Integrantes: Caroll Lema Cuesta, Jésica Edith Tapia Reyes, Josefina Vizcarra, Mariana Di Blasio, Verónica Camors y Wolda Ponce
Moderadora: Selene Queirolo
Reflexiones
Consideramos que esos datos faltan por muchas razones, la principal es un mundo patriarcal y androcéntrico, que excluye e invisibiliza a determinados grupos sociales. De esta manera, eso también se ve reflejado en la construcción de datos e información no solo oficial, pública y/o estatal sino de otros organismos que producen información. Asimismo, creemos que la mirada interseccional es clave para entender por qué la violencia económica, en este caso, afecta principalmente a grupos minoritarios (racializados, disidentes, que realizan tareas de cuidados, adultos mayores, diversidades funcionales, género), pero que en gran medida componen al grueso de las poblaciones en sus diversidades. Ocultando de manera estructural la desigualdad en donde las poblaciones son catalogadas o segmentadas por índices económicos.
Además, se silencian estos datos de manera estructural, ya que, por ejemplo, el territorio chileno está centralizado tanto en ciudades versus capital como zonas urbanas y rurales, se representa así dentro de la ética económica capitalista, un macro recurso a nivel internacional y cuya centralidad le permite controlar mejor a través del Estado, todos los recursos naturales económicos a través de la política y los organismos económicos. La fractura social que supone una dictadura en todo orden de cosas, también reproduce falta de unidad, así como la privatización económica de los accesos básicos (como la vivienda, la salud, la educación), lo que significa que esta violencia se reproduce estructuralmente, llenando el bolsillo de muy pocos y afectando a muchos.
Como fue mencionado, lo que se silencia es el carácter estructural de esta forma de violencia, íntimamente ligado al sistema patriarcal. La violencia económica no es un hecho aislado: está sostenida por desigualdades históricas donde las mujeres tienen menor acceso a la propiedad de la tierra, enfrentan brechas salariales, dificultades para concluir su educación, y una carga desproporcionada de cuidados no remunerados. La omisión de estas raíces reproduce la idea de que la violencia económica es un problema individual o doméstico, cuando en realidad está entretejida con condiciones sociales y económicas más amplias. Documentar sólo las manifestaciones más evidentes de esta violencia contribuye a mantenerla en la sombra y a perpetuar la desigualdad que la origina.
También, faltan estos datos porque la violencia económica continúa siendo una forma de violencia poco visibilizada y comprendida, a pesar de su impacto profundo en la vida de las mujeres. Este tipo de violencia se manifiesta de manera silenciosa y cotidiana a través del control de los ingresos, los bienes y las decisiones financieras, muchas veces en el entorno más íntimo. Al no incluir prácticas como el control de tarjetas bancarias, claves digitales, aplicaciones financieras o el acceso desigual a recursos tecnológicos, se ignoran formas contemporáneas de control económico que limitan la autonomía de las mujeres y refuerzan su dependencia.
Propuestas: ¿qué habría que registrar y cómo?
La construcción de los instrumentos de indagación también tienen que ser pensados desde una perspectiva de géneros y derechos humanos, que no deje por fuera la trayectoria vital de ciertos grupos sociales. Como por ejemplo: los censos nacionales, en Argentina la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), entre otros.
Propuestas: ¿qué habría que registrar y cómo?
La construcción de los instrumentos de indagación también tienen que ser pensados desde una perspectiva de géneros y derechos humanos, que no deje por fuera la trayectoria vital de ciertos grupos sociales. Como por ejemplo: los censos nacionales, en Argentina la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), entre otros.
Preguntas sin respuestas por falta de datos:
Chile
¿Por qué los estudios carecen de una perspectiva interseccional en relación a la violencia económica estructural sobre inversiones públicas (Estado Chileno) en los cuidados de los adultos mayores, casa de larga estancia versus precariedad en las pensiones (privatizadas desde la dictadura)?
