Esta ha sido la "clase" que más me ha gustado de todo lo que llevo del máster, y eso que no dije una palabra en las casi dos horas que duró. En todo momento estuve escuchando tanto a María Jesús como a Marta.
Debido a esto me he dado cuenta que en la práctica totalidad de las conversaciones que mantengo, casi nunca dejo a la otra persona expresarse sin interrupciones. Es decir, normalmente suele ser un diálogo, aunque creo que sería interesante que de vez en cuando dejemos total libertad a la otra persona para hablar (sobre todo cuando nos cuenta un algún problema personal o algo de suma importancia para esa persona), mientras que nosotros ejercemos la escucha activa.