La toma de decisiones en el deporte es un factor clave para el rendimiento individual y colectivo, y en el básquet adquiere una relevancia aún mayor por la velocidad y dinamismo del juego. Cada segundo cuenta: elegir cuándo pasar, lanzar o driblar puede cambiar el rumbo de una jugada o de un partido entero. Un buen jugador no solo debe dominar la técnica, sino también desarrollar la capacidad de leer el juego, anticipar movimientos y responder rápidamente ante situaciones cambiantes. Entrenar la toma de decisiones, por lo tanto, no solo mejora la ejecución táctica, sino que fortalece la confianza, la inteligencia de juego y el trabajo en equipo.
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