Creo importante saber algo acerca de la vida de Edward Bach para comprender su trabajo, y me parece que es algo que faltaba en este hilo.
Si bien en el siguiente texto no se recoge al 100% su vida y obra, he intentado reflejar lo más destacado, aunque puede que me haya saltado algo.
La mayor parte de la información y textos los he obtenido de otros desarrollados por JOSÉ SALMERÓN. La parte del texto en cursiva, refleja escritos de Bach o Nora Weeks.
Edward Bach nació el 24 se septiembre de 1886 en Moseley, una pequeña villa cercana a Birminghan. Tenía una débil constitución física, que remontó gracias a los cuidados amorosos de sus padres.
De los 16 a los 19 años trabajó en la fundición de su padre para ahorrar dinero para poder pagar sus estudios superiores de medicina. Deseaba conocer todos los métodos de curación para encontrar el más simple y sencillo, aquel que pudiera sanar el cuerpo y alma del enfermo. En un principio esto le hizo dudar entre la medicina y el sacerdocio.
A los 20 años se matriculo en la Birminghan University. Debido a los escasos ingresos tuvo que trabajar de noche e incluso elegir entre comer o comprar material de estudio. El exceso de actividad y el estar en Londres alejado de la naturaleza, le generaba malestar. Era un ser con enorme sensibilidad en un entorno de contaminación, ruidos y falta de luz. Únicamente la determinación de encontrar la causa real de la enfermedad fue la que le hizo seguir allí.
En 1913 obtiene 2 licenciaturas a añadir a los títulos académicos que ya poseía: Medicinae Baccalaureus, y Licenciatura en Ciencias. Al año siguiente agrega el título de Diplomado en Salud Pública extendido por la Universidad de Canbridge. Ejerció como cirujano Residente para Accidentes en el National Temperance Hospital. Y 1913 se casa con Gwendoline Caiger.
Inicialmente encaminó su búsqueda hacia la investigación bacteriológica, ya que él creía inicialmente que la causa de los males estaba en los intestinos, debido a que es allí donde el cuerpo absorbe lo que necesita y al número de bacterias y gérmenes que allí se encuentran. Para 1913 comenzó a trabajar en el Hospital del Colegio Universitario como Bacteriólogo Asistente, desarrollando una larga investigación terapéutica y concibiendo la idea de inyectar vacunas, preparadas a partir de ciertas bacterias, que resultaron útiles para el tratamiento de enfermedades crónicas (cosa por la que no se le recuerda).
Tanta actividad lo agotó físicamente, así que en 1914, con la llegada de la Primera Guerra Mundial, fue rechazado para servir como médico en el campo de batalla, pero se hizo cargo de 300 camas atendiendo a los soldados heridos además de seguir con su investigación en el campo de las bacterias. En 1916 fue nombrado Director del Departamento de Bacteriología. La guerra lo marcó profundamente, preguntándose como las personas podrían hacerse aquellas barbaridades entre ellas. Una vez estuvo un poco más recuperado estableció su consultorio privado en Harley Street.
En abril de 1917, Gwendoline fallece de difteria. Un mes después se casa con Kitty Emmeline Jane Light, quien tenía una niña de 1 año. En julio del mismo año, absolutamente absorbido por el trabajo, debido el excesivo esfuerzo cayó inconsciente debido a una severa hemorragia digestiva. Fue intervenido quirúrgicamente. Al despertar le informaron de que debido al estado avanzado de su enfermedad, únicamente le quedaban tres meses de vida. Empeñado en terminar su obra, bajo intensos dolores vuelve a su laboratorio trabajando noche y día. La permanente iluminación de su laboratorio, lleva a sus compañeros a llamarle “la luz que nunca se apaga”. Debido al entusiasmo que puso en su trabajo, no solo se curó sino que su estado físico mejoró hasta el punto de sentirse más fuerte que nunca. Meditando acerca del motivo de su recuperación, llegó a la conclusión de que “un gran amor, un propósito definido en la vida, son los factores que determinan la felicidad de un hombre en la tierra, y el incentivo gracias al cual puede atravesar todas las dificultades”.
