La pandemia del COVID-19 tuvo un impacto terrible en la educación a nivel general, afectando de manera desproporcionada a la educación rurales y a los estudiantes de bajos recursos. Durante el cierre de escuelas, la falta de acceso a recursos tecnológicos y la brecha digital se acentuaron, lo que resultó en una pérdida significativa de oportunidades educativas para los estudiantes de áreas rurales. Esta situación generó una brecha en el aprendizaje que amenaza con tener consecuencias a largo plazo en el desarrollo y en la equidad educativa. Por ende, el Ministerio de Educación Nacional (MEN) encontró como alternativa el Programa Viva la Escuela que busca incidir en el mejoramiento del bienestar socioemocional de los niños y niñas.
Es así, como este informe nace de la necesidad de registrar la experiencia vivida de la practica pedagógica de un voluntariado de tres meses en una zona rural del municipio de Aránzazu, caldas; en la cual se implementó la metodología dialógica que promueve la participación activa de los estudiantes, el pensamiento crítico. Por ello es importante, analizar de manera critica lo observado en el contexto, igualmente describir el cambio como maestra y persona que se tuvo durante este proceso, además de contribuir a la literatura educativa y a la práctica, al ofrecer un caso de estudio que demuestra la combinación de la metodología dialógica y el voluntariado pueden lograr un cambio considerable en la educación, para poder mirar hacia el futuro probando nuevas estrategias que busca que el estudiante sea autónomo e igualitario con el apoyo de familia, compañeros y maestros.