La pesca a Calafell

En la playa de Calafell había habido, como dicen los pescadores, mucha madera (...) Entre treinta y cuarenta y cinco parejas de bou; más de ochenta veleros de arrastre de sesenta a setenta palmos de eslora. Su mantenimiento ocupaba todo el año a varios calafates y a una familia de veleros (...) Las distintas embarcaciones, cuando estaban todas varadas, cubrían en dos hileras trescientos metros de playa (...) Antes de que instalasen el varadero mecánico, cuando las sacaban a tierra con troncos de caballo y parejas de bueyes, ocupaban más espacio, estaban más desparramadas.

diu en Carlos Barral al seu llibre Años de penitencia. Memorias I, 1975


La pesca ha estat un dels eixos fonamentals de l’economia calafellenca al llarg dels dos darrers segles. Entre el final del segle XVII i el principi del segle XIX, la majoria de pescadors eren pagesos que anaven a mar i que no residien a la platja, sinó al nucli del poble. Cap a al finals del segle XIX, els pescadors s’establiren d’una manera permanent a la platja, en molts casos procedents de municipis veïns, atrets per les bones condicions que oferia per a la pesca la costa calafellenca.

Als anys vint la platja de Calafell era de les que tenia més “fusta” de tot el litoral: la flota estava formada per 108 barques, totes a vela i rem.

En la playa de Calafell había habido, como dicen los pescadores, mucha madera (...) Entre treinta y cuarenta y cinco parejas “de bou”; más de ochenta veleros de arrastre de sesenta a setenta palmos de eslora. Su mantenimiento ocupaba todo el año a varios calafates y a una familia de veleros (...) Las distintas embarcaciones, cuando estaban todas varadas, cubrían en dos hileras trescientos metros de playa (...) Antes de que instalasen el varadero mecánico, cuando las sacaban a tierra con troncos de caballo y parejas de bueyes, ocupaban más espacio, estaban más desparramadas.

dice Carlos Barral en su libro Años de penitencia. Memorias I, 1975


La pesca ha sido uno de los pilares fundamentales de la economía calafellense a lo largo de los dos últimos siglos. Desde finales del siglo XVII hasta los inicios del siglo XIX, la mayoría de los pescadores eran campesinos que salían a la mar y que no residían en la playa, sino en el núcleo del pueblo alto. Hacia finales del siglo XIX los pescadores se establecieron de forma permanente en la playa, en muchos casos procedentes de municipios vecinos, atraídos por las buenas condiciones para a la pesca que ofrecía la costa calafellense.

En la década de 1920 la playa de Calafell era de las que tenía “más madera” de todo el litoral: la flota estaba formada por 108 barcas, todas de vela y de remos.