En 1918, tras su restablecimiento, dejó del puesto que tenía en el University College Hospital debido a una nueva reglamentación de horarios con la que estaba en desacuerdo. Empeñado en seguir con sus investigaciones invierte sus últimos ahorros en un pequeño laboratorio en Nottingham Place e ingresa como patólogo y bacteriólogo en el London Homeopatic Hospital, donde siguió hasta 1922. Allí conoce a Hannemann (padre de la homeopatía) y queda impresionado por la coincidencia entre ambos a la hora de considerar los aspectos emocionales como base para el tratamiento de la enfermedad. A partir de este momento comienza a estudiar la homeopatía y a preparar homeopáticamente vacunas de los gérmenes intestinales con los que venía trabajando. Los divide en siete grupos, que a su vez corresponden a 7 tipos de personalidad humana claramente diferenciados entre sí.
Llegó a perfeccionar de tal manera el diagnóstico caracterológico que no le hizo falta recurrir a análisis químicos para detectar la pertenencia de cada paciente a un grupo de bacterias. Este trabajo le valió el reconocimiento de médicos alópatas y homeópatas.
En 1920 conoce a Nora Weeks, la que sería su incondicional y querida compañera de búsqueda. Nora, graduada como radióloga, colabora con Bach en la consulta de Harley Street. Comienzan a compartir salidas al campo para buscar hierbas curativas para la experimentación. Por esta época, debido a problemas de relación se separa de su esposa Kitty Light.
Entre 1924 y 1926 publica “La intoxicación intestinal en relación con el cáncer “ y se edita el libro “ La enfermedad crónica. Una hipótesis de trabajo”, escrito con su asistente y amigo C.E. Wheeler.
A pesar de la difusión de sus descubrimientos y el aumento del número de pacientes, a los que insistía en no cobrar, o cobrar el mínimo, sus ingresos eran escasos. La mayor parte la destinaba a la compra de material y pago de sus ayudantes de laboratorio.
La homeopatía se basa en que lo semejante cura lo semejante, con lo que se utilizan sustancias tóxicas en una dilución muy muy baja, ya que se observa que las mismas sustancias que generan ciertos síntomas, en dosis mínimas curan esos mismos síntomas. Esto es lo que no terminaba de convencer a Bach, pues él tenía la certeza de que debía de haber algo simple en la naturaleza, de naturaleza no dañina, que sanara a los enfermos. Con lo que empieza a concebir la idea de reemplazar el uso de toxinas intestinales por remedios naturales. De hecho, ya había observado que las vibraciones de la Estrella de Belén eran idénticas a las del grupo de bacterias Morgan, el tercero de la clasificación.
Así en 1927 comienza su separación del mundo científico. Bach sentía que había agotado todas las posibilidades que la ciencia y sus métodos de investigación habían puesto a su alcance. Mientras tanto sus delicados sentidos iban desarrollándose cada vez más. Era capaz de oír, ver y sentir cosas que no se explicaba, y tenía el don de curar con tan solo un ligero toque de sus manos, cosa de la que evita hablar a lo largo de su vida, pero que la gente de su entorno y pacientes perciben.
En 1928, obedeciendo una fuerte llamada interior, sale al campo a recoger las primeras flores del sistema: Impatiens, Mímulo y Clematide. Regresa con ellas a Londres y las prepara a modo de vacunas orales, prescribiéndolas de acuerdo a la psicología del paciente con grandes resultados a corto plazo.
