Los planetas

Observar los planetas

Mientras que las estrellas permanecen en posiciones fijas en el cielo a lo largo del año, los planetas están en movimiento en torno a Sol a una distancia mucho más próxima a nosotros, por lo que su posición sobre el cielo estrellado es cambiante. Los astrónomos griegos ya percibieron este movimiento y llamaron a estos objetos planétes (πλανήτης), que significa ‘vagabundos’. Por ello, para localizarlos, necesitaremos una herramienta de representación del cielo en tiempo real como Sky Map para Android, Star Walk para iOS o Stellarium para Windows.

Los planetas brillan porque reflejan la luz solar, no tienen ninguna fuente de iluminación propia. A simple vista se puede diferenciar de las estrellas porque éstas, por su lejanía, se ven como puntos de luz que titilan debido a las perturbaciones de la atmósfera. Sin embargo, los planetas, al estar más cerca, se ven mayores y no se ven afectados por dichas turbulencias, por lo que no titilan, sino que su iluminación es continua.

Los 8 planetas que forman parte de nuestro Sistema Solar presentan composición y tamaños muy diferenciados en función de su distancia al Sol:

  • Planetas rocosos (50-250 millones de km): Mercurio, Venus, Tierra y Marte.

  • Gigantes gaseosos (800-1.400 millones de km): Júpiter y Saturno.

  • Gigantes helados (3.000 - 4.500 millones de km): Urano y Neptuno.

Además de ellos, hay muchos otros cuerpos girando en torno al Sol, aunque de menor tamaño, la mayoría incluidos en el Cinturón de asteorides (situado entre Marte y Júpiter) o el Cinturón de Kuiper (más allá de Neptuno, del que forma parte el planeta enano Plutón). Finalmente, hay otros cuerpos con órbitas libres que aparecen periódicamente en nuestro cielo como son los cometas, masas de hielo y roca que vagan por el espacio con una órbita generalmente muy grande y que generan su característica cola al evaporarse parte de sus materiales cuando se acercan al Sol y podemos verlos.

Los componentes de nuestro Sistema Solar: el Sol, los 8 planetas, los cinturones de asteroides y los cometas (Fuente).

Mercurio y Venus

Ambos son planetas interiores a la Tierra, es decir, siempre que miramos hacia ellos estamos mirando en dirección al Sol. Por ello, sólo podemos verlos cerca de éste cuando su luz no es tan fuerte, esto es, en las primeras horas del atardecer y del amanecer. Mercurio es muy difícil de ver precisamente por estar demasiado cerca del Sol, ya que se oculta rápidamente junto a él bajo el horizonte. Pero Venus alcanza suficiente altura y se ve como el objeto nocturno más brillante del cielo después de la Luna, por lo que se conoce como el "lucero" del alba o del atardecer.

Por ser planeta interiores, ambos pasan entre el Sol y la Tierra en su movimiento, al igual que la Luna, por lo que también presentan fases. Y cuando Sol, planeta y Tierra están alineados, se produce lo que se denomina tránsitos o pasos del planeta frente al Sol, observables con telescopio y con los filtros adecuados. Los tránsitos planetarios son el equivalente a los eclipses lunares, pero al estar los planetas mucho más lejanos a nosotros y próximos al Sol, la ocultación que producen es mínima, un pequeño punto sobre el disco solar.

En cuanto a su composición, ambos tienen una estructura similar a la de la Tierra, con un núcleo metálico rodeado de un manto rocoso. Curiosamente, el más caliente es Venus pese a estar más lejos del Sol, debido a que tiene una atmósfera extremadamente densa (90 veces la presión de la Tierra), formada por dióxido de carbono y ácido sulfúrico, que producen un acusado efecto invernadero. Es de hecho el planeta más caliente del sistema solar, con una temperatura media tan alta (464ºC) que hasta el plomo se derretiría en su superficie. Ninguno de ellos tiene satélites naturales.

Venus y Mercurio compitiendo con una de las estrellas más brillantes (Spica) y con la Luna al amanecer (APOD 2020). En el medio fases de Venus en su movimiento (APOD 2005) y el mismo planeta pasando frente al Sol durante un tránsito (Wikipedia).

