Carrera urbana con un recorrido llano totalmente predecible ( Avda. Teniente Flomesta, Paseo de Garay, Avda. Infante Juan Manuel, Avda. Río Segura y Gran Vía) que está formado por dos vueltas a un circuito de 4.500 metros (ni siquiera salen los 5K y 10K que se anuncian). Lo bueno es que la salida y meta está en el centro de Murcia, lo malo es que allí no hay forma de aparcar. Y por supuesto, olvídate de duchas o similares. Eso sí, como este año se ha celebrado el día siguiente al Entierro de la Sardina, estaba toda la zona plagada de WC’s públicos, aunque en un estado bastante lamentable.

La bolsa del corredor estuvo compuesta por una camiseta bastante fea, una barrita de cereales, cuatro imperdibles y la propia bolsa en sí. No hubo avituallamiento intermedio (o al menos, nosotros no lo vimos) aunque el post-carrera sí que estuvo muy completo y no faltó fruta, agua, refrescos, gazpacho y hasta jamón. Bueno, y lo mejor de todo: tuvimos camión de cerveza hasta que quedó una sola persona en el recinto.

A pesar de sus pegas y del día tan poco adecuado, hubo casi 300 participantes en la prueba de 9 kilómetros y poco más de 100 en la de 4.500 metros. Además, si se atiende a la clasificación oficial, se batieron récords de velocidad, pues el cálculo se hizo sobre 10.000 metros y como ya hemos dicho no hubo más de 9.000 en realidad.

La entrega de trofeos sí que se hizo rápida, pues en la modalidad corta no había categorías y solo se premió a los 5 primeros masculinos y a las 5 primeras femeninas. Los trofeos fueron bastante normalitos, pero la espera se hizo agradable ya que teníamos cerveza y coca-colas para aguantar el solecito que se dejó ver, por fin, tras esta semana de primavera tan invernal que hemos tenido.

Como conclusión, no es una carrera muy interesante, pero que se puede repetir dado lo cómoda que resulta, sobre todo a los que viven en la capital, y al carácter benéfico de la misma.