Las colecciones de vidrio en España:

del pequeño coleccionista al gran museo


Colección de la familia Cerralbo. Vidrios en la casa-palacio de los Marqueses en Madrid

Cristina Giménez (Museo Cerralbo)

Don Enrique de Aguilera y Gamboa (1845-1922), XVII marqués de Cerralbo fue un personaje clave en la historia del cambio de siglo en España. Estudió leyes y filosofía y letras y fue el delegado de don Carlos de Borbón y Austria Este, el Duque de Madrid. Durante el exilio de este en Venecia, los Marqueses fueron a visitarle con frecuencia y este es el motivo por el que, entre las cerca de 200 piezas de vidrio que se conservan en el Museo, muchas de ellas procedan de Murano.

Su matrimonio con Inocencia Serrano y Cerver, Marquesa consorte, aportó también a la familia importantes piezas de artes decorativas que ella poseía en su casa de la calle Pizarro. Contrajeron matrimonio ocho años después de que ella enviudara y los hijos de su primer marido: Antonio y Amelia del Valle Serrano, marqueses de Villa-Huerta, aportaron también obras de interés a la colección, como se verá en el Seminario.

Tanto don Enrique como Amelia dejaron constancia en sus testamentos (1922 y 1927 respectivamente) su deseo de legar al Estado gran parte de sus bienes, especialmente las colecciones de arte, arqueología, libro antiguo y artes decorativas, conservadas en el palacio de la calle Ventura Rodríguez de Madrid.

En el Museo Cerralbo, institución estatal de gestión directa de la Subdirección General de Museos Estatales del Ministerio de Cultura y Deporte, se conservaron piezas de vidrio y cristal muy interesantes de muy diversa cronología, factura y procedencia, entre las que destacan las lámparas, jarrones o cornucopias de La Granja y Venecia.

Desde los ungüentarios y otros vidrios arqueológicos que dan fe del gusto del Marqués por esta disciplina, hasta las vidrieras: las del palacio, destruidas de las que solo nos queda constancia documental, y las que se exponen, procedentes del monasterio cisterciense de Santa María de Huerta (Soria), pasando por obras europeas, encontramos un variado abanico de objetos que nos hablan de la especial atención que los Marqueses prestaron al vidrio y al cristal al decorar su casa-palacio.

Las estancias del piso principal hoy están literalmente recuperadas y en ellas merecen especial mención las arañas de La Granja y de Murano del siglo XIX. La rica colección de piezas de micromosaico se encuentra repartida entre el piso principal y el del entresuelo, vivienda de la familia, donde los espacios se ha recreado. En una de sus estancias más emblemáticas, el salón de confianza, destaca una espectacular lámpara veneciana del XIX con forma de góndola.