Antología (siglos XIX y XX)

(selección incompleta)


1.

Siglo XIX


  1. Mariano Melgar Valdivieso

  2. Angel Fernández Quiroz Nieto

  3. Manuel Isidoro Castillo Vizcarra

  4. Benito Bonifaz

  5. Trinidad Fernández

  6. José María Carpenter Aponte

  7. Armando de La Puente y Errea

  8. Ernesto Noboa Arredondo

  9. Abel de la Encarnación Delgado

  10. Samuel Velarde Reinoso

  11. Belisario Soto Salas


1

Mariano Melgar Valdivieso (1790-1815)

Carta a Silvia. Ayacucho. 1827

Poesías – Nancy (Francia) -1878

Arte de olvidar (traducción de Ovidio) – Arequipa 1930

Poesías Completas – Lima 1972

Yaraví IV

[En: Poesías de Don Mariano Melgar. Francisco García Calderón y Manuel Moscoso Melgar. París-Lima : Nancy, 1878, pp. 196-198]

Vuelve que ya no puedo

vivir sin tus cariños:

vuelve mi palomita,

vuelve a tu dulce nido.

Mira que hay cazadores

que con afán maligno

te pondrán en sus redes

mortales atractivos,

y cuando te hayan preso

te darán cruel martirio:

no sea que te cacen,

huye tanto peligro

vuelve mi palomita,

vuelve a tu dulce nido

Ninguno ha de quererte

como yo te he querido,

te engañas si pretendes

hallar amor más fino.

Habrá otros nidos de oro,

pero no como el mío:

por ti vertió mi pecho

sus primeros gemidos.

vuelve mi palomita,

vuelve a tu dulce nido

Bien sabes que yo siempre

en tu amor embebido

jamás toqué tus plumas,

ni ajé tu albor divino.

Si otro puede tocarlas

y disipar su brillo,

salva tu mejor prenda,

ven a seguro asilo

vuelve mi palomita,

vuelve a tu dulce nido.

[sigue...]

ODA II

A la Libertad

[En: Poesías de Don Mariano Melgar. Francisco García Calderón y Manuel Moscoso Melgar. París-Lima : Nancy, 1878]

Por fin libre y seguro

puedo cantar;

rompióse el duro freno:

descubriré mi seno.

Y con lenguaje puro

mostraré la verdad, que en él se anida.

mi libertad civil bien entendida.

Oíd: cese ya el llanto;

levantad esos rostros abatidos,

indios, que con espanto

esclavos oprimidos,

del cielo y de la tierra, sin consuelo,

cautivos habéis sido en vuestro suelo.

Oíd: patriotas sabios

cuyas luces doblaban el tormento

de mirar al talento

lleno siempre de agravios;

cuando debiera ser dictador justo,

y apoyo y esplendor del pueblo augusto.

Oye, mundo ilustrado,

que viste con escándalo a este mundo,

en tesoros fecundo,

a ti sacrificado,

y recogiendo el oro americano,

te burlaste del preso y del tirano.

Despotismo severo,

horribles siglos, noche tenebrosa.

¡huid! La india llorosa,

el sabio despreciado, el orbe entero,

sepan que expiró el mal, y que hemos dado

el primer paso al bien tan suspirado.

[sigue...]

2

Angel Fernández Quiroz Nieto (1799-1862)

Delirios de un loco. Colección de poesías de don Ángel Fernando Quiroz – Ricardo Palma (1857-58)

A la noche

[En: Literatura americana. Colección de escritos. Antonio Batres Jauregui. Guatemala : Tipografía El Progreso, 1879, p. 148]

No aumentes, noche, mi dolor y espanto,

no me destroces con fiereza impía,

¿a qué la imagen de la patria mía

y de otro tiempo perennal el encanto?

¿Por qué no cubres con tu negro manto

las gratas dichas que obtener creía ,

y te deleitas en herirme hoy día,

llevando al colmo mi pesar y llanto?

¿Por qué no cortas de mi vida el hilo

y me sepultas en tu horrendo seno

antes que muera de la espada al filo?

Pues a toda hora sin descanso peno,

sin empezar de dichoso asilo,

tragando a mares infernal veneno.

[s. ref. de título]

[En: Apuntes para una historia literaria de Arequipa: desde 1800 hasta nuestros días. Oscar Silva. Arequipa : Impresora Sil Ver, 1957, p. 33]

¿A dónde voy? ¿Qué fuerza irresistible

me ha impelido a esta ruta dilatada?

No encuentro en torno mío una morada,

fuente para extinguir mi sed temible

Ni diviso un arbusto que apacible

sombra me otorgue; y mi alma fatigada

un momento al reposo abandonada

existir pueda de pesares libre

Sólo llanto me inunda, cada instante

siento un agudo dolor que me destroza

me consume y me tiene delirante

Oh terrible destino! Oh vida odiosa!

aborrezco la luz del sol radiante

y apetezco la tumba pavorosa

Despedida

[En: Arequipeños ilustres. Santiago Martinez. Arequipa : Tipografía Cuadros, 1938, p. 110]

I

Adiós ciudad donde la luz del día

mis ojos vieron por la vez primera,

Pueda llamarte suspirando mía,

patria adorada en mi agonía fiera.

Por ti a toda hora sollozar querría,

tu suave ambiente respirar debiera,

Por ti mi sangre con placer vertiera,

y hasta mi triste vida rendiría.

Marcho lloroso y en tan cruel partida,

memorias llevo de una edad dichosa,

la de la infancia para mí perdida.

Todo lo dejo, tu campiña hermosa,

tu bello cielo y la mansión querida,

que suavizaban mi existencia odiosa.

II

Adiós... me ausento con la faz llorosa,

dulces ensueños de mi bien perdido.

Adiós recuerdos de mi abril florido,

éxtasis breves de una edad dichosa.

Adiós... me ausento con la faz llorosa,

de lo que un tiempo mi consuelo ha sido;

Os abandono de dolor sumido,

pues llega la hora de mi ausencia odiosa.

Adiós, repito por la vez postrera,

caras reliquias del hogar paterno,

donde extrañaba a la que el ser me diera.

Y hurté el aliento del amor materno,

sed dulce, alivio en mi existencia fiera,

¡ya que mi dicha se trocó en infierno!


3

Manuel Isidoro Castillo Vizcarra (1814-1871)

Canto al 2 de Mayo

Cantos sudamericanos - 1869

A...

[En: Poetas de Arequipa. Antología - Los clásicos. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : Instituto Cambio y Desarrollo CYDES, 1995, p. 48]

Recuerdos de mi amor, surgid ahora

Como lampos de luz sobre mi frente,

Y, ante mis ojos, desplegad la aurora

Que ayer me acariciaba con su ambiente,

Traedme a la mujer encantadora

Que fue la estrella de mi amor ardiente

Y dio a mi corazón paz y ventura

Con sólo un rayo de su lumbre pura.

¿Qué se hizo tanto bien?... Se hundió en la nada

Y quedé solitario en el desierto;

La luz de mi esperanza está apagada,

El sol de mi ilusión está ya muerto,

Hoy giro en tomo de una tumba helada,

Cargando mi dolor con paso incierto,

Y mis recuerdos ¡ay! llevo conmigo,

Porque son en mi afán mi único amigo.

A Melgar

[En: Poetas de Arequipa. Antología - Los clásicos. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : Instituto Cambio y Desarrollo CYDES, 1995, p. 48]

Yo seducido de tu voz divina,

pura como la brisa de los mares,

blanda como la aurora matutina,

triste como una tarde de pesares;

Yo que a mi corazón un ¡ay! calcina,

un ¡ay! muy parecido a tus cantares,

yo puse en tu ataúd, lleno de angustia,

de mi primer cantar una flor mustia.

Oh ! tú, poeta de sublime canto,

¿por qué corrieron rápidos tus días,

y cesó de vibrar el laúd santo

con que al amor y a la virtud solías,

allá en el suelo que yo adoro tanto,

encantar con tus blandas armonías?

¿por qué, por qué Melgar, tu lira rota

no dejó al porvenir alguna nota?

4

Benito Bonifaz (1829-1858)

Al pueblo arequipeño

[En: Lira americana: colección de poesias de los mejores poetas del Perú, Chile y Bolivia. Ricardo Palma. París : Librería de Rosa y Bouret, 1865, pp. 55-59]

Levanta ¡oh pueblo! tu inmortal cabeza

tan alto como el Misti alza su frente

y que tu abrazo audaz y prepotente,

armado el fusil,

enseñe de una vez a los tiranos

que el pueblo que defiende su derecho,

lleva un muro invencible en cada pecho

saliendo a combatir

¡Levántate! que allí lleno de orgullo

quien quiere esclavizarte se envanece;

mírale frente a frente, se estremece

y tiembla de pavor

Porque a pesar de sus instintos fieros

oye el grito tenaz de tu conciencia,

y midiendo su fuerza, su impotencia

le enerva el corazón

[sigue...]


5

Trinidad Fernández (1828-1873)

Páginas el recuerdo – 1857

Violetas silvestres – 1873

El pensamiento

[En: Antología escolar de la poesía arequipeña. Carlos Maldonado Ramírez. Arequipa, 1955, p. 18]

Amenazando derribar sus muros

en los peñascos duros.

Choca rugiendo embravecido el mar

y sus tumbos colérico revienta.

Y sublevado intenta

la tierra con sus aguas inundar.

Lidiando con él noto, al fin el aura,

victoriosa restaura

De las revueltas olas la quietud,

que sumisas se van a las riberas.

Gimiendo plañideras,

a apagarse con tierna lentitud.

Tal así el pensamiento revelado,

pugna desesperado

por romper su raquítica prisión.

Tentando, en vano, a derribar la meta

que su vuelo sujeta

y ataja de su impulso la ascención.

Más, palpando su mísera impotencia,

amaina su impaciencia,

y torna hacia su centro, como el mar...

