ASOCIACIÓN AUXILIA

INTRODUCCIÓN DE AUXILIA

Hace unos días, todos los voluntarios de AUXILIA-MADRID nos hemos sentido francamente gratificados al recibir una carta de un antiguo alumno de nuestro núcleo, por ello, queremos hacerla llegar a todos vosotros a través de la revista AUXILIA.

CARTA

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Queridos amigos:

Soy un paralítico cerebral de 34 años, que desde hace 20 disfruto de la labor cultural que altruistamente ofrecéis a los minusválidos, en esa entrañable asociación que es "AUXILIA".

El motivo de esta carta es haceros partícipes de la gran alegría que siento al ver cumplido uno de mis mayores sueños, poder escribir. Lo estoy haciendo gracias a un aparato (yo lo llamo "PODOCORNIO") que me hicieron el pasado Noviembre en el CEAPAT. El aparato en cuestión consiste en una correa atada alrededor de mi zapatilla izquierda, de la que sobresale por encima del empeine una especie de pico o cuerno doblado hacia abajo, con el que le doy al teclado del ordenador, que se encuentra en el suelo.

Gracias a mi familia y a los maravillosos 18 profesores que a lo largo de dos décadas me habéis enviado, he conseguido adquirir una cultura bastante aceptable, sobre todo teniendo en cuenta la gran discapacidad que padezco (espasmos, fuerte tensión nerviosa, dificultad al hablar, etc) debido a la cual me ha sido siempre imposible asistir a ningún centro escolar.

Hace 7 años al obtener el graduado escolar dejé de estudiar, no por faltarme las ganas de seguir aprendiendo, si no por la gran dificultad que para mi representaba ciertas materias, como matemáticas, ya que al no poder escribir, me resultaba bastante complicado hacer cuentas; no obstante gracias a la enorme paciencia que tuvieron mis profesores y al empeño que puse en ello, al final de curso saqué un sobresaliente en esa asignatura, la misma nota que en el computo global del graduado escolar, calificación que os dedico con todo mi corazón.

Ahora estoy escribiéndoles cartas a todos los profesores que he tenido, y no podía olvidarme de vosotros que fuisteis los que me los enviasteis, pues creo que cuando se puede hay que ser agradecido con los que tanto me habéis ayudado a sobrellevar lo más dignamente posible esta minusvalía.

Recuerdo con especial cariño aquel centro de esparcimiento que poseíais en la calle Orense, al cual fui algunas veces hace más de 15 años (dejé de ir por tener muchos problemas con mis nervios), pasándolo estupendamente con vosotros, sobre todo en aquella fenomenal excursión que realizamos a los preciosos jardines de Aranjuez y al histórico Alcázar de Toledo.

Esperando no haberos cansado demasiado con esta carta, y deseando que sigáis con esa labor tan encomiable que lleváis a cabo, se despide con un fuerte abrazo vuestro agradecido amigo,

Mayo de 1994

Cipriano Rubio Diez

PETICIÓN DE AUXILIA PARA

CONMEMORAR SU 50 ANIVERSARIO

Revista AUXILIA (nº 205 -julio 2001-).

A todos vosotros, a los que de alguna forma habeis participado en estos años en hacer posible esta maravillosa realidad que es AUXILIA, socios, voluntarios, profesionales, atendidos, familias, colaboradores, suscriptores y lectores, os invitamos a participar en este gran evento, el 50º aniversario de AUXILIA en España. En el año 2002 queremos editar un número extra de nuestra revista y hacer una exposición literaria y gráfica con todas vuestras vivencias como miembros de esta gran familia "auxiliana". Para ello te pedimos que las escribas, que nos expliques tu paso por AUXILIA en un folio y si tienes alguna foto o cliché, acompáñala a tu escrito (prometemos devolverla) y que lo remitas todo en sobre cerrado a Auxilia 50º aniversario, c/ Anglí, 50 2º, 08017 - Barcelona. Hasta el 31 de diciembre próximo estará abierta la recepción de escritos y fotos.

Revista AUXILIA (nº 207 junio 2002).

Al regresar en octubre de las vacaciones, me encontré con la grata sorpresa de que en el número correspondiente a junio de 2002, la Revista AUXILIA me había publicado el escrito que le envié en noviembre del año pasado.

