Las clases se imparten desde la comodidad del hogar, sin desplazamientos, -sin llevar la incómoda mascarilla ni riesgo de contagio- a través de tu ordenador, tablet, o incluso tu teléfono inteligente. Lo importante es que haya buena conexión a internet y un sonido nítido (mejor si dispones de auriculares inalámbricos o pequeño altavoz externo). Debes elegir un momento en el que nadie te vaya a interrumpir, en un ambiente relajado, con buena temperatura, sin corrientes de viento y espacio suficiente para desarrollar la clase (mínimo unos 2m cuadrados). Daremos la clase por videoconferencia, la aplicación o programa que utilizaremos lo acordaremos previamente. Puede ser por WhatsApp, Google Duo, Skype, etc.
Durante toda la sesión estaré observando tu progreso. Por ello es más importante que puedas oírme lo mejor posible que verme. Necesito observar atentamente los movimientos para poder guiar la clase con mayor eficiencia.
Muy importante: puntualidad. Es habitual que coincidan los horarios de los alumnos o los grupos de alumnos, por lo que puede haber una clase tras otra. Esto vuelve imprescindible la necesidad de puntualidad. Si empezamos tarde la clase se perderá un valioso tiempo. Cada minuto cuenta.
Las clases empiezan con 5-10 minutos de explicaciones y/o solventar dudas. Los siguientes 2-5 minutos son de quietud para traer la consciencia al momento presente. Durante los siguientes 40 minutos haremos las prácticas de asanas. Y finalizamos la clase con una relajación final de 5-10 minutos para la integración de los ejercicios en el cuerpo y la mente.
En la primera sesión de inicio dedicaremos unos minutos para conocer tus objetivos y entender cuál es la dinámica que deseas llevar en las clases. Si sois un grupo, puede llevar algunos minutos más, pero es importante dejar claro qué es lo que quieres/queréis conseguir.
Recomiendo usar una alfombra o esterilla de yoga, en caso de no tener una, se puede usar algo similar, teniendo en cuenta la necesidad de una superficie no deslizante. Si no tienes mucha experiencia en la práctica de asanas, es recomendable tener una toalla enrollada, o unos bloques si los tienes, una cuerda, una silla, o incluso una pared lisa, como material de apoyo.