Estoy en un momento de incertidumbre que nubla mis ojos repentinamente con un dolor latente de pánico reprimido. Rebosa en mi mente el sabor de obscuras hipótesis desgarradas de hechos reales y exhaltado por un sentido de auto-sanción que derrama chorros de angustias los cuales bebo silenciosamente ahogandome en escenarios inconfirmados. No puedo mas que apreciar lo grato que es no tener que enfrentar ciertas situaciones alejadas, o tal vez sólo escondidas de nosotros, y por lo que podría uno nunca desperdiciar una lágrima. Benditos aquellos que con suerte, durante toda su vida, no tendrán razón de llorar.