CUARTO DOMINGO
Integrar... porque viene el Señor
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre.
Tú, que eres nuestro verdadero consejero:
ven a nosotros, apóyanos,
entra en nuestros corazones. Enséñanos el camino,
muéstranos cómo alcanzar la meta.
Impide que perdamos el rumbo
como personas débiles y pecadoras.
No permitas que la ignorancia
nos lleve por falsos caminos.
Concédenos el don del discernimiento,
para que no dejemos que nuestras acciones se guíen
por prejuicios y falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti,
para que no nos desviemos del camino
de la verdad y la justicia,
sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforcemos
por alcanzar la vida eterna.
Esto te lo pedimos a ti,
que obras en todo tiempo y lugar,
en comunión con el Padre y el Hijo
por los siglos de los siglos. Amén.
SALMO Sal 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 (R:4)
R. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece; despierta tu poder y ven a salvarnos. R.
Dios del universo, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña. Cuida la cepa que tu diestra plantó, y al hombre que tú has fortalecido. R.
Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.
MEDITACIÓN: En Jesús somos restaurados
LECTOR 1: Sabemos que el rostro de Dios es Jesús, porque así lo dijo él: «Quien me ve a mí, ve al Padre» (Jn 14,9), y así se manifestó en la transfiguración. Y si le pedimos que nos restaure y nos salve es porque sabemos que este Dios que se hace uno como nosotros en Belén nos conoce bien, y nos muestra cómo ser humanos de verdad. Mirándonos en su rostro, que es misericordia, podemos sentirnos restaurados en nuestra humanidad. Cada vez que él nos restaura con su misericordia nos volvemos a sentir amados, y buscamos amar a los demás desde el servicio.
Las dos imágenes de este salmo son el pastor y la viña, dos imágenes muy conocidas en la Biblia para hablar de Dios y de su pueblo. El pastor se refiere a Dios, un pastor celestial que no se queda en su cielo, sino que viene a salvarnos. Y la viña se refiere a nosotros, es la imagen de una gran parra que cubre un huerto. La cepa de la parra se hace grande y se va extendiendo para producir uvas. Las dos imágenes nos hablan de cuidado, protección y vida. Es lo que le pedimos a Dios cuando con este Salmo invocamos su nombre y le pedimos que nos dé vida. Y todo esto nos lo da en Jesús, el escogido de Dios, «el hombre que tú fortaleciste», el Mesías. Él nos enseña en la segunda lectura cómo tenemos que dar culto a Dios: ofreciéndonos nosotros mismos, siendo misión.
LECTOR 2: Nuestra misión es siempre servicio a los demás, y en Jesús encontramos la fuerza para este servicio. Dios siempre nos restaura con su misericordia a través de Jesús. ¿Qué detalles concretos de mi vivir diario necesito que sean restaurados? Mi desánimo, mis prejuicios, mis cobardías, mi creerme mejor que… Todo eso que me impide hacer la voluntad de Dios en los pequeños detalles diarios.
Que el Señor nos ayude a integrar su propuesta en nuestra vida, y así integrar en nuestra comunidad a todas las personas, amadas de Dios, esa viña que él hace vigorosa.
MOMENTO DE ORACIÓN PERSONAL
Relee de nuevo el salmo. Da gracias al Señor porque él es tu pastor, porque viene y te salva. ¿Por qué has de dar gracias? ¿Qué cosas hay en tu vida que has de agradecer a Dios? ¿Qué necesito hoy en mi vida para reconocer lo que Dios hace en mí? Pídeselo.
Canción: Restáuranos, Señor del Universo – Athenas
COMPARTIMOS LA ORACIÓN
Es el momento de compartir juntos esta oración y lo podemos hacer comentando alguna luz que el Espíritu Santo nos haya sugerido, haciendo alguna petición o dando gracias.
Oración final
Señor, Dios eterno,
tú que cuidas la viña que has sembrado
para que extienda sus sarmientos por toda la tierra,
ven a visitar a tu Iglesia,
concédele vivir siempre unida a tu Hijo,
como los sarmientos están unidos a la vid,
para que profundamente arraigados en la caridad,
tus fieles den a todo el mundo
testimonio de tu nombre.
Ayúdanos a integrar en esta viña
a todos aquellos a los que tú
deseas ofrecer tu amor y salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.