También es beneficioso establecer sinergias entre ese medio rural -tradicionalmente asociado a la agricultura- y el espacio urbano- gran consumidor de recursos estratégicos y generador de impactos- para establecer sinergias sostenibles e integradas entre ambos. En este sentido, existen tres conceptos básicos que resulta inexcusable considerar en la reflexión sobre el Planeamiento Sostenible: supervivencia, salud y eficiencia (Hernandez Aja, 2010). El diseño urbano -de nueva planta o producto de la reforma o rehabilitación- puede favorecer estilos de vida más saludables al tiempo que mejorar el confort, propiciar el ahorro energético y crear sumideros de carbono, mediante la generación de microclimas urbanos que atenúen los rigores estacionales de una localidad.
La renovación y la rehabilitación de los espacios urbanos supone una oportunidad para reconducir los parámetros erróneamente planteados en el planeamiento urbano de las últimas décadas. Los edificios, grandes consumidores de energía, también pueden rehabilitarse desde el punto de vista del confort y la eficiencia. Recordemos que, en Canarias, la normativa para la eficiencia de los edificios ha tenido una aplicación muy laxa por el erróneo concepto de estar asociada al clima de “la eterna primavera” a pesar del crisol climático que ofrecen las islas dependiendo de la vertiente o la altitud del territorio. Este error ha derivado en ineficiencia y falta de confort en gran parte del parque inmobiliario, donde en ocasiones se está en mejores condiciones de confort en el exterior, que en el interior de los edificios.
El papel de las intervenciones a escala “local” es imprescindible para una lucha global eficaz. La estrategia de la Agenda 21 Local “Piensa globalmente y actúa localmente” y los PACES asociados, deberán ser cumplidos por diversos municipios, entre ellos el de La Orotava. Son ambiciosas iniciativas con el compromiso voluntario de mejorar la eficiencia energética utilizando fuentes de energía renovable. Los firmantes de dicho pacto pretenden superar el objetivo de la Unión Europea de reducir en un 20% las emisiones de CO2 antes de 2020, hasta llegar al 40% en 2030. Y la rehabilitación urbana es una pieza clave para abordar dicha reducción, siendo los edificios municipales los que podrían servir de referencia