Marte

Marte recibió este nombre en honor del dios romano de la guerra, equivalente del griego Ares y tienes dos pequeños satélites (Fobos y Deimos) nombrados como los hijos de éste. También se le conoce como el "Planeta rojo", por el tono rojizo que le da el abundante óxido de hierro que hay en su superficie y que provoca que, a simple vista, se muestre como un punto rojizo muy brillante. De hecho, a la gigante roja Antares (estrella de verano, en Escorpio) se la denomina así porque compite en brillo con Marte/Ares, haciendo de "anti Ares".

Su tamaño es la mitad que la Tierra y tiene atmósfera, pero muy fina. Ésta es incapaz de generar efecto invernadero por lo que, al estar más alejado del Sol que la Tierra, es un planeta frío, con temperaturas entre 20ºC y -150ºC. Además, tampoco puede retener el agua, por lo que la que hay se encuentra en forma de hielo, sobre todo en los polos.

Marte tiene el volcán más alto del Sistema Solar, el Monte Olimpo, con una base asimilable a toda Francia (¡en un planeta la mitad que la Tierra!) y una altura de 23km. Al telescopio se ve como una mancha blanca debido a las nubes que se arremolinan en torno al pico.

A la izquierda, Marte saliendo del horizonte a la izquierda, con su característico brillo rojo frente al resto de estrellas y la Vía Láctea (APOD 2018). A continuación, el planeta visto con un telescopio amateur de 20 cm de diámetro, donde ya se distingue el hielo de los polos (F. Santos, 2021). Por último, panorama marciano (disponible en 360º) realizado por la sonda Curiosity, que aterrizó allí en 2012 y todavía sigue activa.

Júpiter y Saturno

Júpiter es el planeta más grande del Sistema Solar (1.300 veces mayor que la Tierra) y recibe su nombre del dios de dioses romano, equivalente del griego Zeus. Saturno es el equivalente de Cronos, el dios de la agricultura y padre de Zeus. Ambos son gigantes gaseosos, es decir, no tienen superficie rocosa sino que están formados por gases (principalmente hidrógeno y algo de helio) cada vez más denso, hasta que se hace líquido a medida que nos acercamos al núcleo.

En el cielo, Júpiter es un planeta muy brillante, sólo superado por Venus. Con unos prismáticos o un sencillo telescopio ya pueden apreciarse sus 4 lunas principales (aunque tiene en torno a 80): Io, Europa, Ganímedes y Calisto. Aparecen siempre alineadas, porque sus órbitas están todas sobre un mismo plano por efecto de la gravedad del gigante. A grandes aumentos pueden verse bandas de gases de distintos colores en su superficie (delimitadas por vientos de hasta 400km/h) y otros fenómenos como la Gran Mancha Roja, un anticiclón mayor que la Tierra que se mantiene desde hace al menos 200 años.

Y qué decir de Saturno, el rey del cielo. Sus anillos tienen un diámetro de 300.000km pero un espesor medio de sólo 1km y están compuestos por fragmentos de roca y hielo, de tamaño variable desde un grano arena hasta una casa. En realidad, son varios anillos con distintas características, destacando la División de Cassini, una separación de 4.700km entre los dos más prominentes. También tiene en torno a 80 satélites, destacando Titán, el mayor de ellos, porque es el único satélite del Sistema Solar con atmósfera importante y se cree que pudiera tener agua líquida.

A la izquierda, la conjunción de Júpiter (más brillante) y Saturno de 2020 (NASA). En el medio, Júpiter tal y como se podría ver con unos buenos prismáticos o un telescopio pequeño (Jon Greif 2019). Finalmente, Júpiter (con la Gran Mancha Roja) y Saturno (con la División de Cassini), tal y como pueden verse con un telescopio amateur de 20 cm de diámetro (F. Santos 2020).

Urano y Neptuno

Los gigantes helados tienen una composición con predominancia de gases más pesados que el hidrógeno y el helio, como el metano, que les da un color azulado. Su núcleo está compuesto de hielo y roca. Urano recibe su nombre del dios romano del cielo y padre de Saturno (que recordemos que era a su vez padre de Júpiter), mientras Neptuno lo hace del dios del Mar. Ninguno de ellos es visible a simple vista, por lo que quedan fuera del alcance de nuestra Guia Láctea.

Es todo, recordad que a los planetas hay que identificarlos en el cielo con vuestra herramienta o aplicación favorita y cada uno tiene unas características que lo hacen único: el brillo de Venus, el color de Marte, los satélites de Júpiter, los anillos de Saturno... ¡Espero que esta guía os ayude a disfrutarlos!