Violencia económica por trabajo no remunerado y tareas de cuidado:
Falta de datos para identificar pobreza de tiempo y de ingresos, impacto por maternidad, seguimiento de trayectorias laborales y patrimoniales para mujeres (falta de bases longitudinales). Datos faltantes en desagregación con perspectiva de género LGBTIQNB+.Cuando las bases incluyen género no tienen perspectiva interseccional.
Uruguay
Las bases de datos, en particular en Uruguay, son binarias (sexo mujer/varón), lo cual no nos permite incluir a las diversidades. Tampoco logran una mirada interseccional que considere otras variables para cruzar la información. En general, la población afro, con discapacidad, migrante o población en situación de cárcel, etc. queda afuera para construir datos.
Por otro lado, las bases de datos tienen escasa perspectiva de género y ninguna perspectiva de ruralidad, lo cual limita la indagación sobre esta población. En cuanto a la violencia patrimonial, en la ruralidad, si bien existen datos de la situación de tenencia de la tierra según sexo, no hay datos que puedan captar el uso y control sobre la tierra y los activos vinculados de la producción. Tampoco en relación a la distribución de los ingresos. Además, ¿quiénes son lxs que heredan propiedades?
Perú
El análisis de la base de datos sobre violencia económica en el Perú revela un enfoque centrado en acciones tangibles y materiales que afectan directamente la autonomía financiera de las mujeres e infancias. Se identifican prácticas como la perturbación de la posesión, la limitación de recursos económicos, la evasión de obligaciones alimentarias, y la sustracción o destrucción de bienes personales o instrumentos de trabajo. Estas acciones reflejan un patrón de control y dominación que socava la capacidad de las personas para sostenerse de manera independiente y digna. Sin embargo, la tipificación actual excluye formas más sutiles y del entorno tecnológico, pero igualmente dañinas de violencia económica, como el control de tarjetas de crédito o débito, el acceso restringido a cuentas bancarias, o el manejo unilateral de claves digitales y plataformas financieras. Estas prácticas, comunes en contextos de relaciones abusivas, son difíciles de detectar y denunciar, pero constituyen mecanismos eficaces de aislamiento y dependencia económica. Su ausencia en la base de datos limita la comprensión integral del fenómeno.
Además, la información recolectada no permite identificar los efectos a largo plazo de la violencia económica, tales como el empobrecimiento progresivo, la exclusión del sistema financiero formal, o las secuelas psicológicas y sociales que impiden la reconstrucción de la autonomía. Para lograr una visión más completa y efectiva en la prevención y atención de esta forma de violencia, es indispensable incorporar dimensiones cualitativas y longitudinales en los instrumentos de recolección de datos.
La base de datos presenta un enfoque binario en cuanto a género, lo que impide capturar la experiencia de personas no binarias u otras diversidades que también pueden ser víctimas de violencia económica. No obstante, un aspecto valioso de la base de datos es que sí contempla si la denunciante es migrante, lo cual resulta particularmente relevante en el contexto peruano,donde la migración ha aumentado significativamente en los últimos años. Asimismo, brinda información detallada sobre el perfil sociodemográfico de la denunciante incluyendo edad, nivel educativo, situación laboral, lugar de residencia, si tiene hijos o si está embarazada; lo que permite identificar patrones y contextos de vulnerabilidad específicos. Esta información puede ser clave para diseñar intervenciones más focalizadas y efectivas.
Argentina
En Argentina los datos en relación a la violencia económica se vieron interrumpidos por las políticas neoliberales del nuevo gobierno. Asimismo, se cuenta con datos entre los cuales se observa la medición de deudores alimentarios, y la cantidad de hogares monomarentales como un factor de referencia para medir la violencia económica. Faltaría que se visibilice el acceso a créditos, a la tierra desde una perspectiva no binaria, que tenga en cuenta los diferentes ejes de opresión de mujeres y diversidades.