Por eso ahora desolado siento

que es un mezquino don el pensamiento

si en su más grande anhelo ha de estallar


6

José María Carpenter Aponte ( 1830-1888 )

Lira arequipeña - 1889

La vida del hombre

[En: Lira Arequipeña. Manuel Pío Chávez y Rafael Valdivia. Arequipa, 1889]

Es el mortal errante peregrino

que de la vida sobre el mar se ostenta,

cual endeble bajel que en vano intenta

luchar contra los vientos del destino.

Pluma que agita recio torbellino,

y se pierde fugaz en la tormenta:

fosfórica centella que revienta

a la mitad, tal vez, de su camino.

Que es la existencia imperceptible instante,

que el tiempo marca irrevocable al hombre,

entre su cuna y su sepulcro un día.

Mientras la muerte en su misión constante,

al sepultar en el no ser su nombre,

despliegue ante él la eternidad sombría.


7

Armando de La Puente y Errea (1830-1896 )

Lira Arequipeña - 1889

Tu imagen

[En: Lira Arequipeña. Manuel Pío Chávez y Rafael Valdivia. Arequipa, 1889]

Cuando contemplo la argentada luna

debajo del celeste pabellón,

que entre diáfanas nubes trasparenta

su pálido fulgor,

me parece que miro tu semblante

bañado de dulzura y de rubor.

Al mirar en tus fúlgidas pupilas

de los astros el brillo arrobador,

colocando tu frente y tu sonrisa

al iris del pudor,

me parece que veo en tu semblante

la imagen de las Vírgenes del Sol.

Si contemplo tu lánguida hermosura,

tu triste suspirar, tu dulce voz.

y siento palpitar bajo tu seno

tu amante corazón;

¡ah! yo sueño mirar en tu semblante

a la pública diosa del amor.

Mas, al ver que realzan tu belleza

las virtudes del alma y el amor,

reflejando en tu rostro la pureza

de un virgen corazón,

extasiado contemplo en tu semblante

la imagen de los ángeles de Dios.

8

Ernesto Noboa Arredondo (1839-1873)

Lira Arequipeña – 1889

Celia (novela en verso) – s/f

Estoicismo

[En: Lira Arequipeña. Manuel Pío Chávez y Rafael Valdivia. Arequipa, 1889]

Dulce es mirar; desde empinada roca,

la luna entre celajes escondida;

dulce es oír la entonación perdida

del aura flébil que las flores toca.

Dulce es libar en la hechicera boca

de una mujer, para el amor nacida.

la savia encantadora de la vida

que evaporarse al corazón provoca.

Dulce es en fin, aunque al placer no cuadre,

ver el dintel de la virtud abierto,

y en la alba sien de nuestra tierna madre,

pasar el labio tembloroso y hierto

pero, aunque al mundo mi opinión taladre,

presumo que es más dulce el estar muerto.


9

Abel de la Encarnación Delgado Vargas (1841-1914 )

Violetas – 1865

Cantos sudamericanos – 1869

Al Borde del Abismo (drama) – 1870

La educación del niño y de la mujer (1872)

La Perla del Rímac (1878) - revista

Corona poética de la Santísima Virgen (Antología) - 1979

La gruta de los ensueños

Siempre la misma solitaria gruta

de musgos y de helechos tapizada,

sus trepadores ñorbos como estrellas

que lucen en un cielo de esmeralda;

Siempre, en el fondo de brillantes perlas

abundosa brotando una cascada

que, al juntarse, murmuran sus amores,

corriendo en hilos de luciente plata;

Siempre el mismo perfume de las flores

que el valle umbrío primorosas guarda,

enjambre mil de mariposas de oro

agitando, de tul, sus leves alas;

Siempre la luz suave y misteriosa;

plácidas siempre las sutiles auras:

hoy, lo mismo que ayer, todo admirable

y grandioso en la gruta solitaria,

Me trae a la memoria los instantes

que en brazos de mi Angélica pasaba,

de sus labios dulcísimos gustando

el néctar y la esencia de su alma.

Aún me parece ver cómo en sus ojos

se encendía la luz de esa mirada

que, llegando hasta el fondo de mi pecho,

brillaba como el sol de la esperanza.

Y me decía en su lenguaje oculto

que, premiando el amor nuestra constancia,

la tenebrosa noche de mi vida

trocaría en espléndida mañana.

Creo aspirar el delicado aroma

de su aliento de azahar, y que en las llamas

perdido estoy del amoroso incendio

que voraz, consumía nuestras almas ! ...

¡Y aquesto es ilusión! que si la gruta

siempre a mis ojos se mantiene intacta,

¡oh dolor que invencible me aniquila!

no está en ella mi Angélica adorada,

¡A la inmortal región de los querubes,

una tarde voló serena su alma,

y se apagó, en el cielo de mi vida

el refulgente sol de la esperanza! ...

Siempre la misma silenciosa gruta.

de los riscos magnífica esmeralda;

siempre en su fondo de brillantes perlas

abundosa, brotando una cascada,

El recuerdo traerán a mi memoria

de otro tiempo feliz, en que gozaba

mi espíritu inmortal de las delicias

que el cielo ofrece al que de veras ama.

¡Adiós, paraje celestial, que un día

fuiste el encanto de mi prenda amada,

y que viste lucir de mi ventura

el sol que ya no volverá mañana !

¡Adiós! y quiera conservar el ángel

de los ensueños, tan hermosas galas

para que seas el amante asilo

del último suspiro de mi alma.


10

Samuel Velarde Reinoso (1848-1902)

Figuras y figurones – 1875

Niebla – 1885

La última luz – 1887

La Caída – 1896

La Borrasca – 1898

Juguetes – 1899

Propio y ajeno – 1899

Telegramas - 1900

Negro y azul

[En: Poetas de Arequipa. Antología - Los clásicos. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : Instituto Cambio y Desarrollo CYDES, 1995, pp. 109-110]

I

La paz a mi alma nada reintegra,

llevo la vida del caracol;

y hallo, pues nada, nada me alegra,

negra la noche, la luna negra,

y negro el sol.

Y hasta tu pelo, que amé de hinojos,

suelto, brillante y en confusión;

y hasta mi encanto,

que aún son tus ojos,

y hasta mis vagos, tristes antojos,

qué negros son;

II

Tranquila, alegre, jovial, risueña,

vestida siempre de airoso tul;

la tierra, niña, la hallas pequeña,

y en los edenes que tu alma sueña,

todo es azul.

No hay por tí espacio que no se tiña

de mil colores en el Perú;

tú eres la flora de la campiña,

yo soy la muerte, graciosa niña.

la vida tú

Al fin

[En: Poetas de Arequipa. Antología - Los clásicos. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : Instituto Cambio y Desarrollo CYDES, 1995, p. 110]

Cuando hizo alarde de mostrar impío

el corazón más vil y más perjuro,

por no encontrarse con el de ella, el mío

vagaba en limbo oscuro.

Olvidado su antiguo desvarío,

fingió después el corazón más tierno,

y por no hallarse con el suyo, el mío

yacía en el infierno.

Hoy que tiene el espíritu sombrío,

y enfermo y triste el corazón de hielo,

por no encontrarse con el de ella, el mío

ya flota por el cielo.

11

Belisario Soto Salas (1861-1935)

Oda Patriótica – 1886

Frase célebres – 1887

Corona fúnebre - 1888

¿Por qué no me amas?

[En: Poetas de Arequipa. Antología - Los clásicos. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : Instituto Cambio y Desarrollo CYDES, 1995, pp. 120-121]

¿Por qué no me amas o por qué lo ocultas

si sientes algo para mí halagüeño?

con tu silencio mi dolor no insultas,

pero no calmas mi amoroso empeño.

¿Por qué no me amas si te quiero tanto,

si este amor es antiguo, inextinguible,

puro, constante, verdadero y santo,

como se ama a un espíritu intangible?

¿Por qué el silencio a mi querella opones,

por qué no me amas como yo te adoro,

si abrigar debes rubias ilusiones

cual tus cabellos del color de oro?

¿Por qué me tratas con crueldad impropia.

por qué me infieres sin cesar agravios,

si ya no ignoro que tu ser acopia

la miel que brota de tus rojos labios?

Ha mucho tiempo que constante te amo

y en mí no encuentras terrenal mudanza;

tú eres el ángel que en mis sueños llamo

y mi postrera y única esperanza.

¿Cómo no amarte si el amor provoca

todo el conjunto de tu ser hermoso:

tu talle esbelto, tu rosada boca,

tu pelo de oro y tu mirar gracioso;

Tu blanda risa de sublime arpegio

y tus pestañas de encrespados rizos;

esos tus brazos de contorno regio

y tus gracias sin fin y tus hechizos?

Y no podré olvidarte aunque lo quiera,

ni alcanzará a borrar todo mi llanto

de mi mente tu imagen hechicera,

ni de mi alma tu celeste encanto.


2

Siglo XX


  1. Francisco Mostajo

  2. Percy Gibson Möeller

  3. César (Atahualpa) Augusto Rodríguez Olcay

  4. Renato Morales de Rivera

  5. Belisario Calle Morales Bermúdez

  6. Alberto Guillén Paredes

  7. Alberto Hidalgo Lobato

  8. Federico Segundo Agüero Bueno

  9. Pedro Arenas y Aranda

  10. Guillermo Mercado Barroso

  11. Mario Chabes Chavez

  12. Carlos Manchego Rendón

  13. Emilio López De Romaña

  14. Teodoro Núñez Ureta

  15. Jorge Bacacorzo

  16. Gustavo Valcárcel Velasco

  17. José Ruiz Rosas

  18. Walter Márquez

  19. Aníbal Portocarrero

  20. Alberto Vega

  21. Edgar Guzmán

  22. Enrique Huaco

  23. Oswaldo Chanove

  24. Misael Ramos

  25. Alonso Ruiz Rosas

  26. José Gabriel Valdivia

  27. Luzgardo Medina


1

Francisco Mostajo (1874-1953)[su obra literaria está muy dispersa en libros, revistas y periódicos]

El chihuanco

[en: Mundial. Ed. extraord. de homenaje a Cusco y Arequipa. Lima, 1928, s.p.]

