En el siglo XVIII en el puerto de Acapulco, debido al clima sumamente cálido hubo problemas de enfermedades como la cólera y el escorbuto entre los habitantes del lugar. La razón por la que se producían estas enfermedades era porque la poca entrada de aire a la zona. Fue entonces que por sugerencia del doctor de la corona española Francisco Javier Balmis, se tomó en cuenta dinamitar uno de los cerros más grandes de Acapulco para que entrara aire limpio y fresco a la ciudad.

Tiempo después se inició el proyecto de la demolición del cerro utilizando únicamente cincel y marro, pero las labores tuvieron que ser detenidas ya que la gente continuaba enfermando.

Es hasta el año de 1876, cuando se retomó el proyecto a cargo del coronel acapulqueño José María Lopetegui con el objetivo de abrir la brecha que ventilaría al puerto utilizando dinamita para acelerar el trabajo. De esta manera, se logró la entrada de una gran cantidad de aire que ventilara el puerto al estallar 300 metros de longitud del cerro.

Hoy en día conocemos este proyecto como la internacionalmente famosa “Quebrada”.