HISTORIA DE LOGROS

Adquisición del primer edificio en propiedad de la UPAEP

(9 poniente 1508)

En el mes de enero de 1973, ante toda la situación de gran violencia y falta de academismo, que en ese momento se vivía en la Universidad Autónoma de Puebla, una gran mayoría de los alumnos y maestros de las escuelas de Arquitectura y Administración de Empresas, decidieron abrir inscripciones paralelas en las instalaciones de Ciudad Universitaria, donde venían funcionando, a las inscripciones “oficiales” que se realizaron en el edificio Carolino, y con este hecho, dos nuevas escuelas iniciaron su vida académica, que al no ser reconocidas oficialmente por las autoridades de esa universidad, tuvieron que abandonar dichas instalaciones; así es como las clases de estas escuelas, se llevaron a cabo en las casas de los propios estudiantes, en donde generosa y valientemente los padres de familia les abrieron sus puertas, muchas otras clases también se daban en las propias oficinas y despachos de los profesores que apoyaron solidariamente este movimiento, y los estudiantes también tomaron clases en las calles, particularmente en las banquetas de la avenida Reforma entre la 9 y 7 norte-sur donde se ubicaba en aquel entonces, la sede del Palacio de Gobierno de Puebla.

Tras un difícil y penoso proceso de búsqueda de un inmueble para poder instalarse, no sólo por las obvias razones económicas, sino también por la negativa de quien no los quiso alojar, por el temor a los frecuentes ataques violentos de grupos de choque, que aún seguían persistiendo contra estos estudiantes, la Familia Gómez Castillo, muy generosamente les prestó las instalaciones del Ex Rancho la Noria, que en aquel entonces se ubicaba en lo que era la periferia de la ciudad.


Así fue como los propios estudiantes limpiaron, arreglaron, pintaron y adecuaron dichas instalaciones, con materiales que muchos pequeños comerciantes y locatarios del mercado de la Victoria les donaban y teniendo como mobiliario las propias sillas y mesas que los estudiantes llevaron de sus casas.

Con todo ello, la ceremonia oficial de fundación de la UPAEP, con los estudiantes de las escuelas de Arquitectura y de Administración de Empresas, se llevó a cabo el 7 de mayo de 1973, en las improvisadas instalaciones del Ex Rancho la Noria.

Debido a la gran acogida que la sociedad poblana dio a esta nueva universidad y aun sin tener reconocimiento de validez oficial de estudios, para el mes de septiembre de ese mismo año se abrieron inscripciones exitosamente, además de Arquitectura y Administración de Empresas, para otras 7 escuelas profesionales: Contaduría Pública, Ciencias Políticas, Derecho, Economía, Ingeniería Civil, Ingeniería Textil y Medicina, así como la escuela Preparatoria.

El súbito crecimiento del alumnado obligó a extender espacios en las ya referidas instalaciones, donde se implementaron algunos cuartos de block aparente y techo de láminas de asbesto, mismos que los estudiantes llamaron los “gallineros”. Para entonces la Sra. Natalia Sobero de Fernández, prestó temporalmente una casa en la esquina de la 9 sur y 13 poniente, donde, durante un periodo escolar, tuvieron clases los estudiantes fundadores de Arquitectura y Administración de semestres superiores.

A fin de dar cabida al significativo crecimiento que la UPAEP registró en sus dos primeros años, su Patronato Fundador persistió en la búsqueda de algún inmueble adecuado para su funcionamiento; es así como surge la idea de buscar algún donativo importante para ello y ubican su atención en el edificio ubicado en la 9 poniente 1508, mismo en el que anteriormente habían funcionado la secundaria y preparatoria del Instituto Oriente y que posterior al traslado de este instituto a sus nuevas instalaciones en la colonia San Manuel de Puebla, había sido temporalmente ocupado por el Colegio Americano, pero que en ese momento estaba deshabitado.

La Fundación propietaria de este inmueble, decidió el venderlo fijando el precio de $ 1,600,000 al contado; para ello, resultaba más que evidente que, en las condiciones de la incipiente vida institucional, el cubrir dicha cantidad rebasaba, pero en mucho, toda posibilidad económica para afrontarlo.