Pájaro gris de los trigales de oro

y los frescos papales de esmeraldas,

vuelas sobre ellos en alegre coro,

en las horas de sol, horas de gualda.

O brincas solícito por el campo,

o silbas en la fronda de algún sauce,

gozando con la luz del aúreo lampo

y con las brisas húmedas del cauce.

Pero ¡ay! te coge algún travieso pillo

y, ya enjaulado, con las alas presas,

silbas y, así, tu cautiverio acorres

2

Percy Gibson Möeller (1885-1960)

Evangelio Democrático – Lima 1915

Jornada heroica (Trompetería en tono mayor al 2 de Mayo) – Lima 1916

Quosque Tandem – Lima 1921

Con alcohol y música incaica – Lima 1923

Don Pio Baroja – Lima 1934

Yo soy – Cuernavaca México, 1949

El Tercer Testamento (inédito)

Yanahuara[En: La poesía en Arequipa en el siglo XX. Estudio y antología. Jorge Cornejo Polar. Lima-Arequipa : CONCYTEC : UNSA, 1990, p. 39]

Místico Yanahuara con huertos de Judea,

cercados de ruinosos y rústicos tapiales,

por sobre los que asoman los árboles frutales

aromando sus calles dulces de paz de aldea.

En su parque campestre se hace el silencio idea,

y se oye como un llanto de almas sentimentales

al susurrar los místicos, llorones saucedales,

entre el arroyo ledo que undívago serpea.

Soñaba allí una noche, y su dolor de puna

ulularon a dúo las quenas de la Luna,

lívida como el alma doliente de Melgar.

Aquella noche lueñe de mi feliz pasado,

tenía dieciocho años, estaba enamorado

y por mi Silva cruel me puse a sollozar.

Yo soy

[En: Yo soy. México DF, 1949, 25 p.]

(fragmentos)

Yo soy Tiempo y Espacio que siempre estoy en ruta,

verbo desde el principio del mundo voy en pos,

yo soy gentil Maestro que bebe la cicuta,

Yo soy quien soy, el Hombre, que la bestia ejecuta,

resucito al azul, renazco al sol: Soy Dios.

"Yo Soy" es el origen del ser y de la esencia,

"yo soy" es el principio del verbo y de la acción,

"yo soy" es la persona y el mundo en la conciencia,

"yo soy" es el resumen de vida y existencia,

"yo soy" es el comienzo de la conjugación.

Yo soy el que al Espacio del ser un día vino

desde el fondo del Tiempo, sol virgen, nueva luz...

mi alma-huracán arrastra las hojas del camino

y mi cerebro faro proyecta en el Destino

el haz ultraceleste de la aurora de Ormuz...

Mi espíritu en lo ignoto sigue el divino rastro

de los milenios, linfas que hacia el Nirvana van:

yo soy el doble summum de Buda y Zoroastro,

caverna de la idea, limbo en que brota el astro,

misterios del gran vientre profundo de Ahrimán...

Pasaron prehistóricas las bestias abismales...

se abisma el antropólogo: Cómo pasó?... no sé...

son bíblicos fantasmas con osamentas reales...

la Historia ?... nubes, iris y en su Arca entre animales

de un sueño milenario se despertó Noé...

El globo gira en su eje: desdóblense en sus goznes

dos grandes tierras firmes en forma de bajel...

Emerge de los mares la Atlántida de entonces,

un mundo y sus estirpes rojas, olivas, bronces...

Y el Verbo del Espíritu que reposaba en él.

Universal Diluvio la tierra desintegra,

se dividen las razas del Arca de Noé:

el miedo es amarillo, la esclavitud es negra.

es el orgullo blanco, ya el hombre no se alegra

de ver al semejante que ya no es el que fue...

Escalamos rebeldes el cielo si no amenguas

tu rigor! Y edifican la Torre de Babel...

se dispersan las gentes en confusión de lenguas

con históricas taras y con psíquicas menguas

de Rómulo y de Remo, de Caín y de Abel.

Por las eras en éxodos iba el errante muerto,

bajé con sus culturas indoarias de Pamir,

con semíticos cultos le seguí en el desierto,

surqué los horizontes y el mar en pos de un puerto,

y hoy le sigo en los aires de cenit a nadir...

Uno en la criatura mortal del cataclismo

soy vida y existencia del ser en que están dos,

con ojos anhelantes me busca en el abismo

y allí no puede verme si no me ve en sí mismo:

yo sé que yo soy hombre, y él no sabe que es Dios.

A cuestas Las Pirámides camello y dromedario

del mito y de la Esfinge su faz es la impresión,

ceñida está a sus lomos el Arca del Sagrario,

nómades del monótono desierto sedentario

los párpados entreabren de tierra y promisión...

Frente a la ley de piedra y ante el becerro de oro,

sombras piramidales al pie del Sinaí

miran cismas y guerras con fúnebre decoro,

muda voz del desierto que clama sangre y lloro,

ven caer las ciudades y vuelven siempre allí...

Yo soy la voz del pueblo Cantar de los Cantares,

fuente de las culturas, del culto la virtud,

mi iglesia está en la tierra, los cielos y los mares,

el sol es mi custodia, los montes mis altares

de comunión del mundo, de paz y de salud.

Voz que a la tierra bajas y voz que al cielo subes,

música azul del cosmos que se resuelve en prez,

etéreas liras y arpas de dioses y querubes,

iris pintor que croma crepúsculos y nubes,

yo soy la imagen viva del ave, el pan y el pez...

Yo soy quien multiplica los panes y los peces,

convierto el agua en vino -las Bodas de Canaán-,

el vino en sangre -cáliz me doy hasta las heces-,

la sangre en llanto -lágrimas han de beber mis jueces-

mi espíritu en lo virgen siempre se encarnará.

Bizancio, los iconos. La cruz, Constantinopla,

los califas, la Meca de la superstición.

Ulula el cante jondo mozárabe su copla,

la Muerte en las Cruzadas frío su aliento sopla

con el Angel-Demonio de Guerra y Rebelión.

Yo soy entre los dioses el Dios Desconocido,

Resurrección Atenas, Renacimiento Asís,

marcho a Roma con Pablo -mi póstumo elegido-

y el Areópago fundo con Francisco -el ungido-

al arder en Florencia su corazón de lis.

Negro lictor se posa sobre la Venus blanca,

bajo el hábito obscuro desángrase el marfil,

vela el águila el sueño de la escultura manca,

la tórtola en arrullos las espinas me arranca

hasta que nos despierta la voz del año mil...

Roma, Lacio y Etruria, yo soy las tres Italias,

laurel del Capitolio y adelfa de la cruz...

vía Apia en víacrucis. Evangelio en sandalias,

tras el gentil coturno de César en las Galias

dejo a Roma en la sombra y ardo en la Ciudad-Luz .

Soy el ave que vuelve con retoños de olivo,

rebrote de las eras, verdor de toda edad.

Surgid del microcaos al microcosmos vivo,

yo soy la Buena Nueva de un mundo evolutivo,

yo soy la voz que anuncia la Paz y la Verdad.

Yo conduzco las nubes, los peces y las aves,

Jonás en la ballena y en Argos a Jasón...

yo soy soplo en los aires, los mares y las naves,

genio de las esferas con mis eternas claves

yo soy los horizontes y el mundo de Colón.

Fenómeno y milagro, soy firmamento en oros,

soy brújula magnética, soy Estrella Polar...

y en las regiones tórridas de monos y de loros,

cristianos y mozárabes, mudéjares y moros

al Salvador invocan por tierra desde el mar.

Resurgen los apóstoles de tumbas y sepelios...

Pontífices y cesares en la eternal ciudad

ven de sus fríos mármoles la sede azul en Helios...

Parten fogosos bronces en fuga de evangelios

los Caballos de Marcos: Yo soy la nueva edad.

Anímense las piedras, cantan las catedrales

en góticas ojivas sinfónica oración...

La cruz del Ermitaño confunde a los feudales,

dispersa a los pontífices, y entre águilas caudales

bajo el Arco del Triunfo doy paso a Napoleón.

Yo soy el que redimo, yo soy el que consagro,

raíz, fuente y origen de la suprema ley,

yo infundo a la natura fenómeno y milagro,

virtud al pensamiento, fecundidad al agro,

yo soy culto, cultura, cultivo de la grey.

Yo soy la superficie, la altura y lo profundo,

de las tres dimensiones la cuarta dimensión,

soy zarza ardiente y Verbo, yo soy el que confundo

yo soy el que dispersa para integrar el mundo,

yo soy el que descubre vidente en la visión.

Yo soy la Vía Láctea que alumbra en toda parte

desde el Orion del Bóreas hasta la Cruz del Sur.

Soy éter cosmofónico, soy lírico estandarte

de paz evolutiva, soy Poesía y Arte,

rayo espectral que enciende la mente y el azur.

Soy el cerebro múltiple del porvenir, mi arcilla

vibra sutil de imágenes imperceptibles hoy,

mi espíritu revela futura maravilla,

mi aliento arroja al surco la mágica semilla

de todos los valores, y la cosecha os doy.

Perdura lo que creas después que te desvistes

del ropaje de carne raído en el afán,

se queda lo que vives y pasa lo que existes,

yo soy en tí la vida si en tu "yo soy" persistes

por sobre la existencia de los que sólo están.

Soy palma de aleluyas, madero de dolores,

con mi vida a mi muerte se colman hambre y sed.

Constelación de sombras en luces y colores,

yo soy quien reconstruye las ruinas interiores:

mi pensamiento es bóveda, mi voluntad pared.

Ocaso Mefistófeles, purpuradas lujurias,

poniente cadavérico, ruindad que arruina el ser,

mis ojos no contemplan arcángeles ni furias,

ni pontífice ciclos, ni emperador centurias...

yo soy la eucaristía del que no puede ver.

Búho, noche y aceite, casulla luna y malva,

fuegos fatuos votivos, coros de facistol...

cantos de gallo encienden la sanpedrana calva:

Yo soy el que recuerda, yo soy aquél que salva,

yo soy el Padre Nuestro, yo soy el Padre Sol.

