La arquitectura gótica

La arquitectura gótica

El arte gótico nació en París (Francia) en la segunda mitad del siglo XII y se extendió por toda Europa, adaptando en cada país variedades específicas. Se desarrolló durante los siglos XIII, XIV y XV, perdurando en algunos países hasta el XVI.

El nacimiento del gótico va unido al desarrollo de las ciudades desde el siglo XII, por eso se dice que es un estilo urbano. Los promotores de las obras fueron la Iglesia, la nobleza y la alta burguesía. El edificio más representativo es la catedral, que se convirtió en el centro de la ciudad. En ella no solo se llevaban a cabo los ritos religiosos; allí se reunían los gremios y los gobiernos municipales. Surgieron rivalidades entre las ciudades por construir la catedral más alta y más grande. Pero también se construyeron edificios civiles: ayuntamientos, universidades, palacios o lonjas (edificios para realizar negocios los mercaderes).

Características de la arquitectura gótica

Los maestros del gótico buscaban construir edificios muy altos y con mucha luz. Para ello emplearon nuevas técnicas:

    • Se utilizó el arco ojival o apuntado, con forma de punta o flecha, que ayudaba a elevar la altura del edificio.

    • Emplearon en la cubierta la bóveda de crucería, resultado del cruce de dos arcos ojivales. Su peso va a los pilares del interior del edificio.

    • Los pilares se reforzaron en el exterior con contrafuertes y arbotantes (segmentos de arco que, como un puente, llevaban el empuje de la bóveda al contrafuerte).

    • Los contrafuertes se remataban con pináculos en lo alto.

    • Los canalones, situados en el tejado para recoger el agua de lluvia, se decoraban en su final con esculturas denominadas gárgolas que representaban personajes, animales fantásticos…

    • Como los muros ya no sostenían el peso de las bóvedas, se hicieron muy delgados y en ellos se abrieron grandes ventanas, que se cerraban con vidrieras de colores, por las que entraba mucha luz. Si la ventana era redonda se denominaba rosetón. El uso de las vidrieras permitió tamizar esa luz para crear una determinada atmósfera: la luz se consideraba un reflejo de la grandiosidad de Dios.

    • Las iglesias y catedrales góticas siguieron utilizando la planta de cruz latina, pero la nave central era más ancha y mucho más alta que las laterales y las cabeceras se volvieron poligonales. En las fachadas se colocaron torres rematadas por agujas (pequeñas) o chapiteles (grandes).

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