EL DESTINO
Cuando voy por un camino y pienso en mi destino como única meta que alcanzar, estoy desperdiciando mí vida.
Es muy bonito tener un ideal o varios, pero la vida no solo es eso.
Mientras voy por el camino, debo estar atento al paisaje, es un deber conmigo mismo, ver no solo el camino, sino todo lo que me ofrece el paisaje, porque en él está la variedad y la riqueza de la vida.
Si puntualizo mí vida y le doy una directriz un destino fijo, estoy seguro que se perderán muchas oportunidades de crecimiento y enriquecimiento para la misma, además si nos concentramos en la meta, muy probablemente perdamos el sentido de la vida y la convierta en algo monótono y aburrido de vivir.
Debemos vivir, siguiendo nuestro camino, que solo Dios no ha dado y que en él nos guarda todo mal y daño. Nuestra imperfección, nos engaña y nos lleva por caminos tortuosos y esa no es la vida, la vida es para aprovecharla, para sacar el mejor de los frutos, nos enseña bastante, no nos quita, nos da, nos enriquece, solo eso es importante de tener en cuenta. Si lo aprendemos y lo vivimos, no pondremos resistencia al camino y podremos fluir por él.
Solamente vivir obsesionados por una meta, nos empobrece porque perdemos las riquezas que nos da el camino.
Luego es mucho más importante y vital, el camino que el destino o meta al que lleguemos. Por que puede ser que el camino sea la vida y el destino la muerte misma. Tú escoges.
Debemos salir al camino a recoger pero no a cargar, por que entonces el peso de lo que cargamos, tampoco nos dejará ser libres cuando lleguemos al destino.
Cuantas veces no te ha pasado que después de mucho desear algo, y obtenerlo, te das cuenta que eso no es nada, y peor aún que se convierte en un peso, en una carga que llevar, luego viaja siempre ligero, no te esclavices a las cosas ni a las personas, recuerda como llegaste a este mundo y como partirás.
Aprende que lo de este mundo, es de éste mundo y no al cual realmente perteneces, vive y se feliz te lo digo yo.
Edonai-Jud - Mayo 27 de 1997 - 10 :30 p.m.