Yo no soy una efigie, soy el viviente ejemplo

del individuo humano: Yo soy la sociedad,

yo no soy el tesoro ni la costra del templo,

ni el señor ni el mendigo: Yo soy el que contemplo

en vida y existencia del ser la eternidad.

Yo soy el ser de seres en ronda giratoria,

yo soy núcleo y esfera de rehuma, azadón

del tiempo y del espacio yo soy la fiel memoria,

yo soy era en las eras, miro pasar la Historia

desde el fondo y la altura: Yo soy la Evolución.

Yo soy el sol y el cosmos, áurea y celeste esencia

que me hago hombre en el mundo materialista y ruin,

yo soy latente lumbre de verdad en la ciencia,

sola razón de estado mi estado de conciencia,

en el Verbo el principio y en el Yo Soy el fin.

3

César (Atahualpa) Augusto Rodríguez Olcay (1889-1972)

La Torre de las paradojas – Buenos Aires 1926

Sonatas en tono de silencio – Lima 1966

Los últimos versos – Arequipa 1972

Cien Poemas – Lima 1984

Obra poética (3 T.) – Arequipa 1993

Estética[En: Dios no nos quiere -novela-. Lima : Ed. Juan Mejía Baca, 1973, p. 12]

Donde se cierra el ojo de la idea

allí acaba la faz del universo

Para mirar el retroverso

de aquello que no es faz, emplea

la lámpara del verso

Nada es más ojo que la poesía,

porque todo lo que es, sólo es belleza.

desde el átomo a Dios, pieza por pieza

componen la armonía

de esa obra de arte: la Naturaleza

Pudiera ser muy simple, pero es esa

mi más cabal filosofía


Sabiduría[En: La Torre de las paradojas. Buenos Aires, 1926]

Me desespera el mundo. Todo está en teoría

La moral es un curso. La estética una prosa

Los libros nada saben, para mi alma curiosa

la vida es una caja de valores, vacía...

Cuando miro en los nichos de estensa librería

el título estampado de una obra famosa,

pienso que Kant y Spencer y Darwin y Spinoza

no librarán del polvo tanta sabiduría.

Nada es cierto, en resumen. La esfinge sigue muda;

la ciencia, que es el asno de Buridán que duda,

deja que ante el estigma dos premisas se inmolen.

Y en la brecha impasible de todos los abismos,

el hombre es una noche; más saben de sí mismos

un espermatozoide y un gránulo de polen...


Psicología felina[En: La Torre de las paradojas. Buenos Aires, 1926]

Mi gato tiene un viejo prejuicio de las cosas;

las araña, las veja, pone su garra al sol,

vive una vida muelle tras sus pieles lujosas,

y sus ojos redondos son dos llamas de alcohol

En el umbral, tendido, decorando las losas,

es un aguafuertista que realiza su rol;

suele cazar a veces sutiles mariposas,

y en las noches de orgía sinfoniza en bemol

Por los tejados altos de las casas vecinas

con pasos acrobáticos, burlando carabinas,

estupra, rapta, riñe, sintiendo amanecer.

La luz de muchos días, cuando a nacer empieza,

lo ve tendido siempre rumiando su pereza,

como un poeta huraño que lee a Baudelaire


Fotolunafonia[En: Poetas de Arequipa. Antología - Los clásicos. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : Instituto Cambio y Desarrollo CYDES, 1995, pp. 137-138]

Toda la pradera ha tendido su sed hacia el río

en esta noche de fósforo cutáneo.

Los terciopelos de la verdura

se lentejuelan de insomnio

para filtrar las alquimias celestes

Hay una untura espasmódica

tremolada de grillos

que, por ósmosis, tantea en los nervios

Un blanco en sordina

aturde los colores;

y por adentro de los ojos

se deslíe un pensamiento sin idea

Blanco de luna,

pulverizada joyería

que se escarcha de músicas

sobre la carne morena de la noche

Los gatos acróbatas

farfullan su freudianismo

por los tejados

y trepan en silencio

ingrávidos,

descalzos.

Una ringla de sauces

-feminizados por la luna-

caminan sonámbulos

siguiendo el encaje

de una fantástica hilatura.

Por donde el río se hace humilde

las piedras sacan la barriga,

los saltamontes van en zancos

y las ranas patojas

-como las colegialas turbulentas-

se alegran a saltos cuadrados.

Frente a la escenografía de las montañas

la ciudad frunce su ceja luminosa

entretenida con una de sus torres,

como si fueran diestras, en

floretear estrellas.

Se respira un polvillo de leche tibia

y da ganas de estornudar el alma

Se comprende por qué Beethoven

embotelló la luna

en las gargantas de las cornetas

Se comprende también por qué los perros

se vuelven filarmónicos.

Y por qué en el buche de los poetas

se enraiza una vegetación de lino

La luna provoca una ansia de turismo;

nos tienta a mirar las cosas ya vistas

caminando de fuera hacia dentro.

Quisiéramos embalsamar las emociones

y colocar nuestra alma en un trípode muy alto,

para sacar fotografías

Hasta el puente se ha abierto de piernas

echándose el paisaje en las espaldas

Claro de luna.

luna llena.

Luna:

ubre de los poetas sedativos,

dieta de las gastralgias amorosas,

Polifemo celeste,

asperjador fantástico

que diluvias tu fósforo en los nervios.

A tí vengo esta noche

con la lepra de todos mis anhelos

para que me untes -fibra a fibra-

tu vaselina bienechora.


Incienso[En: Poetas de Arequipa. Antología - Los clásicos. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : Instituto Cambio y Desarrollo CYDES, 1995, p. 139]

Voy hacia tí, de nuevo,

un poco más cansado de esperarte;

y aunque es inútil insistir, te llevo

tan ajustada a mí, que en toda parte

de mi ser. con tu ser, estás presente,

como la imagen que al romperse un vaso,

en cada nítido pedazo,

se reproduce íntegramente

¡Esperar! ¡Esperar! Ese es mi sino;

sino quizá, para el amor fecundo;

pero nunca encontré por tal camino

las alegrías de este mundo.

La vida siempre se me dio incompleta,

(parva limosna en gélida escudilla),

porque rezume de mi arcilla

la egregia maldición de ser poeta

Sólo poseo en sueños lo que quiero,

lo que por ser tan mío ya no es nada.

¡Esperar! ¡Esperar!... Eso que espero,

me tiene el alma desvelada.

Sufrimiento de Tántalo. Tan loca

es mi sed de ilusión, que si te alcanzo,

aunque te vuelvas un remanso,

no se abrirá mi boca

En la iglesia de fina arquitectura,

que alzó mi corazón para adorarte,

vive tu arrobo de escultura

magnificada por el arte

Allí, con mi turíbulo, te incienso,

quemándote mi poesía,

que es la sustancia pía

de este mi amor inmenso

Atahualpa[En: Amauta. Lima, nov. 1926]

Soy un hombre del Sur

con la cabeza encrenchada de relámpagos

y la estatura de las montañas familiares.

De mis labios gotea el ozono

de un pedazo de cielo

que he mordido con los nervios.

La sangre del Inca

me dio a guardar su Coricancha.

Mis dedos son los quipus en que se destrenzan los tiempos viejos

pero el índice es mío:

lo apunto hacia el futuro

como la barra sibilante de una brújula.

Por la escalera de mis vértebras

descienden los abuelos

llevando sobre el hombro las gavillas de oro

del Sol procreador

para ocultarlo en mis entrañas

de la pupila sagitaria de los conquistadores.

Se mueven mis resortes volitivos

con la aceitosa llamarada del ancestro:

y mi alma,

que es el estrato de un ayllu comunista,

devuelve a los hermanos

la coagulada sustancia del Inti

en la enchapadura genital de los poemas.

Son las doce del día;

Las doce campanadas de mi juventud.

¿Quién ha dicho que el tiempo es Saturno

que guisa a sus hijos

para comerlos?

Caminante de los yermos andinos,

no conozco la piedra del reposo,

voy del Sur hacia el Oriente

en busca de Manco o de Lenin

Nocturno pictórico

[En: Sonatas en tono de silencio. Lima : Ministerio de Educación Pública, Dirección de Extensión Cultural, 1966, p. 129]

Está celeste el cielo. Fumo,

con avidez mi amarga pipa,

anzando en redadas el humo

sobre el insomnio de Arequipa

Hace una luna esplendorosa

que no hay una alma que aproveche.

La noche es blanca y azulosa

como la nata de la leche

Se cuaja en lentas pulsaciones

el son del río por los cerros.

De los profundos caserones

se alza un monólogo de perros

Araña, a veces, insonoro,

el perezoso viento incauto,

con su gigante sable de oro,

trasnochador viraje de auto

De la eminencia en que contemplo

se ve surgiendo en los vacíos

la cruz de un templo y otro templo,

como una fuga de navíos

Tan cerca tengo las estrellas,

que al parecer no se me escapa

la más empetalada de ellas

para prenderla en mi solapa

Y cuando miro a vuelo de ave

la lejanía de los campos

me llueve en los ojos un suave

relampagueo de lampos

Y en los senderos infinitos,

sobre las ménsulas complejas,

guiñan sus luces los distritos

como sonámbulas abejas

Más en el fondo, los volcanes,

bajo el temblor de las cabrillas,

ya no son momias de titanes,

sino curacas en cuclillas

Y penetrando a pasos lentos

en tan sutil Naturaleza,

oigo cantar mis pensamientos:

el corazón en la cabeza



Canto a Arequipa

Compuesto en 1918, este canto es referencial en el legado de César A. Rodríguez. Se ve que en ciertas partes no quedó del todo conforme y fue puliendo los versos para su mejor satisfacción. Se transcribe la versión de 1918 publicada en 1928 en la revista Mundial y la versión publicada en 1966 en Sonatas en tono de silencio. Los versos coloreados indican los cambios.



