Antes de enseñar mi unidad curricular al grupo de primer grado durante mi práctica docente, dediqué tiempo a investigar y prepararme a fondo sobre los temas que deseaba abordar. La unidad, titulada “Guardianes de la Naturaleza”, partía de una pregunta central: ¿Cómo las acciones de los humanos afectan a la naturaleza? Para ayudar a los estudiantes a comprender mejor esta problemática, busqué noticias actuales, imágenes llamativas y recursos visuales relacionados con el medio ambiente y su deterioro. Estos materiales me sirvieron para captar su atención y generar una base de conocimiento antes de comenzar la enseñanza formal.
Como parte de mi planificación, elaboré un documento que incluía la problematización de la unidad y una situación motivadora diseñada específicamente para conectar emocionalmente a los estudiantes con el tema. Además, creé un bosquejo preliminar donde organicé los temas clave que iba a enseñar y comencé a recopilar información confiable y adecuada para el nivel de mis estudiantes. Esta investigación previa me permitió seleccionar estrategias más pertinentes y adaptar los contenidos de forma que promovieran la comprensión, el pensamiento crítico y la participación activa del grupo.
Considero que es fundamental que los maestros investiguen antes de enseñar, ya que esta práctica garantiza que los contenidos sean actuales, relevantes y culturalmente significativos. Investigar permite que el docente tome decisiones informadas, diseñe experiencias de aprendizaje más efectivas y atienda mejor a la diversidad del aula. Además, fortalece su rol como profesional reflexivo y en constante crecimiento, capaz de anticipar dudas, responder con profundidad a las preguntas del estudiantado y conectar el currículo con la realidad. En un mundo cambiante, el maestro investigador no solo enseña, sino que también aprende, se adapta y lidera procesos educativos transformadores.