Ante esta situación, los miembros del Patronato Fundador pensaron en solicitar un préstamo bancario, recurriendo a Dn Leonardo Ortiz Gallegos, quien era gerente del Banco de Puebla y simpatizante de la causa de la UPAEP. Dn Leonardo explicó la imposibilidad de prestar en un solo crédito el total de la cantidad, pero ofreció el otorgar 16 pagarés de $99,999 cada uno, renovables cada dos meses si fuese necesario, y fueron los propios doce miembros del Patronato Fundador, quienes firmaron de aval para garantizar el pago de lo solicitado, firmando también el Ing. Guillermo Bretón Carreón, el Arq. Ramón Buergo Ferrari, el Arq. José Luis Romero Straffon y el Sr. José Luis Castillo Díaz, quienes eran otros grandes amigos y colaboradores de la fundación de la UPAEP. Con dicha negociación, se pudo adquirir el edificio en los primeros meses de 1975, donde se hicieron algunas reparaciones y adecuaciones menores, y para el inicio de cursos de ese año, la ceremonia oficial se verificó ya en su patio central.


Dn Leonardo Ortiz Gallegos

Si bien, de esta forma se pudo reunir el monto del pago del edificio, el problema siguiente era el de cubrir los pagos del préstamo recibido; una excelente estrategia que funcionó para ello, y para la subsiguiente adquisición de otros inmuebles, lo fue la implementación del Bono Universitario, el cual tenía el valor de $ 1,500.°°, monto que cada estudiante debía dar al iniciar sus estudios conjuntamente con su pago de inscripción, y que le era regresado, con sus intereses respectivos, al finalizar sus estudios, como pago de los gastos del examen profesional y de su titulación, pero que entre tanto servía de financiamiento.

Es interesante comentar que el “jugo” que se le sacó al uso de ese primer edificio fue notable, pues algunas aulas más grandes se utilizaban para asignaturas comunes de los “troncos curriculares” de las áreas de ingenierías, de ciencias económico administrativas, de humanidades y de ciencias de la salud, así como para materias comunes a todas las carreras, tales como lo eran las de inglés y las estudios sociales (hoy formación humanista); otras aulas fueron subdivididas para materias específicas de las carreras.


El corredor principal se utilizaba como “salón de actos” para distintos eventos académicos, exposiciones y concursos.

El patio, que en ese momento era el principal lugar de reunión de estudiantes, además de ser el espacio de ceremonias institucionales, era la cancha para jugar simultáneamente futbolito, basquetbol y volibol.



Es memorable mencionar que, en ese patio, durante los festejos de los aniversarios, en las novatadas o en fiestas de fin de cursos, se realizaban además eventos como las “mojadas”, lo cual se hacía metiendo una pipa de agua a su interior, o las inolvidables “novilladas”, en las cuales se introducían algunas vaquillas al patio y todos los estudiantes varones debían “esquivar”, mientras las estudiantes damas, se agolpaban en el pasillo del piso superior, al finalizar, los caballeros les regalaban una rosa y les dedicaban alguna “serenata”, y ahí mismo se organizaban las “chalupizas” y el baile, con una banda familiar, que solía tocar en aquel entonces, por las calles del barrio de Santiago (a la cual, los estudiantes le solían llamar la “Familia Patrich”, asociándolos a un popular programa de Tv de esos tiempos)

Lo mismo es significativo recordar, los muy concurridos torneos de box que se hicieron en el patio, colocando un rústico ring para tal efecto, y que en más de una ocasión tuvieron que ser suspendidos por el LAE Mario Iglesias (Coordinador General de la UPAEP en ese momento) pues por su nutrida asistencia, muchos estudiantes y alguno que otro profesor “posponían” sus horas de clase.

Los pasillos y patio de este edificio eran el espacio de convivencia universitaria ideal, que permitió que todos los estudiantes, maestros y autoridades se conocieran y reconocieran, incluso por nombre o “apodo”, lo cual dio un sentido de gran integración a la comunidad UPAEP.

El tener unas instalaciones propias, fue un hecho que se sumó a aquellos primeros logros que providencialmente se fueron obteniendo, y que le dieron a la UPAEP un estado de estabilidad institucional, para iniciar el despegue de su crecimiento y consolidación, lo cual se fue verificando con la constante apertura de nuevas carreras, que se fueron abriendo cada año escolar, atendiendo a la fuerte demanda y aceptación social.

Recopilación por Carlos A. Castro Mendoza