Villancico 1

[s. ref. de pie de imprenta][vídeo]

Un lucero todo armiño

está alumbrando en Belén

porque allí ha nacido un niño

que es lucero también

Sobre las pajas doradas

donde el infante se ve

lo acunan con sus miradas

la Virgen y San José.

Pastores y pastorcillas,

gente de la humilde grey;

venid, doblad las rodillas

que ha nacido vuestro Rey.

Desde tierras muy distantes

llegaron uno, dos, tres,

tres monarcas arrogantes

para rendirse a sus pies.

brillan los presentes de oro,

brilla con Jesús la mies;

todo brilla, hasta el Rey Moro

parece un negro pavés.

Por los matinales tules

que están florando recién,

la aurora de ojos azules

mira al niño de Belén,

y el Niño de albos deslices

mordido por frío cruel,

se calienta en las narices

del asno terco y del buey.

Toca tu tambor ¡oh trueno!

quiebra arroyo tu cristal,

que ha nacido el Nazareno

y tenemos que cantar.

Cantad arenas y rocas,

que cante el aire y la luz;

que se azulen nuestras bocas

con la palabra Jesús.

Pastores y pastorcillas,

gente de la humilde grey;

venid, doblad las rodillas

que ha nacido nuestro Rey.


Villancico 2

[s. ref. de pie de imprenta]

Cantemos al Niño

que nació en Belén,

hijo de María

y de San José.

La vaca lo alienta

y el asno lo ve;

las pajas de trigo

lo calientan bien.

Sus carnes son flores,

su aliento también

y ciñe sus sienes

corona de Rey.

Como es un lucero

todo brilla en él.

Cantemos al Niño

que nació en Belén.

Los ángeles tocan

tambor y rabel,

serenata de oro

del amanecer.

El alba le obsequia

puro rosicler.

Cantemos al Niño

que nació en Belén.

Reyes del oriente

le besan los pies,

el Blanco y el Negro

y el indio también,

porque es de los hombres

el único Rey.

Cantemos al Niño

que nació en Belén.

Al Dios encarnado

tengámosle fe,

que ha venido al mundo

para nuestro bien.

Ya en la cruz lo suben,

Ya le alcanza hiel.

Cantemos al Niño

que nació en Belén


4

Renato Morales de Rivera (1890-1931)

Cirrus – Arequipa 1910

Sus versos – Arequipa 1940

El Alcázar de la dicha (drama)

Oda al Dean Valdivia

[En: Antología de la poesía. Vladimiro Bermejo. Arequipa : Primer festival del libro arequipeño, 1958, p. 79-82]

¡Oh torvo Dean Valdivia! audacia

racial perdida en el tumulto

de nuestra absurda democracia.

Oh Dean Valdivia! oculto

poder de fuerza en distensión,

y super energía

que cobra forma, realidad y acento

en un momento de anarquía,

de sangre y de fragor:

su desproporcional harmonía

es como un gesto de retorcimiento

en una trágica alucinación.

Soldado estrafalario,

cantor de la Revolución;

paradójica línea divisoria

entre el audaz guerrero legendario

y el compungido fraile inquisidor...

en su alma hay un metal filosofal

fundido en el crisol de una Edad Media:

su vida es paradoja, y es su historia

la historia de una intriga teatral

en alguna feroz tragicomedia.

Al ronco son de sus marciales dianas

despertaron dormidas multitudes

en los varios confines,

y hubo una gallardía de actitudes

en todas sus arengas soberanas

cuando espoleando trágicas virtudes

puso en son de arrebato a las campanas

y en bélico entusiasmo a los clarines

De pueblos y caudillos,

de esclavos y mastines

fue el pretoriano conductor;

quebró su lanza en todos los castillos

y comulgó con todos los Caínes

que ensangrentaron el fraterno alcor;

pero siempre, después de la jornada

y después del letífero fragor

y sobre la colina ensangrentada

y sobre el negro campo enmudecido

y en nombre de Dios, Nuestro Señor,

con histérico gesto

de fraile poseído

signó una pavorosa bendición...

Oh, múltiple varón

que siempre en alevosa encrucijada

puso su temeraria sinrazón;

pero también allí, sobre el fragor

de aquella pávida tiniebla

supo poner en vilo el corazón...

y, capitán de trágica mesnada

multiplicó su acción

raudo como la niebla,

fuerte como el ciclón...

Dentro de la cuenca azor

de su pupila trágica y audaz

hubo una dulce inmensidad de amor:

y hubo otra inmensidad

de fuerza y de resolución

sobre el azul metálico pavón

de su pupila trágica y audaz

y fue su expiación y fue su empeño

cruzar por el Pasado

como un virtuoso creador de pánicos;

y siempre sobre el cielo arequipeño,

sobre ese cielo salpicado

de grises nubarradas,

navegaron sus ímpetus vesánicos...

Fue el dios de las pasadas

epopeyas con hálitos volcánicos...

Fue el representante legendario

de una Arequipa desaparecida;

fue misionero y legionario

patricio y legicida,

soldado iluminado

por una beatífica piedad,

sacerdote procaz

y guerrillero inveterado..

¡Fue más!

Soberbio Agamenón,

prudente Ulíses, Héctor fanfarrón:

hipotética, absurda trinidad,

hecha brazo, palabra y corazón

y energía y acción y humanidad...

¡Oh Dean Valdivia, tu Arequipa vive

una hora fatal, inusitada;

bajo su cielo azul ya no revive,

no revive la épica jornada

ni tu temple de acero bien templado!..

Es que tu pueblo ahora

tiene el valor estrangulado

como por una mano vengadora

Ya tu pueblo ha perdido

al par que aquella fuerza evocadora

la virtud de luchar con el olvido...

Ha perdido su Ayer; y en su Mañana

ya no habrán tan gallardas actitudes;

aunque, perdidas todas las virtudes,

conserve todavía tu sotana...

5

Belisario Calle Morales Bermúdez (1894-1956)

Sonetos insignes – Arequipa 1937

Estancias marinas – Arequipa 1957

María Nieves y Bustamante (ensayo) – Arequipa 1949

Chichería aldeana

[En: Antología de la poesía. Vladimiro Bermejo. Arequipa : Primer festival del libro arequipeño, 1958, p. 82-83]

Vibra llorosa una guitarra

en la enramada de hojas secas

un aire insistente y monótono

que repite su queja

La tarde silenciosa en la campiña

va descendiendo lenta

hasta llegar al surco

del laberinto en siembra

En un mesón de sauce unos labriegos

dan fin a su merienda

con la paz inefable y resignada

de todos los ocasos de la aldea.

Al cobertizo abierto sobre el prado,

sube un olor geórgico de huerta.

Sentados en un poyo están dos viejos

de rala barba turbia, que comentan

con frase lapidaria y duro tono,

"derrotas infames del 80...

aquellos días que a la patria

le destrozaba el corazón la guerra..."

sus voces se retuercen y se ahogan

en un hervor condenatorio de venganza...

......................................

Silencio, El viento

aúlla en las afueras...

......................................

- Salud compadre, irrumpe uno

- ¡Salud! el otro le contesta

y a un mismo instante apuran,

el anís de la pena.

Después, en la enramada cae el duelo

infausto en sombras, de la tarde muerta.


Yanahuara

Yo quiero ser humilde, como tú, pueblo mío,

y volver del trabajo cuando se hunde la luz,

al refugio amoroso de mi pobre bohío

y leer por las noches a San Juan de la Cruz.

Ser de esos hombres fuertes del páramo bravio,

que ignoran las tragedias de la mundana pus;

vivir de la pobreza fecunda del sembrío

y en los ojos del alma retener un capuz.

¡Oh, pueblo mío, en lo alto de la áspera pendiente.

Yo vendré a tí, rendido, para limpiar mi mente

del hollín de mis días de civilización.

Retornaré a los trinos de tapias y callejas

y en la paz campesina de las tardes bermejas

se abrirá en horizontes de luz mi corazón!


6

Alberto Guillén Paredes (1897-1935)

Prometeo - Arequipa 1918

Deucalión - Lima 1920 - 2da. Edición - Madrid 1921

La Imitación de Nuestro Señor Yo - Madrid 1921

E! Libro de las Parábolas - Madrid 1921

La Linterna de Diógenes - Madrid 1921 - 2da. Edición - Lima 1923

El Libro de la Democracia Criolla - Lima 1924

Laureles - Lima 1925

Leguía - Lima 1925

Epigramas - Santiago de Chile 1929

Breve Antología Peruana - Santiago de Chile 1930

Poetas Jóvenes de América - Madrid 1930

Leyenda Patria - Arequipa 1933

Cancionero - Arequipa 1934 - 2da. ed. Arequipa 1935

La Fuente de Samaria

[En: Prometeo. Arequipa : Tipografía Quiroz, 1918, p. 46]

Y el que tiene sed, venga

Juan

Todavía tengo versos en mi boca

Y en mi mano verdades

Todavía flor en mis canciones

Abre su aroma al viento

y digo todavía porque es vano

todo gesto hacia el Hombre:

todos beben tu sangre en tus arterias

como vampiros ávidos,

hunden las manos trémulas de fiebre

y te hurtan el alma;

y hartos de tus sueños, y llena la escudilla

te voltean la espalda.

Yo soy grande y no temo las manos alevosas

que hurtan alma en la Sombra,

no temo a los mendigos del Espíritu

que arrastran sus harapos en mi senda.

Hombres que no sabéis los goces de la mano

que se tiende al mendigo

y apretáis en el puño vuestro grano

sin arrojarlo al surco;

hombres avaros de alma.

venid a mi silencio:

Yo os daré mis entrañas buitres ávidos,

yo os daré de mi sangre labios pérfidos

y os daré de mi pan menesterosos.

Corazones dolientes

yo os tornaré robustos,

y los vencidos aprenderán conmigo

a «reir por encima de todo»

como enseñó mi hermano Zaratustra.

De pie los abatidos!

Dame la mano hermano que vacilas,

he aquí mi verso como un báculo

y el agua de mi fe para el camino:

mi fortaleza va a los corazones

que gimen en las manos de la Vida.

