5 - Otro Profesor distinto: el Dr. Amadeo Ferri 

Por Carlos Corbelle. Promoción 63

Otro profesor distinto por Carlos A. Corbelle  Promoción 63

Quien ha sido el gran motivador de la mayoría de los profesionales médicos que egresaron de nuestro colegio en su calidad de bachilleres, le da razones a alguien, ajeno a esa incumbencia, para elaborar esta página. Esta circunstancia hace posible recordar la proyección docente -amén de la profesional-  que alcanzó el Dr. Amadeo Ferri

Es que además  de sus profundos conocimientos en el plano de la medicina, el Dr. Ferri fue un enciclopedista que, sin perjuicio de ello, no hizo renuncia de su fe cristiana. En esa labor desparramó con generosidad su vasta cultura humanística y científica, la que nos brindó en horas ajenas a las de la currícula oficial de los planes de estudio, reuniéndonos a mujeres y hombres en plena adolescencia en debates abiertos, cuyo temario dejó librado al gusto de quienes compartimos y compartieron esos momentos de enriquecimiento intelectual.

Puesto en ese cometido, no tuvo límites para abordar todo tipo de cuestiones, en las que sus conceptos, a la luz de las horas actuales, parecen no sólo no haber  perdido vigencia, sino que  -con desprecio del tiempo transcurrido- amplían y fundan los argumentos vertidos en cada ocasión.

Hoy cuando leo su “Ensayo sobre el amor”, entregado al diario “Avance” y publicado por la Promoción F.B. 63, aprecio que ese trabajo posee una cantera de juicios y razonamientos que es infrecuente hallar,  máxime cuando se extiende en un opúsculo “escrito -conforme lo destacó el autor- al correr del pensamiento sobre el teclado, destinado a una revista juvenil y sin correcciones y como expresión sincera de un pensar, de un sentir y de un vivir”.

Hay también otras facetas que singularizan la figura del Profesor Ferri al margen de esos aspectos. Es que a nadie  puede escapar que pese a su pequeña figura corpórea, a la que un tanto contradecía su potente y mandatoria voz, su arribo al aula hacia nacer notorios sentimientos de respeto, admiración y estima que sus alumnos le brindaban en abierta correspondencia hacia él.

Ya en su quehacer, subrepticiamente nos iba preparando para nuestra inminente vida universitaria, puesto que sus clases un tanto académicas –pero a la vez de ida y vuelta con el alumno- abarcaban varias horas de clase sin tomar lección alguna, para sí luego requerir un examen escrito general, al final de un extenso lapso de exposiciones a su cargo.

Puestos nosotros en esa tarea, pobre de aquél que osara copiarse en ese examen final. Su suerte estaba asegurada y además del  0 con que calificaba al culpable, debía soportar  la vindicta, casi pública, a que se exponía frente a la indignación verbal del Dr. Ferri, rica en adjetivizaciones de desagrado.

No dudo que muchos de sus alumnos tendrán otras y mejores anécdotas de él y de las diferentes características que singularizaron la persona de Amadeo Ferri que, con justicia, la hacían presumir inmaculada.

Sólo una vez hallé una simpática fisura en esa solidez moral. ¡Pero vaya pecado!.

Fue en ocasión de comentarnos en una clase, que cuando iba al teatro o al cine con su esposa, ante la contingencia de encontrarse con las entradas agotadas, lo encaraba al boletero diciéndole: “Yo soy muy agradecido”. O como no recordar cuando en una puja de abierto candor y cierta arrogancia pueril, desafió a mi recordado compañero Angelito Turganti  a realizar una caminata para determinar quien poseía más resistencia física en el curso de “evento deportivo”.

Fue así como a partir de esos episodios, el maestro nos mostró que también era humano. Y al cobijo de ellos, más lo quisimos y respetamos.

Carlos A. Corbelle

F.B.63

Para participar de una clase del Dr. Amadeo Ferri haga click aquí:

Clase del Dr. Amadeo Ferri