En 1930 publica en The Homeopathic Wolrl “Algunos nuevos remedios y sus usos”. El éxito obtenido convence a Bach de estar en el camino adecuado, con lo que decide abandonar Londres y partir a Gales para trabajar en sus teorías. Para ello cierra la consulta y el laboratorio y deja en manos de sus asistentes la investigación sobre toxemia intestinal. A los 43 años decide comenzar una nueva vida en concordancia con lo que siempre había deseado: hallar un método de curación natural, eficaz y simple. Él y Nora durante varios meses recorren Gales y la costa de Norfolk hasta establecerse en Cromer, un pequeño pueblo de pescadores. Bach pasa los días examinando la variedad de plantas de la zona, se quedaba con aquellas que no fueran primitivas en su desarrollo, venenosas o comestibles.
Debido a la rapidez con la que deja Londres, Bach llevó consigo una maleta llena de zapatos en lugar de una con el material necesario para elaborar homeopáticamente las esencias. Aunque reconoció que el calzado le fue útil para la las largas caminatas por el campo. Así a falta de su material habitual, para extraer la sustancia curativa de las flores crea el “método del sol”, que consiste en sumergir unos cuantos capullos (los más perfectos de su variedad) en un cuenco con agua pura y cristalina, y dejarlos expuestos unas horas al sol, hasta que se produce el paso de las propiedades terapéuticas de la flor al agua. El resultado se combina en una proporción de 50% con brandy, que preserva la pureza y da estabilidad a la fórmula.
La sensibilidad desarrollada por Bach aumenta por semanas, lo que es altamente beneficioso para sus investigaciones, pero a su vez su salud psicofísica se resentía ante el menor estímulo negativo del ambiente. Vivió profundos desequilibrios emocionales y colapsos físicos, pero su asombrosa capacidad de recuperación y sentido del humor, hacían más breves la duración de estos ataques.
También en 1930 termina de escribir “Cúrese usted mismo”, pero es considerado por los editores como demasiado revolucionario, con lo que debe postergar su publicación. Trabaja con sus primeros remedios, los 12 curadores y la descripción de los estados de desequilibrio emocional que reparan. Estos 12 curadores son: Mimulo, Clematide, Impatiens, Agrimony, Chicoy, Vaerbain, Centaury, Cerato, Sclerantus, Water Violet, Gentian y Rock Rose.
Este último fue considerado por Bach como uno de los más importantes remedios. Surgió debido a que un día fue llamado de urgencia para asistir a una paciente en estado grave. Bach sintió el pánico de la paciente y los que la rodeaban. Para calmar a la mujer Bach llevó su mano al hombro de la mujer diciéndola que pronto mejoraría. La hemorragia que tenía la mujer cesó y durmió durante varias horas despertando recuperada. De esto Bach concluye que es de máxima importancia un remedio para aquellos casos en los que el miedo es tan grande que paraliza nuestra acción impidiéndonos fluir con eficacia. Nora Weeks en el único relato biográfico de la vida de Bach, da cuenta de varios casos en los que el recurre a su “maravilloso poder de sanar al instante” o a su especial intuición y percepción extrasensorial.
En 1932 regresa a Londres y abre una pequeña consulta donde redacta el manuscrito “Libérate a ti mismo”. Ante la crítica e indiferencia del cuerpo médico, Bach, que nos recuerda que “…considero el deber y el privilegio de cualquier médico el enseñar a los enfermos y a los sanos a curarse por si mismos”, que decide comenzar a dar difusión masiva de su sistema de curación y lo anuncia en algunos periódicos. Esto no se correspondía con las normas legales que establecían el ejercicio de su profesión, con lo que durante 3 años el consejo Médico le ataco una y otra vez amenazándole con retirarle su licencia médica, hasta que en 1936 el mismo les remite una nota desertando de la medicina ortodoxa. Para él, el bienestar del que sufre estaba por encima de su renombre profesional. Sin embargo su nombre nunca fue retirado del registro de consejo Médico General.
En 1933 añade cuatro esencias más a los remedios: Gorse, Heather, Oak y Rock Water. Y escribe y publica el trabajo realizado hasta el momento en 3 artículos.
En 1934 añade otros tres remedios menores más a los cuatro anteriores: Wild Oat, Olive y Vine. Y concibe la primera visión del remedio de rescate, una fórmula indicada para casos de emergencia compuesto por Rock Rose, Impatiens y Clematide, a los que después añadirá Star of Bethlehem y Cherry Plum.