Transmigración

Mañana, cuando el viento

repose en mis cenizas

y ya mi pensamiento

se duerma con mis risas;

Mañana,que el violento

ritmo del corazón

ahogue su lamento

como un viejo león;

Mañana, que las rosas

se pongan ruborosas

al beber de mi boca,

Y mi lira esté muda

y mi alma desnuda:

¡Yo cantaré en la roca!


Viaje alrededor de mí mismo

[En: Mundial. Ed. extraord. Lima, 1928, s.p.]

Un piano me está silabeando

soy un abecedario sangriento:

-Cristo, A, B, y esa incurable enamorada manía-

Ni siquiera tengo un pitillo

para volar sobre los campanarios en el humo

como en el caballito de los cuentos.

¿Iré a acostarme como siempre

sobre el vientre prostituido de mi soledad,

hembra lasciva de mi lecho?

Vamos: hagamos un paseo

alrededor de Mí Mismo:

Museo, Acuario, Circo y Casa de Titiritero.

Mi yo es una avenida hacia atrás y al futuro.

Mis pupilas están llenas de mujeres,

tengo en las manos todos los paisajes,

en los hombros mediodías como locuaces papagayos

y de mi pecho, como sortal de vidrios, aventuras.

Tengo que dar un puntapié

a estos recuerdos-perros

que están devorando piltrafas de mi pecho.

Vamos en busca del poeta:

palabras me sacan la lengua

y pensamientos arrastran el grillete;

hay laureles pero más que laureles, ladridos;

la envidia está de rodillas

modelando mi busto con mordiscos;

nombres gloriosos orillan como estatuas

las avenidas sin término del alma;

el corazón, como Paolo,

se arrastra sobre todos los lodos

abrazado a mi cuerpo de Francesca.

¿Soy Ugolino de Mi Mismo?

devoro la manzana podrida de mi espíritu.

Mi pensamiento es un aro de niño:

eternamente recorre 7 círculos,

los 7 círculos de su propio infierno.


Mi prima Lola

[En: Mundial. Ed. extraord. Lima, 1928, s.p.]

Yo de niño era triste

y no sabía nunca nada,

tenía

a hosquedad de mi montaña.

Rompía como un juguete

mi muñeca sonrisa

y tenía sólo un perro

que se llamaba Silencio.

En un rincón de la casa con un lápiz

y un papel iba creando mi universo:

elefantitos de lana

y mariposas con alas de esperanzas.

Yo le tenía mucho miedo

a ese señor que llaman don Destino

y para mis porqués y mis cómos

fundía mis soldaditos de plomo.

Y así:

jugaba con mi soledad

como un salvaje javanés con su puñal.

En esos días imberbes sólo había

el cascabel de una alegría:

las manos jardineras de una prima;

se llamaba Lola

y era blanca, y era suave, y adormía

su dulce ternura de amapola.

Ella sembró mis capulís y mis rosales

pastora de mis sueños,

corderitos pascuales.

Si yo lloraba

ella lloraba

y era plural también la carcajada

Yo niño

y ella niña

nos decían Pablo y Virginia

Se enamoró de la vida

y se murió

una tarde purpurina...


7

Alberto Hidalgo Lobato (1897-1967)

Ladislao: El Guardador (Prosa)

Arenga Lírica al Emperador de Alemania - Arequipa 1916

Panoplia Lírica - Lima 1917

Hombres y Bestias (Prosa) - Arequipa 1918

Las voces de colores - Arequipa 1918

Jardín Zoológico (Prosa) - Arequipa 1919

Joyería - Buenos Aires 1919

Muertos, heridos y contusos (Prosa) - Buenos Aires 1920

España no existe (Conferencia) - Buenos Aires 1921

Química del Espíritu - Buenos Aires 1922

Tu libro - Buenos Aires 1922

Simplismo - Buenos Aires 1925

Los sapos y otras personas (cuentos) - Buenos Aires 1927

Descripción del Cielo - Buenos Aires 1928

Actitud de los Años - Buenos Aires 1928

Manifiesto a los intelectuales y a los obreros jóvenes del Perú - Lima, 1931

Haya de la Torre en su Víspera - 1931

Diario de mi sentimiento (Prosa) - Buenos Aires 1933

Dimensión del Hombre - Buenos Aires 1938

Edad del Corazón - Buenos Aires 1940

El ahogado en el Tiempo (Plaqueta) - Buenos Aires 1941

Tratado de Poética (Ensayo) - Buenos Aires 1944

Oda a Stalin - Buenos Aires 1945

El Universo está cerca (Prosa) - Buenos Aires 1945

Poesía de Cámara - Buenos Aires 1948

Anivegral - Buenos Aires 1952

Carta al Perú - Buenos Aires 1953

Espacio-Tiempo - Buenos Aires 1956

Aquí está el Anticristo (novela) - Buenos Aires 1957

Odas en contra (Ed. Facsimilar) - París 1958

Biografía de Yo mismo - Buenos Aires 1959

Patria completa - Buenos Aires 1960

Manifiesto al Pueblo Peruano - 1960

Historia Peruana Verdadera - Buenos Aires 1960

Mensaje al Perú - 1961

Poesía Inexpugnable - Buenos Aires 1962

Árbol genealógico - Lima 1963

Persona adentro - Buenos Aires 1965

Su Excelencia el Buey (saínete) - 1965

La Vida es de Todos - 1965

Antología Personal - Buenos Aires 1967

Volcándida – 1967


Equilibrismo

[En: Química del Espíritu. Buenos Aires, 1922]

carrete de hilo mí YO

lo desenvuelvo sobre las cosas,

y al recogerlo traigo

el alma de las cosas hasta mi alma.

alguna vez,

acaso algunas veces,

las cosas

no saben sostenerse en equilibrio

sobre el sutil hilo que les tiendo,

y van a dar de bruces a la vida,

¡a la vida de nuevo! ¡pobres cosas!

se conmueve mi espíritu.

por eso

a su carrete

el hilo vuelve humedecido en lloro.

Viaje alrededor de mí mismo

[En: Química del Espíritu. Buenos Aires, 1922]

como los suspicaces políticos

salen a recorrer aldeas

hacia las vísperas de las elecciones,

me he puesto a caminar por los caminos

de mi YO

¡cómo tardo en volver

al punto de que partí!

¡oh!

¡cómo tardo!

hace muchos años que llevo

viajando por mis provincias interiores,

y cada día el corazón me llama

a detenerme en él toda la vida,

pero yo no le escucho,

y sigo

esta marcha por mí, que durará

muy largos años todavía.

y es que uno

se prolonga en las cosas

si las mira con ojos de piedad,

y las cosas

se prolongan en uno,

y de tal modo

es uno grande como un universo

o es que hay un universo en cada uno.

¡cómo dura este viaje

de circunvalación!

¡oh!

¡cómo dura!

quizás he de morir

sin retornar al punto de partida...


Terapéutica

[En: Química del Espíritu. Buenos Aires, 1922]

indigestado de noche,

con cucarachas de aurora

curo mi mal.

sumerjo

las narices, locamente,

en el agua fría, fría,

del aire.

mi ESTÓMAGO ESPIRITUAL

se llenó de poesía,

filosofía

y un poco

de las llamadas "ciencias sociales",

y no pudo digerir

tan macizos

alimentos.

¡pero ahora lo limpio

con este rayo de sol,

que es el aceite de ricino

de las almas!

Emoción inefable

[En: Química del Espíritu. Buenos Aires, 1922]

¡a mí

los hombres de ciencia!

¡a examinarme!

yo soy un caso raro

aunque quizás no único.

yo no camino sobre la tierra,

mis pies apenas rozan,

y, desde luego,

no se afianzan en ella.

yo camino

como colgado del cielo

por un troley invisible

para mis miradas

y las miradas del mundo.

soy yo pues un tranvía,

UN TRANVÍA CON ALMA,

un alma grande, grande.

de cuando en cuando

el troley se desprende

del cable conductor,

y caigo

sobre la tierra de los hombres

como una piedra,

como cualquiera cosa inanimada.

sufro entonces

por la ausencia del troley.

¡pero alguien vuelve

a ponerme en marcha!

y día a día,

inquieto,

siempre inquieto,

ME HAGO

ESTA SOLA PREGUNTA FORMIDABLE:

¿quién es mi motorista?


Cálculo infinitesimal

[en: Poesía inexpugnable. Buenos Aires, Editorial Conducta, 1962, p. 45]

Un desdichado es una hipótesis,

una sustancia abstracta,

una incógnita aún no averiguada.

Puede pensarse que es una persona

y suponer que como tal existe,

pero aunque tenga una presencia física

sólo tiene existencia de ecuación,

es un inicuo resultado

que únicamente tercia en la pizarra

en calidad de cero y a la izquierda.

En realidad es un problema

que algunos quieren resolver

un poco gris y expeditivamente

rompiendo en pedacitos el papel

que en vulgar episodio lo contiene.

¿Pero cómo creer que es individuo

quien solamente es eso.- un individuo,

tan poco propietario

que no se atreve ni a alquilar su llanto,

tan comerciante pésimo que nunca

quiere poner en venta su tristeza?

Yo que nunca aprobé mis matemáticas,

con la mayor desfachatez afirmo

que es un ente algebraico.

una aproximación, más que una prueba,

abaratadamente un número

y no una cantidad sino un residuo.

eso,

un residuo de la sociedad.


Carta al Perú - fragmento

[en: Carta al Perú. Buenos Aires : Librería El Ateneo, 1953]

V

De piedra es hecho el cóndor

ave de piedra en condición de vuelo

El amor

una piedra que talla cada cual a su manera

El odio tiene el corazón de piedra

de ahí que sea el ingeniero de tanta furia bien clavada

El fuego es piedra ardiendo y por eso es eterno

¿o hay quien no sabe que en el fuego central gime una piedra?

Los lagos

piedras líquidas

que desertaron de los ríos

Los ríos también piedras

lamiendo todo con sus lenguas de agua

El viento es piedra

sólo que pasando

Si la orquídea tuviera la corola de piedra

la jactanciosa orquídea duraría

y es ese el pensamiento que da tanto rubor a su existencia

la obsesión que la corta por el tallo

la idea fija que la muere

Granitos

cuarzos

ágatas

¿no proclaman jardines de la piedra?

