Ramón Fernández Larrea


PASADO DE MODA

caigo sin fin desde mi nacimiento,

caigo en mí mismo sin tocar mi fondo…

Octavio Paz

por mucho que me esfuerce

por mucho que pretenda estar al día

aunque mis pensamientos nazcan así

de pronto

ahora mismo en el instante que puede

ser mañana

siempre estoy pasado de moda

tú pasas junto a mí y el olor

del amor es como de una piedra

que gira interminable

tú me miras interminablemente

te me hundes con pelos y señales

tú no giras los labios ni los ojos

hoy te escapas

hoy se agota la línea oscura de tus pasos

con una tinta seca que me dice hasta aquí

hoy te me burlas en la cara

me tiras el olvido interminable

hoy te me vas interminablemente.

EL ÚLTIMO AMOR SOBRE LA TIERRA

He utilizado la palabra amor como un bisturí,

y después he contemplado esa cicatriz verdosa que queda en lo amado y en el amante,

y esa cicatriz verdosa brilla también en estas palabras…

Jose Carlos Becerra

pasado ya el peligro del olvido el filo del olvido

que rasga hiere hunde acaba todas las sensaciones

pasados los ardores apagado el volcán

que me obligaba siempre a devorar tu boca

a tragarme tus pechos a masticar tu aliento

domado el fuego el humo de la nada

lo que hay tras la montaña de la aparente nada

la nada que aparenta no tener vida ni temblor

en el ojo amarillo del destino

quedamos tú y yo bajo la noche

sólo tú y yo y encima

la larga y ancha noche del mundo

este es el último amor sobre la tierra

porque tocar tu mano saber que está tu mano

es mejor que tu mano se hunda en mi delirio

soñar tu boca saber que tu boca sigue ahí

que tu boca existe para decir mi nombre

y con mi boca el tuyo

es como la certeza

es la melancolía que se convierte en júbilo

de este último amor sobre la tierra

porque todo eres tú

el aullido salvaje del oso cazando y la brisa que peina los pinos

la cigarra solemne bajo una hoja en el otoño y la lengua

la húmeda lengua que hace saltar mis alarmas

eres el fuego y el rumor de la lava

el aleteo de la polilla nocturna

la marea que devuelve maderas mordidas

y el tigre que ciega los ojos de la noche

eres la sed del tigre y la sangre fría de todos los peces

y el salto del músculo en tus piernas

y la piel erizada de tus largas piernas moviendo mi memoria

el musgo la soledad del musgo las canciones del musgo

que canta el musgo allá en su verde angustia sola

y el olor que desprende la muerte contra el musgo

eres la puerta y todo lo que pudiera haber detrás

el ruido de esa puerta en el amanecer y en la noche

abierta tirada chirriante puerta que abren a veces los fantasmas

por donde entran los vivos a arrancarme hilachas

de corazón que también tiene musgo

por donde un tigre disimula sus alientos de fiera

eres mis huesos y la ceniza de mis cenizas eres

todo el aire que estuvo en mis pulmones eres

el miedo que me clava lanzas doradas

el vómito y la sangre haciendo lazos de humo

la caricia y su golpe cuando hace mucho que no pasa

eres lo que sucede y lo que no se espera nunca más

eres el fin del mundo el fin de mi universo las alas

que me llevan alegremente hacia el país

donde ya nunca espero nada de nada

en la santa paz de tu boca en el musgo.

CISNEROS 14

dentro fui un sueño un tigre

una estrella de mar un disparo

vidrios que arrancan labios

barro

pequeños odios como arañas

un persistente olor a despedida

dentro ya estaba escrito

en el techo en el aire en la persiana

en la cara mugrienta de la lluvia

no lean besen marquen

a las demás criaturas muerdan

por dentro y por fuera rujan

muerdan besen que haya cicatrices

no lean frases de amor ni poemas

engendren sufran griten

y luego olviden la palabra quemen

los labios de él los labios de ella

los labios del que va a nacer

y no verá tu sombra suban

a los hombros de toda oscuridad

a la clavícula del amanecer

no lean

que es engañosa la palabra

y el ojo es cómplice el ojo es un malvado

un mercenario de lo que quiere uno

el ojo es un cobarde que se cierra

ante la luz ante los gritos

cada vez que pasan ante mí

las rayas azules de la vida

el copiloto de la muerte

ramas ardiendo

y yo no sé

qué hacer

con tanta luz.

REDOBLE POR LA MUERTE DE MI PADRE

esa lágrima sucia

que rodaba tan triste

por su triste mejilla

¿era dolor del filo de esta vida?

¿era esa luz

la última luz como toda la luz?

ese dolor de agua

que bajó por su cara

cuando aspiraba todo el aire

como si se tragara al mundo

como si quisiera besar de nuevo a mi madre

besar los ojos de mi madre

su boca ya perdida por las rocas del tiempo

¿fue un susto

su gran susto su modo de negarse

a abandonar el color del planeta

para integrarse a él a sus carroñas

y regalarnos otra vez

dolores precipicios llantos a diestra y siniestra

silencios aprendidos miradas de qué va

complicidades en la sombra?

ese brillo en los ojos

cuando morían octubre y un poco también él

un mucho él definitivamente

en aquel hospital de un país devastado

¿era el discurso

que siempre esperamos

de que quería quedarse

y fundar otra vez

interminablemente

una familia

dos

diecisiete familias

para querernos todos

bajo la costra azul de la felicidad?

el reptil de la muerte le rondaba

vigilaba sus gestos

el cielo que veía

a duras penas ya sin fuerzas

donde estaba repasándolo todo

mi cara el chevrolet de 1956

los lentes tan profundos de mi hermano

la risa de las hembras que vino a dar color

a nuestras secas vidas

el sol que nunca se ponía

y había un olor a padre en todas sus sombras

después vino el final

el hombre necesita estertor y tristeza

ese brillo en los ojos

cuando octubre terminaba de arder

¿era tal vez un susto suyo?

la poesía le destrozó la boca con su belleza

luego la muerte

recogió sus pedazos.

Ramón Fernández-Larrea (Bayamo, Cuba, 01-01-1958) ha publicado los siguientes poemarios: El pasado del cielo (Premio Nacional de Poesía), 1985, La Habana, Cuba; Poemas para ponerse en la cabeza(Premio XX Aniversario El Caimán Barbudo), 1987, La Habana, Cuba; El libro de las instrucciones, 1991; Manual de pasión, 1993, Guadalajara, México; El libro de los salmos feroces, 1994; Terneros que nunca mueran de rodillas (Premio Internacional “Julio Tovar”), Islas Canarias, España, 1998; Cantar del tigre ciego, Guadalajara, México, 2002; Nunca canté en Broadway (antología personal), Barcelona, España, 2005; Yo no bailo con Juana, Barcelona-USA, 2010; y Si yo me llamase Raimundo (antología personal), La Habana, Cuba, Colección Contemporáneos, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, 2013. Ha residido en Tenerife, Islas Canarias, Barcelona y Miami Beach (EE.UU.).