgir recelos contra la Monarquía Hispánica de Felipe II, centralista y defensora a ultranza del catolicismo, que derivó en la Guerra de loa Ochenta Años o Guerra de Flandes (1568-1648), que fue un conflicto que se dilató a lo largo de los reinados de Felipe II, Felipe III y Felipe IV.