¿Las estrellas no son piedras pensantes

y que por eso alumbran todo lo que trayectan?

¿La tierra entera no es piedra girando

por cuál honda en el cosmos disparada?

Es Machu Picchu el argumento vivo

irreversible

pétreo

de que es bien nuestra aún la edad de piedra

[...]

XII

Me estoy ardiendo en la cal viva de tu recuerdo circular

Me estoy quedando en llanta de tanto andarte con el sentimiento

En toda copa te hago alcohol, te bebo

En todo cigarrillo con dulce ensañamiento te consumo.

Es regreso a pletóricas muchachas el afán de evocarte

Boca escalada amor apresurado y consecuencias

Cabal escamoteo de corpiños

Y senos continuados con las manos

Árbol montado hasta los límites de las últimas

ramas con la altura

En una encarnizada persecución de frutas tímidas

No obstante de que entonces de la planta mi propia

infancia ya madura

Estaba por caer como una pera

Calles en las que el sol arroja piedras

Cuyo estruendo salpica a las personas cual si fuera

una mancha

Y va a perderse lejos tras la puerta de acceso al horizonte

(''El Horizonte" agencia de mares anteriores y de silencios próximos)

Calles donde las veredas intercambian las postreras

noticias

O se ponen de acuerdo para intervenir en revoluciones imposibles

Donde los trajes de los elegantes transmiten Londres

o París

No obstante de que Machu Picchu está más cerca

Y de que las ovejas y vicuñas no saben ni una jota

de inglés ni de francés.

Oh Perú tan querido y de confianza

Que hasta tu misma capital es un solemne patio

provinciano

Donde en actos e ideas se viste de entrecasa

Religión y otras asmas a la vista

Donde a la poesía se la lee como un artículo de

fondo

El gobierno es agencia del ejército

La inteligencia un grado militar

La política lento manicomio

Y el amor un secreto de familia.

Ay Perú por todo eso yo siempre tengo ganas de

quererte.

XXIII

Tú como un relojero celeste pieza por pieza me

forjaste

Me hiciste de aleación de horizonte con estrella

De zarpazos de espuma y cóleras de pétalo

De rencor de alegría y júbilo de lágrima

De dulzura de celos y reciedumbre de odio

De inocencia de vino y pesares de plumas

De la fórmula química con que se fabrica el heroísmo

Y las masticaciones con que se vence al miedo

De la manera curva que usa el cielo para mirarnos

sin cansarse

Y los acontecimientos geológicos de los que el mar

se siente enamorado

Del veredón que tienden a cualquiera que pasa tus distintas regiones

Y del asentimiento que da el hierro para que lo

hagan útil

Del carácter afable de tus plantas

Y de la buena voluntad de tus lagunas para aceptar

a todos

De la juventud aun no gastada de los que acaban

de nacer

Y de los años de los muchos años que tiene el reino

mineral.

Tú me mezclastes al licor delgado que asciende hasta

la espiga

Y de ahí el gusto a pan de mis poemas

Tú me hiciste los ojos de lo que sale de la luna

Y por eso te sigo hasta evadirme de mis propias

formas

Tú pintastes en mí como en un cuadro el fuego

inquebrantable

Y por eso se queman las injusticias en cuanto las

miro

Tú extendiste en mis carnes una piel de oceánica

factura

Y por eso mis olas hechas versos se acercan a lamerte

Que a semejanza tuya con ciencia mágica me hiciste

Lo prueba este poema que del principio al fin se te

parece.

[...]

XXVIII

Ellos

que inventaron las ideas sociales

y sin ambages las hicieron de uso forzoso en la naturaleza

a consecuencia de lo cual el sólido

no se reputa superior al líquido

ni el movimiento al estatismo

ni el sonido al silencio

ni la energía a la dulzura

ellos

fueron nuestros abuelos

mis abuelos

Ellos

que sobornaron a la luna

para que hiciera claras a las noches

que al sol comprometieron

para que hiciese cálidos los días

que impusieron al agua

la condición de ser para la sed

bajo castigo de no ser tal agua

que al viento señalaron

la obligación de trasportar el aire

que dieron a los ríos

aptitudes eternas de andariegos

y a los seres humanos

la vocación connatural de libres

ellos

fueron nuestros abuelos

mis abuelos

El ser los descendientes de hombres tales

sitúa a los peruanos encima de la vida

nos pone más allá del bien y el mal

nos da un pulcro derecho

de primogenitura sobre las otras razas

un verdadero mayorazgo sobre los otros pueblos

Otras naciones son provincias nuestras

es patria nuestra toda América

Dice uno los peruanos igual que si dijese

los autores del orbe

Sólo nosotros poseemos erudición de mundo

cultura de universo

ciencia veraz de creación

Nosotros somos claves

causas

cunas

somos la patria del origen

estado de lo magno

país de lo primero

Si cantamos nosotros

para escucharnos sin la interferencia de sus atributos

cesan hasta los ruidos esenciales

los subidos carmines se acongojan

las luces fuertes se tapan la cara

Nosotros la voz alta

el acompañamiento los demás

Nadie de afuera con estilo tanto

para el tamaño de nuestro volumen

Aún a los más grandes les queda grande nuestro asunto

no tienen órgano para tanta épica

ellos sólo guitarras

nosotros plena orquesta

¿Dónde podrían aprehender aliento

si lo extranjero a nos

nos es pequeño?

Solamente nosotros somos capaces de los temas nuestros

porque nosotros escribimos tierra

Arte poética

[En: Anivegral. Buenos Aires, Editorial Mia, 1952, p. 7]

Departamento a perpetuidad quinientosavo piso

a la izquierda del mundo

alquilo con referencias literarias y otras facilidades

Los interesados pueden subir directamente en automóvil

pero se ruega dejar la velocidad en la portería

y traer certificado de defunción si se aspira a entender

Prefiero niñas competentes sin corazón a resorte

también señoras recién soldadas por el sistema autógeno

de ninguna manera jóvenes prefabricados

ni matrimonios aprendidos de memoria

Hay sótano para las cabezas y azotea para los pies

los servicios centrales corren por cuenta de cualquier farmacia

la heladera es de profesión y el dispendio probable

no cobro nada por el cielo que suministra las lluvias

Aire de primera clase sin uso y a medida de los pulmones

la luz tampoco es de segunda mano

y los versos se escriben difícilmente

pero sin recargo en la cuenta

cuando la chimenea sale a pasear por el orbe

En la fachada no hay cartel porque la poesía tiene sus pudores.

Peruano del cogollo

[En: Anivegral. Buenos Aires, Editorial Mia, 1952, p. 29]

Mi padre fue un camote

mi madre una guayaba

soy hermano de leche

de las paltas, las yucas los tomates

Brotan vicuñas de mis manos

mis ojos dan palomas

su suavidad despierta al día,

la noche admite sus arrullos

Tengo color de vuelo

peso de claridad

por el sistema de las nubes

la maquinaria de los Andes

Mi vida un rito de la papa

mi muerte habrá de ser de chirimoya

Intervenciones del maíz

dan sentido a mi ser

Mi andar es de Arequipa azul por eso

mi pulsación madura como nieve

Respiro a cuadros la campiña,

en los vientos me lavo

El río es el rezongo que acostumbro,

la patria el alimento que prefiero.


Pena con esperanza sucesiva

[En: Edad del Corazón. Buenos Aires, 1940]

¿Sabes? mientras los médicos te cuidan de una manera aprendida en los libros,

yo desde aquí te curo con la ciencia de conocer tu condición de fruta,

¡yo desde aquí te hago una transfusión de mi vida!

[...]


8

Federico Segundo Agüero Bueno (1900-1981)

Excomde – Arequipa 1937

Semen (novela) - Arequipa 1964

Nocturno

[En: Poetas de Arequipa. Antología - Los clásicos. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : Instituto Cambio y Desarrollo CYDES, 1995, p. 200]

Estoy acongojado

en el más sombrío

de los rincones de mi ser.

Me he encerrado a sufrir.

Agonía sutil,

desesperanza,

lágrima oculta

que vale más que el verso

porque es la esencia

de una suma ternura

y un dolor persistente.

Rebelde a la expansión

de mi grito o mi queja,

en el más sombrío de los rincones de mi ser,

me he encerrado a sufrir!

En lo más hondo de mi alma estoy,

en la noche sin alba y sin ocaso,

donde fracasan las pupilas

y las manos se laxan.

Esencia de la sombra,

divino filtro,

donde el dolor se purifica

como un diamante.

Estoy perdido en la grandeza

de mi infinito interno

y tengo tanta sed

por conocerme,

que casi siento

la alegría hipotética

que emana del dolor!

Mi corazón es un lago dormido

ante la expectativa

de un rayo de luna.

La noche me sonríe

y por el escenario de mi cerebro

pasa la lenta procesión de los recuerdos.

Mi sangre duerme

con sus grandes tendencias

y sus amados ímpetus.

Por el tenso tejido de mis nervios

se filtran sones de arpa

y olvidado de la obsesión del tiempo,

siento en mis sienes

el hálito del infinito!


Ciudad

[en: Mundial. Ed. extraord. de homenaje a Cusco y Arequipa Lima, 1928, s.p.]

Parece que sus casas brotaran sin concierto

de la tierra volcánica,

firmes algunas

y mal paradas otras

Hasta 3 cúpulas de templos coloniales,

en las que el tiempo

pinceló tonos verdes.

Cien campanas sonoras:

cien teclas de piano,

cien melodías,

que endulzan el viento todas las mañanas.

Cuando contemplo el panorama

de esta ciudad antigua,

la encuentro bella,

porque me siento convertido en torre

que mira muy alto,

bien pequeñas y sencillas las cosas,

tanto como si sólo se tratara

de sumar dos siluetas de hombre,

con dos siluetas chatas

de borricos que van a media calle,

para saber que son 4 seres que viven

la misma vida incierta,

bajo la misma luz,

¡sobre las misma ruta!


