Anteiglesias
La palabra Anteiglesia, está formada por las palabras “ante” e “iglesia”, que nos ayudan a comprender el funcionamiento de las mismas. Los organismos se denominan así porque los propietarios de las casas se reunían frente a la portada de las iglesias.
Pórtico de la Anteiglesia de Urruxola (Oñati)
En la mayoría de los casos estas Anteiglesias estaban compuestas por un soportal, lugar donde ordinariamente solían reunirse. La razón por la que se designó este lugar para celebrar las reuniones, se fundamenta en dos cuestiones:
La iglesia era un lugar público, y por consiguiente todos los propietarios estaban a un mismo nivel.
Las reuniones se solían celebrar después de los oficios religiosos.
En estas reuniones debatían sobre cuestiones locales. Cada una de las Anteiglesias tenía un concejo y un alcalde, tierra y bosques públicos, ordenanzas para el funcionamiento interno y en algunos casos, como el de Marín, incluso un archivo.
Con el tiempo, las Anteiglesias se fueron unificando creando en algunos casos Merindades y en otras Hermandades. Esta última es la que se llevó a cabo en el Valle de Léniz.