El cielo de verano

Hacia el Norte

Vamos a situamos de la forma más fácil, busca la Osa Mayor hacia el Norte, que aparecerá como un cazo en posición vertical. Esta constelación tiene un secreto, y es que la estrella más elevada del “mango”, llamada Mizar, es en realidad una estrella doble y, al observarla detenidamente, se desdobla en dos, revelando a su pequeña acompañante Alcor. Los ejércitos árabes y persas utilizaban en la antigüedad la capacidad de ver ambas como prueba de buena visión para arqueros y vigías.

Alargando la línea de las dos estrellas frontales del cazo aproximadamente 5 veces, llegarás a la Estrella Polar. Esta estrella coincide con la prolongación del eje de rotación de la tierra y por ello está siempre ahí, marcando el Norte en cualquier época del año y a cualquier hora (incluso de día, si pudiéramos verla). La Polar forma parte de la constelación de la Osa Menor que, pese a ser muy conocida, es poco visible.

Continuando la línea anterior otras 5 veces, llegarás a la gran W que forman las estrellas de Casiopea, madre de la princesa Andrómeda según la mitología griega, constelación que veremos en otoño. Todas estas constelaciones que hemos mencionado hasta ahora se denominan circumpolares porque, por estar cerca de la Polar, tampoco se ocultan nunca y las podemos ver durante todo el año girando alrededor de ella.

En verano hay una constelación que cobra gran importancia, Perseo, porque es de donde parecen venir la lluvia de meteoros conocidas como Perseidas, cuyo pico de actividad se recoge en torno a San Lorenzo (10 de agosto). En realidad, lo que sucede es que en esas fechas la Tierra atraviesan los restos de la cola del cometa Swift-Tuttle y lo que vemos son partículas del tamaño de un grano de arena de que atraviesan la atmósfera a más de 200.000km/h. Para localizar Perseo basta continuar la parte central de Casiopea hacia el suelo. Empieza muy baja, pero irá subiendo hacia el cénit a lo largo de la noche, ¡el mejor momento es de madrugada!

Hacia el cénit

A continuación vamos hacia el cénit, el punto más alto del cielo, nuestra vertical. Muy cerca de este punto verás una estrella muy brillante, es Vega, la tercera estrella más brillante que podemos ver desde nuestra ubicación, después de Sirio y Arturo. Vega es muy cercana a nosotros, está a sólo 25 años luz y, hace 14.000 años (finales del Paleolítico), era la estrella que marcaba el Norte celeste, por el movimiento de precesión del eje de rotación terrestre. Pertenece a la constelación de Lira, un débil paralelepípedo que podrás ver si tienes buen cielo. A partir de Vega, lo más sencillo para orientarse es buscar el Triángulo de verano, un triángulo rectángulo con Vega en el ángulo recto y dos estrellas muy brillantes en los otros vértices: Deneb y Altair.

Deneb es la estrella más lejana que podemos ver a simple vista. Está a 3.000 años luz de nosotros, y menos mal, porque es tan descomunal (200.000 veces más brillante que el Sol) que, si estuviera a una distancia como Vega, iluminaría todo el cielo nocturno. Su nombre viene del árabe cola (comparte raíz con Denébola, la cola de Leo) y de ella parte la majestuosa constelación del Cisne. La identificarás fácilmente buscando las 3 estrellas del punto medio que serían las alas abiertas.

Por último Altair, la estrella más al Sur del Triángulo de verano y también la más cercana a la Tierra de las 3, permite identificar la constelación del Águila, con una forma similar a la del Cisne, que recuerda al animal en que se inspira, pero más débil.

Hacia el Sur

Mirando hacia el Sur, es decir, de espaldas a la Polar, nos encontramos en las tardes de verano con dos constelaciones muy fácilmente reconocibles. Muy cerca del suelo, veremos Escorpio, con una forma retorcida que realmente recuerda a la cola de un escorpión, con la gigante roja Antares marcando la cabeza, de la que parten las estrellas que representan las pinzas. El nombre de Antares viene del griego anti Ares, que significa "rival de Marte", porque es tan roja y tan brillante que rivaliza con el planeta, que además pasa muy próximo a ella cada 2 años. Escorpio representa al escorpión que picó y mató al cazador Orión, la maravillosa constelación de invierno.

A la izquierda de Escorpio podemos reconocer fácilmente la constelación de Sagitario por su forma de tetera. Representa al centauro Quirón, tutor del héroe Jasón, el líder de los Argonautas. La estrella más brillante de la constelación es Nunki, cuyo nombre viene directamente de los antiguos sumerios y a día de hoy nadie sabe qué significa.

Por último, como si fuera el humo que sale de la tetera de Sagitario, vemos una franja iluminada en el cielo, que no es otra cosa que nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, vista de perfil. Todas las estrellas que vemos en el cielo forman parte de ella y, cuando miramos hacia esta franja, estamos mirando hacia el centro de la galaxia. Esa banda blanquecina, como lechosa (de ahí el nombre que le pusieron los romanos), no es otra cosa que el brillo unido de las miles de millones de estrellas que la forman.

A la izquierda vemos una representación de la Vía Láctea (Wikipedia), con su forma de espiral barrada de varios brazos, en uno de los cuales está marcada la posición del Sistema Solar. A la derecha, vista de la vía láctea con buen cielo (APOD 2016), donde se puede distinguir Sagitario, como una tetera justo antes del inicio de la primera montaña, la cola enroscada de Escorpio entre las montañas y la roja Antares en la parte superior.

El verano es una etapa estupenda para observar el cielo, por la variedad de constelaciones que aparecen en distintas zonas, el añadido de la Vía Láctea y el buen tiempo que hace. ¡Espero que esta guía os ayude a disfrutarlo!