La investigación nos ayudan a renovar nuestros conocimientos a través de un proceso de aprendizaje constante. Numerosos problemas y dificultades surgen de manera natural durante el desarrollo de la investigación, los cuales nos pueden ayudar a desarrollar distintas cualidades como la creatividad, resiliencia o la humildad. Para saber aprovechar este gran recurso es necesario aceptar nuestra vulnerabilidad, así como trabajar nuestro coraje y valentía. La clave de esto reside en usar como guía nuestra curiosidad genuina.
Trabajar como investigador científico requiere de una gran flexibilidad mental, ya que no solo necesitas explorar las fronteras de lo conocido y avanzar en su ampliación, sino que también te obliga a renovar constantemente lo que crees que sabes o das por sentado. Por otro lado, problemas como la obsesión por la productividad desmesurada o la competitividad muy dura, pueden también acabar desarrollando una fuerte arrogancia. La arrogancia es una coraza para intentar protegernos de lo que nos da miedo, la cual se alimentan principalmente de ideas rígidas, de unas expectativas irreales y de una obsesión por compararnos los unos con los otros. Por ejemplo, puedes tener las sensación de no obtener suficientes resultados, que estos no son relevantes o que están todos mal, o quizás puedes tener pánico a equivocarte o a fallar. Todos estos miedos reflejan la idea de que no somos lo suficientemente buenos o válidos o que no merecemos estar investigando. Sin embargo, si miramos con una mayor profundidad, evidencian la gran vulnerabilidad que surge durante un proceso investigación, los cuales también aparecen en los procesos de aprendizaje.
Para evitar que estos miedos te arrastren de manera incontrolada, se necesita saber cómo confrontarlos y conseguir trascenderlos. Una vía para salir de esta espiral surge del amor por investigar, la curiosidad por descubrir que hay más allá de lo conocido y una necesidad de servicio ante algo mayor que nosotros, como puede ser mejorar la vida de las personas o ayudar a preservar el medio ambiente. Este compromiso nos aporta la valentía y coraje necesarios para poder abordar con responsabilidad todas las dificultades que nos podemos encontrar en nuestro camino investigador. Cuando se trabaja aceptando nuestra vulnerabilidad y desarrollando nuestro coraje, se cultiva una gran humildad y resiliencia, así como se desarrolla nuestro potencial creativo, el cual nos sirve para resolver una gran cantidad de problemas muy diversos. El desarrollo de estas cualidades nos permite abordar con empatía y solidaridad los problemas que nuestro alumnado sufre cuando se ven atrapados en la misma espiral durante sus procesos de aprendizaje. Parar poder comprender las dificultades, limitaciones y angustia de nuestros alumnos, se necesita previamente haberlas experimentado y superado de manera consciente. Cuando esto es así, los docentes somos capaces de acompañarles sin enturbiarlos con nuestras reacciones emocionales automáticas. Esto convierte los entornos de aprendizaje en espacios seguros donde, docentes y alumnos, podemos permitirnos ser vulnerables pero también desarrollar todo nuestro potencial.
De esta manera, la investigación científica en la universidad no solo es un elemento para dar prestigio a la institución, ni simplemente una herramienta para ampliar el conocimiento y mantener a su cuerpo docente actualizado, sino que también nos aporta el desarrollo de una serie de cualidades, las cuales son fundamentales para el avance de la sociedad. Para ser capaces de transferir estas cualidades es necesario integrar este mismo estilo de aprendizaje en las distintas asignaturas de grado y máster. Para ello resulta fundamental trabajar la enseñanza de conocimientos o competencias a través de procesos de investigación dirigida. De esta manera, los alumnos van a poder explorar su propio potencial y poner a prueba sus miedos internos en un entorno seguro. Este cambio de enfoque nos aporta a toda la comunidad universitaria una mirada más amplia sobre el aprendizaje, así como un sentido de unidad en la que todos podemos cooperar para conseguir vidas más fructíferas y plenas.