Constantemente me convierto en un fantasma, me transformo en un ser mundano de silencio, mi quijada se traba, mi mente esta frustrada de tener que concentrarse en todo lo que sucede, en tener que seguir las líneas del lenguaje, mi mirada es seca, sin ningún reflejo, no hay sombras tampoco en mi piel, todo pierde cualquier ínfima chispa y es un lienzo mate sobre todo dentro y fuero de mi. La gente me puede ver, pero sin trazo alguno, soy una borrosa imagen que se pierde en el fondo. Soy una sensación neutra, no se asimila, insabora, tu mente la capta pero no la digiere, esta ahí, sin totalmente sostenerla. El fantasma de la omisión, sin acto reflejo. Silencio y sonrisa cuando mas. Un imagen inclara en cualquier espejo, una impresión sobre el cristal en un impersonal y estandarizado pasillo de aeropuerto, una alfombra gris en una oficina. Pero quiero ser terciopelo, quiero ser ese centelleo que permanentemente parpadea en la cima de toda estructura que desea tocar el cielo, quiero ser carcajada, zamba y sol. Quiero creer que me encuentro en algún pensamiento, quiero oir mi nombre en la conversación de alguien, sin ser recuerdo sino una activa presencia. No me interesan los reflectores pero la audiencia, nada de brillo, sino presencia. Grita! Grita! Grita!
No hay imagen clara en este mundo, todas ellas son objeto de una permanente edición en la que el tiempo esta esclavizado a ejecutar.