Er que quiere y luego orvía,
o tiene mardita sangre,
o la vergüensa perdía.
Ayer pasé por tu caye
y te vi en er barcón;
siempre que se mira ar sielo
se ve la grasia de Dioh.
Bendita sea tu casa
y el arbañí que la jiso:
que por dentro está la gloria
y por fuera er paraíso.
Antonio Machado y Álvarez, Cantes flamencos