Cerámica ibérica

La vajilla ibérica pertenece a una etapa que ya ha superado los titubeos del aprendizaje del torno rápido. Se define como un conjunto de piezas en las que el oficio domina los procedimientos de fabricación. El término de cerámica ibérica, puede resultar demasiado genérico para la gran variedad de producciones a las que se aplica. Pero en general se puede identificar con "la cerámica ibérica pintada". La podemos fechar entre los siglos VI y II a.C.

Las alfarerías ibéricas se situaban fuera de los poblados. Ninguno de los muchos yacimientos excavados ha mostrado la implantación de hornos de alfarero en su interior, de lo que se deduce que estos artesanos instalaron sus dependencias próximas a las canteras de arcilla, en espacios en los que la humareda de la cocción no supusiera un trastorno para los habitantes de los poblados.

Vajillas finas y decoradas, Calatos, ollas vasos  pebeteros modelados, pesas de telar, fusayolas, recipientes de almacenaje(cantimploras, toneletes, ánforas, etc.), cerámica de cocina, que pueden ser de colores grises, cocida en atmosfera reductora, pasta con gran cantidad de desgrasantes para producir un efecto refractante a la vasija y que sea más resistente al fuego para cocinar.

Combina distintos motivos y estilos de decoración: geométricos, vegetales y narrativos, de color rojo (obtenido con un engobe realizado con arcilla y óxido de hierro), decoraciones realizadas a pincel y con peine de pinceles.

Es una decoración muy variada en las representaciones y distribuciones de las vasijas,  con gran libertad interpretativa, que en el siglo XX ejerce una gran influencia en las representaciones pictóricas de algunos artistas como Pablo Picasso.

Reproducción de inciensiario ibérico antropomórfico  realizada por Vicenta Rico

Reproducción de kalathos ibérico con decoración zoomórfica realizada por Vicenta Rico