Miraras a los que te rodean y tendrás consideración con ellos.
Respetar el entorno ha sido siempre una norma muy aceptada y reconocida. Si se está en una sala de espera, en una comida, en una mesa departiendo con otros por cualquier motivo, siempre ha sido norma de prudencia bajar la voz a un volumen y tono que no moleste a los demás. Pero parece que por el hecho de interactuar a través de una pieza de tecnología se establece una burbuja imaginaria en la que está metido el afectado, quien se desconecta completamente de su entorno. En esta afección se dan algunas variantes:
a- el vociferante: puede ser una pelea telefónica, un regaño, una alegre anécdota con risotadas sonoras, la discusión acalorada de los términos de un negocio. La escena es siempre la misma: en una sala de espera de un consultorio o un aeropuerto, en un ascensor, en una fila, en un restaurante hay un personaje, usualmente hombre, frecuentemente robusto, con frecuencia con cara y pinta de patán, que habla a gritos, suelta procacidades y está tan ensimismado que sus atribulados acompañantes no encuentran cómo decirle que baje la voz y si lo logran arriesga una agresión o que la suba aún más. Debería ser un asunto de policía pero estos no encuentran sustento en la ley para controlar la grosería.
b- el reunido. Este es usualmente más educado que el anterior pero igual de ensimismado. Decide hacer una reunión en un área común, sea restaurante, lounge o sala de cualquier propósito que usualmente tiene wifi. El diligente personaje decide hacer su reunión sin audífonos ni micrófono y somete a todos los que lo rodean a su alto volumen de voz pero sobre todo a los estridentes parlantes de su portátil.
c- el fan. Esta es una variante del anterior en la que el egocéntrico decide oír música, ver videos o películas en sitios públicos cerrados. Pueden ser buses, aviones, o cualquier espacio público. Se los ve completamente concentrados oyendo y viendo su distracción preferida a alto volumen sin consideración alguna por quienes lo rodean. No es infrecuente que tenga los audífonos a un lado.
d- el familiar. Este se siente plenamente justificado de oír los cantos de los sobrinos, los nietos, la fiesta de cumpleaños a la que no pudo ir y restregar su vida familiar a todos los que lo rodean. Obviamente no se molesta en ponerse audífonos o hablar en un tono de voz discreto. Como al otro lado están haciendo harto ruido, el tiene que corresponder con lo mismo