Juan Carlos Recio
Discurso del sobreviviente. (Fragmentos)
LAS RUTINAS SUCESIVAS
Canto en ocasiones
sin ser escuchado
por extraños y por mí mismo.
Pienso en lo que canto
y no lo sacó de adentro
consciente que no puedo tener
aquello que Dios no ha encomendado.
En la Traviata, de 1853,
la antecedió el fracaso
ni el romanticismo
que inspiraba Alphonsine Plessis
la pudo salvar.
Venecia sí la salvó
para honra de "Violetta,
o Dama de las camelias";
a veces en la locura que interpreto
la honra es mi voz
que canta bien adentro
y es tan perfecta
como la victoria de Napoleón
en la batalla de Marengo
una sucursal de melodías
que consagra La Tosca
con ese desenfreno
de amor, intriga y muerte.
La que mejor interpreto
con voz poseída
es La Flauta Mágica,
Mozart se la regaló
a su amigo masón
cargada de simbolismo
que esta práctica
les exigía,
y como Mozart, me multiplico
para escuchar bajo estricto dominio
su Misa de Réquiem
y La Clemencia de Tito.
En la vida Bohemia
que desde las redes tránsito
hago escenas de mis propias vivencias
como si fuera a teatro lleno
Turín, 1896
y hago incluso, un cambio
de la muerte a la resurrección
y me convierto en Henry Murger.
En otras escenas interiores
me visto de Carmen, Gitana,
ópera de una salvaje anunciación
con mi destino
y hago al unísono
de soldado inexperto
para matar a mi verdadero amor
de múltiples formas
que no pertenecen al libreto
al que nunca concedo
un ápice de verdad;
así, como el público esperó
en Vienna, 1875,
para saber de su magnitud;
y es donde me coloco
de sembrador de plantas
bajo el cielo
sin rezos ni cartas.
La política no me caracteriza
aunque no la evado
y las nupcias con las que la defino
vienen de Fígaro
son mi alternancia
entre la risa idiota
y el fondo de mi carácter.
Más solo Dios concede
por ello, a veces apenas alcanzó
para ser un bufón
en la corte de Ducado
y aunque
la joroba de mis defectos
muchas veces aplastan
soy ese entresijo pasional
que se debate en la venganza
y el sueño de las interpretaciones
que también desvelaron a Víctor Hugo.
LAS ESCENAS MISERABLES
En bailar en lo oscuro
la madre quedará ciega
y su hijo inconforme no lo sabe
en las vidas que te imponen
los pobres de espíritu
su ceguera no es subliminal
el hueco que avisa tu hundimiento
es la de un ojo hipersónico
igual a Charles Chaplin
en "tiempos modernos"
que recurre a enfocar con premura
la vida laboral pendiente
de ir y dar vuelta
sobre un eje que nos explota
así como Coppola
escudriña la violencia
desde su labor de sangre y poder
y nos convierte en mártires
de nuestro sustento
tanto como Babel nos conduce
a esa jactancia incómoda
de un mundo supervigilado
y nos cuestiona en el fracaso
y las rupturas
con aquellas formas
naturales de morir;
mientras,
en mientras agonizo,
el individuo
junto a la sensación
de su luz y su sombra
conoce la tierra de Dios
no prometida
y la premonición de su estatus
con -"la finalidad de que la vida/
era prepararse para estar/
muerto durante mucho tiempo.
El guardián del centeno
Nos envía a otra forma
donde la vida se enferma
de existencias seductoras
de esas catarsis de ir lejos
de la civilización
no por inadaptado
tal vez como interrogación
de la validez de la vida
que tenemos
y es cuando uno recurre
a la infancia
con aquellos sueños altruistas
de irse lejos
de cualquier sometimiento
y abandono.
A veces vivimos la locura
en la estancia de un amor
al que decidimos dar un cuerpo
incluso inexistente como sueño
porque intentamos buscar
esas maneras en las que
encontraríamos el porvenir
ya edificado.
Hemingway alzó ante el mar
la única salida
reinventar el destino
incluso ante la inclemencia
y volver a ese niño
abriendo su nobleza al infinito.
El SALVADOR
De los escasos oficios
y del pobre talento
el que mejor practico
es ser amante
de amores imposibles.
A cada rato me incorporo
a los otros dos cuerpos
que no han aprendido a vivir
bajo el mismo espacio
por mucho tiempo;
ahí mi rol es solamente placer
lo mismo soy la mitad
de uno de los cuerpos
que la fracción más punible
de esas formas
en la que la rabia acumulada
pasa de la ternura a la violencia
y luego grita con todo el esplendor
escondido
debajo del quebradero de sentimientos
y ceniza, de aquel primer fuego
cuando dos cuerpos desconocidos
se atrevieron a dar
toda la solvencia de ese momento
donde el que crucifica
y el que se coloca en cruz
son dos marasmos de un alma
y mi único papel
es adaptar la suerte en la caída
y la misma suerte de quedar
en el cóncavo y convexo
del cuerpo a cuerpo
que había olvidado
cómo lucir de gala
entre una costumbre y una ruina.