En abril de ese mismo año se muda al poblado de Sotwell, donde actualmente funciona el “Dr. Edward Bach Healing Center”. Pasa el tiempo ocupado de su jardín y restaurando su casa.
Al tiempo que vislumbra la necesidad de ampliar su sistema terapéutico, comienza a entrenar a sus colaboradores en la atención de enfermos, dar respuesta a la correspondencia y difusión pueblo a pueblo.
La elaboración de los últimos 19 remedios fue radicalmente diferente a los de la primera serie: descubre las nuevas propiedades terapéuticas sufriendo durante horas o días el estado mental y físico del remedio que iba a encontrar, una vez lo encontraba sanaba. Ahora a excepción de White Chesnut, prepara las tinturas hirviendo las flores y brotes en lugar de utilizar el método del sol. Fueron seis meses en los cuales vivió intensos padecimientos y severas enfermedades, sabiendo que aquello era necesario para guiar sus pasos hacia nuevos remedios. Contraía el estado mental o síntomas físicos de algún paciente que horas después pasaría por su consulta.
De diferentes partes del mundo le llegaban cartas de agradecimiento por la salud recuperada o que deseaban aprender su método. Sin embargo el esfuerzo que había realizado en los meses anteriores lo dejó exhausto y lentamente comenzó a morir. Trabajó hasta el último momento para dejarlo todo en orden antes de que aquello ocurriera.
Dando por concluida su obra se despide de sus ayudantes en una bella carta escrita pocos días antes de su muerte: “Existen momentos como estos, en que uno espera una invitación a quien sabe dónde. Si esa llamada llega, les ruego, a los tres, que continúen con este hermoso trabajo que hemos comenzado. Un Trabajo que ha de quitarle a la enfermedad todo su poder; un Trabajo que puede liberar al hombre de su esclavitud”.
Edward Bach falleció el atardecer del día 27 de noviembre de 1936, mientras dormía.
Bach advirtió que la enfermedad y su localización no era accidental, sino que tenía que ver con una ley de producción del síntoma que en cada paciente es diferente. Nos advierte “No nos fijemos en la enfermedad, pensemos solo en cómo ve la vida el enfermo”. Para él la ciencia médica no hace más que acallar la única voz de alarma del Alma: el síntoma.
Asimismo Bach daba mucha importancia a la actitud del paciente: “Así pues, vemos que nuestra victoria sobra la enfermedad dependerá principalmente de lo siguiente: primero hay que tener conciencia de la Divinidad que hay dentro de nosotros por lo tanto de poder de superar las adversidades; segundo, hay que saber que la causa básica de la enfermedad obedece a la falta de armonía entre la personalidad y el alma; tercero, tener la voluntad y la capacidad de descubrir el defecto causa del conflicto; cuarto, suprimir ese defecto desarrollando la acción contraria.”
Bach se refiere con la personalidad a los estados emocionales que sufrimos. Un estado emocional negativo, repetido en el tiempo o sufrido durante largo tiempo es el que genera los síntomas físicos. Bach nunca afirmó que servía únicamente con tomar las esencias florales, las flores actúan si interiormente tenemos la actitud a la que se refería, cosa que solicitaba a sus pacientes. “…para lograr una curación completa… tendremos que actuar nosotros mismos dedicando nuestra capacidad para suprimir cualquier defecto en nuestra naturaleza, porque la curación final y definitiva viene en última instancia de dentro.”
Si habéis conseguido llegar hasta aquí, espero que os haya gustado, a mi me parece una historia muy bonita. Era una humilde persona, que habiendo podido vivir rodeado de lujos, murió sin un duro, ya que primó el ayudar a los demás. Os fijáis en que Bach, en su época, percibió desarrollando el “método del sol” lo que ha probado Masaru Emoto. El agua adopta una estructura que le transmiten las flores!!