Para reflexionar

"Cuando problemas que están por fuera del área de la medicina son definidos como trastornos y abordados como problemas médicos, estamos ante un proceso de medicalización de la vida" (Untoiglich, 2019)


La evaluación psicopedagógica ayuda a perpetuar esta creencia cuando se seleccionan partes de un perfil para ajustarse a un diagnóstico médico. Cuando la evaluación se centra en el déficit y se ignoran las cualidades y las fortalezas del estudiante. Cuando solo se ve el diagnóstico. Cuando no se exploran todas las posibilidades de inclusión. Cuando no se identifican las barreras a la presencia, a la participación y los logros. Cuando no se ofrecen sugerencias para eliminarlas. Cuando no se incluyen medidas en relación al desarrollo y el diseño universal del currículo para ajustarlo a los progresos individuales del alumnado en el aula ordinaria. En definitiva, cuando se centra más en la etiqueta que en la intervención.

Cuando la evaluación psicopedagógica reduce las personas al trastorno, las deshumaniza, y utiliza un lenguaje propio de un manual de diagnóstico clínico, TEA, TEL, Down, Angelman.... Entonces, estas niñas y niños pasan a ser los nadies, los ningunos, los ninguneados, ocupando el lugar que Bauman denominó población excedente.

La evaluación psicopedagógica presenta entonces a la persona como una característica humana individual centrada en el déficit, como un ser incompleto y no capaz. Como una persona añadida que no encaja en el paradigma fijo de la normalidad y entonces esta evaluación que nombra con otro nombre, ayuda a construir un nuevo ideario entorno a esa persona, y a partir de ese momento su vida solo será leída desde esa etiqueta. 

"Hasta que de golpe me di cuenta que ella reaccionaba diferente cuando había un médico que sí la nombraba. Ahí descubrí el poder del nombre. Cada etiqueta me hacía conectar con la discapacidad, y en vez de disfrutarla, la padecía, porque se convertía en un eterno paciente, no en tu hija. Cuando pude conectarme con Catalina, pude disfrutarla y cambió también la mirada de los otros hacia ella".

En su propio desarrollo, la evaluación psicopedagógica sostiene y mantiene el capacitismo, puesto que perpetúa un discurso centrado en el diagnóstico y en la normalidad. Las pruebas psicométricas que se utilizan ordenan a los sujetos para compararlos entre ellos, considerando diferente o anormal toda puntuación que se aleja de la norma.

El capacitismo está tan presente en la vida que forma parte de la cotidianidad y es normal acompañar la discapacidad con trayectorias educativas diferentes, con trayectorias educativas rígidas y restringidas. De esta forma permitimos que las personas con discapacidad continúen en los márgenes de la vida. 

Vídeo producido por el mandato del Relator Especial sobre los derechos de las personas con discapacidad.


"El capacitismo es un discurso social y cultural que tiene raíces en teorías y enfoques filosóficos, sociológicos, éticos, antropológicos, jurídicos y científicos, en relación con nociones como la autonomía personal, la capacidad, la salud, la individualidad, la subjetividad o la agencia. Estas nociones, que están del lado de los privilegios, correlacionan con otras nociones que caen del lado de la discriminación, como son la minusvalía, la dependencia, la discapacidad, la enfermedad o la incapacidad, que se han venido planteando a lo largo del tiempo, en paralelo con el desarrollo de las teorías y enfoques correspondientes". www.capacitismo.org/capacitismo 

El modo de concebir el objetivo en la evaluación psicopedagógica va a condicionar tanto la propia evaluación, como la intervención. Podemos concebir el objetivo de forma estática o de forma dinámica. 


Afrontar la evaluación de forma estática conlleva utilizar pruebas psicométricas fuera del contexto habitual del aula que aportan datos que informan sobre la inteligencia, la atención, el lenguaje, el desarrollo personal..., pero que no nos dicen nada sobre las estrategias que tiene, sobre cómo las utiliza en el aula, sobre cómo interactúa con sus compañeros y compañeras... 


Esta información nos permite "clasificar", pero no nos proporciona información que nos permita decidir qué hacer. Esta forma de entender la evaluación psicopedagógica ofrece unas características relativamente estables de la persona y la reduce a una etiqueta. Esta etiqueta se asocia a una intervención concreta y a unas expectativas fijas.

"Pareciera que a veces se repiten fórmulas, todas iguales para casos distintos. Por ejemplo, parálisis cerebral: fortalecer el tronco, estimular la marcha, poner férulas, hacer cirugía. Una pizca de sal y otra de pimienta. 

¿Y la persona? ¿La miraron? ¿Saben cómo convive con sus dificultades? ¿Saben cuáles con sus deseos y sus temores? 


Responder estas preguntas nos va a permitir saber lo que la persona necesita para ser y hacer.


Y así el mueble en donde clasificamos los diagnósticos nos va a quedar chico, porque la persona siempre es mucho más que un diagnóstico".


 Constanza Orbáiz

Por el contrario, afrontar la evaluación de forma dinámica nos lleva a concebir la evaluación desde una mirada sistémica, identificando también las barreras del entorno que puedan estar influyendo en el aprendizaje, reconociendo cómo afronta la persona el trabajo y valorando las interacciones en los distintos contextos. Esta evaluación observa por lo tanto el proceso de interacción y permite identificar cuándo y cómo debe recibir ayuda, la intensidad de la misma y los ajustes necesarios.


Esta forma de entender la evaluación psicopedagógica debe tener un carácter interdisciplinar, abierto, continuo y contextualizado, que se aleje del modelo clínico, se centre en la persona y no en la etiqueta. Esta evaluación promueve la participación activa de familias y docentes y no solo de modo indirecto por medio de entrevistas o cuestionarios, sino desde un rol activo como informadores.


Pero también es importante para la orientación inclusiva, asumir el papel activo del alumnado en el proceso de aprendizaje. 

Trabajos citados:

Untoiglich, G. (2019) En la infancia los diagnósticos se escriben con lápiz. La patologización de las diferencias en la clínica y la educación. Noveduc