DONES REPARTIDOS.
(fragmento)
Corintios 12, 4
Una persona puede recibir diferentes dones, pero el que los concede es un mismo espíritu.
Corintios 12, 6
Y hay diferentes poderes para actuar, pero es un mismo Dios el que lo hace todo en todos.
I
MUJERES
No hay nada sobre la tierra
que no lo tenga el cielo
Te llamas María porque llevas
el espíritu santo del hijo que también es padre
y verás la cruz de salvación desde tu lamento.
Te llamas Teresa y tu cuerpo huele a perfume
incluso en sus partes divididas
como una oración que penetra poderosa
hasta las almas impuras.
Te llamas Lady y atraviesas desnuda
cada noche sobre un caballo
que mueve los instintos
que ayudan al prójimo con sus cargas públicas.
Te llamas Sara
y serás en Francia
una Juana de Arco verdadera
sin necesidad de escandalizar
con esa actuación que baja
a todos los ángeles del teatro.
Te llamas Edith y tendrás una voz
para que ningún otro amante
cante por ti
ni siquiera en un bar de sobrevida.
Te llamas Callas
y se hará silencio
cuando intérpretes
el Ángel de los sueños
que libere el esplendor de las cumbres.
Te llamas Inés
y tu verso como una daga
que abre la sangre de los desposeídos
tendrá un puño sobre la inocencia.
Te llamas Jane
tu orgullo y prejuicio
es el viento que aún mece
las consecuencias de una social
rudimentaria en el sometimiento.
Te llamas Emily
y escribes corto
como una hoja de doble filo en la belleza.
Te llamas Virginia
y harás temblar a los suicidas
sensibles como tú al daño.
Te llamas Alfonsina
y tu cuerpo es un misterio
que se ahoga en la profundidad
donde ninguna soledad sirve de compañía.
Te llamas Simone
y serás una mujer rota
en la reflexión de su existencia.
Te llamas Ana
y darás testimonio de un exterminio
desde el fondo de un sótano
que sacará lo oscuro
como un sol tendido en la espalda.
Te llamas Camile
y hallarás la locura
como un clavel fecundo
sobre tus manos.
Te llamas Frida
tu vida es un mural de cine
donde se asienta la fuerza de la tragedia.
Te llamas Nefertiti
y enfrentas a los múltiples dioses
con una ceremonia ante el sol.
Te llamas Saba
y muchos creerán ver tu hechizo
como una pócima para beber el amor
que idealiza en el cantar de los cantares.
Te llamas Aspasia
y harás de las letras y el arte
la luminosa ciudad que reinventó Pericles
y harás del arte de la retórica
y de concubina de los políticos,
(sea verdad o mentira)
para influenciar
la mala reputación desde los enemigos
que también pesó sobre Pericles
que hizo a escribanos y filósofos como Platón
Aristófanes, Jenofonte
registrar tu fama;
ya no importa entonces
que hay de cierto
en dirigir un burdel
la política desde siempre
es la cuna de esas explotaciones
para renombrar cuerpos y mentes
como si las grandezas de pensamiento
y las decisiones
son influencia de alcoba
que llevan a los ministros
y generales a la guerra;
las condecoraciones
desde el mismo ego
pusilánime de su estirpe.
Te llamas Cleopatra
y ni el áspid podría morder
el conocimiento con el que pudiste
entrar entre dos amores
como dos cuerpos de imperio
sin ser visto desde un castigo.
Te llamas Isabel
y tendrás el horizonte
del que Colón habló
y que ahora los ignorantes derriban.
Te llamas Catalina
te casas con una mujer
y serás repudio y condena
de los intransigentes.
Te llamas Catalina
pero La Grande
y te expandes
en la protección de sabios y filósofos
que no pondrán a prueba tu despotismo.
Te llamas Antonieta
y tus excesivos lujos
te volarán la cabeza
como si la guillotina jamás bastara.
Te llamas Diana
Entras al túnel del amor y de la muerte
después de la devoción y la fama
y después que tu pertinente legado
sacudiera a la monarquía.
Te llamas Alejandra
y serás un fuego
fascinado
en los ojos de un viajante.
Te llamas Elena
y tu realismo mágico
como un llano en llamas
deja en cenizas
las siluetas de los que vinieron
detrás para conquistarlo.
Te llamas Doris
y cantas a la hierba
desde el maldito desastre.
Te llamas Sylvia
morirás a los 30 años
aunque no dejarás nunca
de confesar incluso tu abandono.
Te llamas Elise
queman tus escritos
como pensamientos
de una voracidad
que incrimina a los necios más cercanos.
Te llamas sin nombre
pero tú fama es
un experimento cuántico
amante de Erwin Schrödinger
serás el animal dentro de la caja
y estarás viva y muerta al mismo tiempo.
Juan Carlos Recio. Poeta y narrador cubano (Santa Clara, 1968). Ha publicado los poemarios El buscaluz colgado (Capiro, 1991; Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara), La pasión del ignorante (Hoy no he Visto el Paraíso, 2011) y Sentado en el aire (Capiro, 2011). Desde 2000 radica en Nueva York (EUA).