La alegría fue aún mayor al comprobar que mi texto fue uno de los dos elegidos para ser publicados como representante de los antiguos alumnos de AUXILIA.

El texto de dicho escrito es el siguiente:

MI EXPERIENCIA COMO ALUMNO DE AUXILIA

Para comprender la gran importancia que supuso para mí el hecho de que AUXILIA me enviase profesores, diré que tengo una minusvalía del 90% a causa de una parálisis cerebral infantil, cuyas secuelas perdurables son la disquinesia y la distonía. Las manos son las partes más afectadas de mi cuerpo, pues no sólo no puedo manejarlas, sino que debido a sus frecuentes espasmos, hacen lo contrario de lo que les ordeno. Las piernas, aunque no me permiten andar, las controlo tan bien que no sólo manejo mi silla de ruedas con ellas, sino que además de otras muchas cosas, me permiten realizar escritos como éste, tecleando en el ordenador con un aparato llamado podocornio. Esta gran minusvalía, como las de muchos de los alumnos de nuestra asociación, ha hecho que a lo largo de mis 42 años haya tenido que superar innumerables obstáculos relacionados con mi discapacidad. Uno de los más importante fue el de no poder acudir a ningún colegio. El papel de éste lo desempeñaron mis padres todo lo bien que pudieron, inculcándome desde la infancia un gran interés por los estudios, interés que se vio acrecentado al enterarnos de la existencia de AUXILIA, entidad en la que inmediatamente ingresé.

El 4 de octubre de 1974 fue una fecha que nunca se me olvidará, debido a la alegría que me supuso la llegada a casa del primer voluntario de AUXILIA. Al principio tuve algo de miedo, pues sabía que le podía causar la habitual mala impresión que se llevan todas las personas la primera vez que me ven, debido a la fuerte tensión nerviosa que padezco, pero afortunadamente mis temores se disiparon pronto al ver que me trataba con toda naturalidad y que enseguida nos acostumbramos el uno al otro, llegando a estar muy compenetrados durante nuestras clases. Al principio me impartió todas las asignaturas, mientras que luego, a medida que llegaban otros profesores, se las fueron repartiendo.

En 1987 alcancé el título de Graduado Escolar, primera gran meta en mi vida que dependía casi exclusivamente de mi esfuerzo. Lo pude haber obtenido muchos años antes, pero pensé que sería innecesario, pues nadie me lo pediría nunca. Craso error, ya que con el lamentable aspecto que tenemos algunos paralíticos cerebrales, necesitamos más que nadie tener reconocidos oficialmente nuestros estudios, para despejar cualquier duda sobre nuestras facultades psíquicas.

No puedo pasar esta oportunidad que me brinda este número especial de AUXILIA, sin rendir un pequeño homenaje a los 18 maravillosos voluntarios que, procedentes de distintas ramas del saber de las Universidades de Madrid, me dieron clases durante 13 años. Estos amigos no sólo me enseñaron todo lo que pudieron de sus respectivas asignaturas, que no fue poco, sino que hablando de innumerables temas me enriquecieron enormemente como persona, dando así la razón a la gran poeta española Gloria Fuertes, al definir la palabra voluntario como "la persona que ha hecho una obra de arte con sus horas libres". No es de extrañar que todos estos inolvidables profesores que vinieron a darme clases hayan alcanzado buenos puestos de trabajo, pues el que tiene un espíritu noble y luchador para realizar obras altruistas, lo tiene igualmente para alcanzar una buena posición en una sociedad tan competitiva como la actual. Aún hoy, de vez en cuando me obsequian con alguna visita,

Para concluir, quiero animar a los actuales miembros de AUXILIA a proseguir con esa encomiable labor que llevan a cabo. Especialmente a los profesores que actualmente estén dando clases a minusválidos, a los que aliento a continuar con su importantísima labor docente, pues no se me puede olvidar una hermosa y realista frase que una de mis profesoras me dijo a modo de despedida el último día de clase: "a pesar de que no puedas salir de entre los barrotes de hierro que forman tu silla de ruedas, con la cultura que has adquirido, serás más libre que la mayoría de la gente que está en perfectas condiciones físicas".

¡Gracias por todo, AUXILIA!

Madrid, 16 de noviembre de 2001.

Cipriano Rubio Diez