Al final de la Edad Media, aparece un nuevo tipo de cartografía, los mapas o cartas portulanas. Estas cartas son la consecuencia del gran impulso que a partir del siglo XIII alcanzó la navegación en el Mediterráneo. Obtienen su mayor perfección en los siglos XIV y XV, gracias a la labor de italianos, catalanes y mallorquines, aunque a partir del XVI con el desarrollo de la cartografía moderna empezaron a decaer. Se basan en mediciones hechas con brújula y se caracterizan porque su escala varía entre la 1:5.000.000 y la 1:3.000.000, y porque están cubiertos por muchas líneas ixodrómicas que radian desde una gran rosa da los vientos. Además, los portulanos, están orientados al norte magnético (y no al geográfico), en ellos no hay rótulos en las zonas emergidas (sólo escudos, banderas, retratos de reyes o simplemente están en blanco), pero sí que aparecen muchos topónimos en las costas (puertos, cabos, golfos y cualquier otro accidente costero), y casi todos representan la misma zona: el Mar Mediterráneo y el Mar Negro
Los portulanos fueron una idea de los capitanes de la flota genovesa del siglo XIII. El más antiguo es la carta de Pisa o carta Pisana (alrededor de 1275 - 1300), pero la carta portulana más famosa es el Atlas Catalán, de Abraham y Jafurda Cresques (o Atlas de los Cresques) del año 1375. Esta obra está compuesta por 12 hojas de 70 x 50 cms., y difiere del resto de portulanos por su calidad y porque abarca una gran extensión de terreno.
Fragmento del Atlas català por Cresques Abraham, Bibliothèque Nationale de France.
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