Árbol

[en: Mundial. Ed. extraord. de homenaje a Cusco y Arequipa. Lima, 1928, s.p.]

Yema nueva,

canción íntima,

aire fragante,

tu mano suave

tiene un baño de seda tibia.

Cuando se pasa por los ojos

se cierran de placer.

Tejes la seda blanda

que se da en halago

a través de tu voz.

Tejes la seda imperceptible

de tu aiento que brota

con el ritmo de tu corazón.

Cerca de tí,

tengo la ansiedad de desdoblarte

como una breve pieza

de seda morena

de innumerables yardas,

y envolverte despacio y apretado,

en la inquietud eterna de mi espíritu.

Yema nueva,

canción íntima,

aire fragante,

eres un mármol luminoso de fruto.

Para alcanzarlo no sólo es dable ser sediento

es menester ser bueno

y amarlo en la paz de su sombra,

para que sus ramas desciendan como brazos

y alarguen sus frutos como besos.


9

Pedro Arenas y Aranda (1902-1995)

Glíptica en el Alma

Obra poética – Lima 1990

Arequipa

[En: Antología de la poesía. Vladimiro Bermejo. Arequipa : Primer festival del libro arequipeño, 1958, p. 97-98]

En el rojizo anillo de impersonales cerros,

como piedras preciosas, rutilantes,

tres volcanes se engastan.

Al centro del anillo,

tal cual la flor de espino, Arequipa florece

senil sobre su penca de esmeralda.

Su río

es una gota de rocío

que en sus frágiles pétalos resbala;

y su cielo

se comba en relicario

de azul y transparente porcelana.

Arequipa, por eso,

es bella, fuerte, diáfana;

y entre sus rasos,

esconde espinas que las manos clavan.

Blanca flor del espino,

cacto hecho joya, Ciudad Blanca.

Paradoja de ensueño y rebeldía,

de volcán y de lava;

de celeste oración: pira de incienso,

y de sangrienta barricada;

de aromas hechos trino en los tapiales,

y de tardes que azotan con sus ascuas;

de surcos fértiles

como vientre de hembra:

grietas

sobre la lengua seca de sus pampas.

Tienes quietud de claustro,

y te estremeces con tus terremotos

y con tus épicas jornadas.

Blanca flor del espino:

casta, pura, intocada...

Quien te mira una vez, ya no te olvida,

tú te quedas prendida en su mirada;

quien te deja una vez, lleva una espina

dentro del pecho clavada.

El amarte es orgullo,

y el odiarte es desgracia.

El aquelarre de tu Huaranguillo,

sin bebedizo alguno,

deja, el alma embrujada.

Tu raíz se alimenta de la hoguera

que bulle en tus entrañas.

Y haz signado con fuego las páginas más bellas

de nuestra historia patria.

Blanca flor del espino,

ciudad embrujo, ciudad crisol, y ciudad esperanza.

Por estrujarte contra el pecho amante,

se han quedado mis manos

como flor de texao: todas llagadas.

10

Guillermo Mercado Barroso (1904-1983)

Oro del Alma - Arequipa 1924

Un Chullo de Poemas - Sicuani 1928

Iremos - Arequipa 1933 - Arequipa 1975

El Donato - Moliendo 1935

Canto a Sachaca - 1940

Biografía Anónima - Arequipa 1941

Alma y Transfiguración de Arequipa (Leyenda)

La Servidumbre (Teatro) - 1936

Antología - Cuzco

Poemas - 1954

El Hombre en mi canción - Arequipa 1956

Inampu - Arequipa 1960

Siete Poemas para una Tarde - Arequipa 1964

Erosión - Arequipa 1969

Aguafuerte - Arequipa 1971

Túpac Arnaru - Arequipa 1973

El Ser vivo del Poema (inédito)

El Poema de tu Historia



Oh, Chullo

[En: Un chullo de poemas. Sicuani: Editorial Kuntur, 1928]

Chullo que te deshilas, corazón payaso de un

indio bailarín

corazón exprimido, nostálgico, traído en

atados a la feria del domingo

Chullo tejido con miradas de ñustas

teñido de crepúsculos.

Chullo laxo de la borrachera

de cuántas danzas como guerras,

cuerpo a cuerpo de la alegría

Chullo, que vas al trote en la cabeza del indio

chorreando tristeza por su cara de cerros,

pendoneando colores, como sobre una cumbre

chicoteando a las nubes

Chullo, ahora que es domingo,

la chullera del alma te quiere

la chullera del alma, tejedora de poemas,

tus hermanos,

te quiere para sus punas frías,

te llevará en su atado de dolor

a la sierra más honda

entonces, ahí deshilarás tus cantos

destejerás tus hazañas

En la feria de su alegría irás i vendrás

por sus caminos,

trotando en el corazón i repiqueteando

como lo haces,

el grave cascabel de tus COLORES


Romería

[En: Antología poética. Pról. de Enrique Azálgara Ballón. Arequipa : UNSA, 1997, pp. xxii-xxiii]

Cuánto tiempo ya querrás

cambiar de posición padre mío, ya querrás

desperezarte, tomar el sol, salir al campo.

!Ya te deben doler los huesos mucho¡

Ahí adentro encerrado, cómo estarás

esperando a tu mujer, a tus hijos, que vayan a darte los buenos días

llorarás como un niño sofocado a media noche

para que lo levanten en brazos

cómo estarás ¡hasta preferirás morir, morir!

a quedarte en esta estúpida manera de estar metido, apretado en un cajón

Y ¡quién te ha de levantar! si para abrirte

no encontramos la llave en el llavero de nuestras lágrimas.

Poema y mensaje a mi pueblo

[En: Antología poética. Pról. de Enrique Azálgara Ballón. Arequipa : UNSA, 1997, pp. 149-152]

Arequipa, cuando mi ausencia.

yo me quedé mascando una rama de tu cielo,

donde innumerables tus estrellas

se cuentan por racimos.

Y con los ojos abrazados a tus crepúsculos

porque ellos

habrán de encenderse un día

hasta en mis cuencas vacías.

Mas, ahora que te vivo.

que imprimo mis huellas en tus calles

y en tus piedras,

que mi sombra ya es una alojada familiar

de tus muros solitarios,

ahora que entran tus mañanas

a torrentes de música en mis venas,

que veo alzarse el rostro de mi madre

en tus tardes que esperan y endulzan mi cansancio,

que abro y leo tus paisajes

y oigo claro la proclama de tus árboles.

Ahora que siento a tus aldeas una a una

subírseme al pecho

para llenar plenamente mi ancho abrazo,

que voy sembrando mis sueños en el surco mismo

donde siembras tu trigo y tus desvelos.

Ahora que te vivo,

que sólo alumbran el ámbito de mis hombros

tus rostros humildes como lámparas de hambre,

que mi respiración leal se extiende sobre la tierra

cargada del aliento de tus hijos olvidados.

Que el dolor que callan ellos

es la savia que sube a ser la sangre

de los poemas que escribo.

Que ya llevo escrita la mirada de tu pueblo

como una llaga oscura a lo largo de mis años.

y trenzada en mis nervios su anárquica angustia.

medular y creadora.

Que siempre me ha sido dada

la llama inapagable de los ojos de tus niños

para mirar hasta dentro de tu alma y tu destino.

Ahora que te vivo no te canto.

Ni canto tus paisajes. Ni canto tus volcanes.

Ahora estoy contigo. Y salgo de tu silencio

como una voz de tus piedras

o un bramido de tus vientos,

que con golpes de ala o de poema

abre y entra en tu corazón

para decirles a tus hijos como a hombres

de este siglo:

Que la libertad que tienen ellos

será un árbol arrancado

de cuyos frutos mañana

habrán de hartarse las bestias.

si no afirman sus raíces con manos inmaculadas

en la dignidad y en la tierra.

Que la libertad que gozan ellos

será comedia de esclavos,

si no la viven, la trabajan y elevan

en la jornada suprema de cada día,

si no la saben en el pan, en el amor y en la idea.

Si no derruyen las celdas

de esas conciencias de barro,

para que ella entre en la vida

como el oxígeno, como el sol y como el agua.

Que la libertad que cantan ellos

será un ídolo de calendario,

si no la aman en cada hombre

y no la sienten más suya en el anhelo sin tregua

del corazón profundo de la patria,

de ese corazón que conforman e impulsan de altas tensiones

los humildes de la patria.

Si no la acrecientan con las manos de la generosidad

sin estruendo. Y no la alimentan en las fuentes

del deber con sacrificio.

Libertad sin dignidad

el pan se vuelve limosna,

el trabajo servidumbre.

el orden temor callado,

la autoridad prepotencia,

la justicia un juego de varas

la juventud oro perdido,

la educación negocio con niños,

el amor contrato de sexos

y la amistad una agencia del egoísmo.

Que tus hijos no se olviden lo que digo.

Que desde el clavo que hundan

hasta el mandato que firmen

no se olviden que son hombres...

Que desde el suelo que barran

hasta la majestad que invistan,

no se olviden que son hombres...

Que desde el hambre que sufran

hasta la dicha que alcancen no se olviden que son hombres...

Entonces, oh pueblo mío, recio baluarte histórico,

así reverdecerás el penacho amarillento

de tu viejo civismo.

Y la libertad de los peruanos,

como una hermana mayor, vendrá a beber en tu corazón

sangre de juventud para nuevos heroísmos,

y a encontrar en tu pensamiento

la brújula sin vacilaciones

para travesías más duras

y para metas más lejanas.

Que el poema que les digo

lo fermenten en el corazón,

y el mensaje que les entrego

lo reciban todos los días.

El carpintero Silva

[En: Antología poética. Pról. de Enrique Azálgara Ballón. Arequipa : UNSA, 1997, p. 99]

El carpintero Silva ganaba una peseta al día

Haciendo cajones para una fábrica.

Era tan solo, tan solo en medio de sus hombros,

estaba tan distante de donde se está

un poco bien apenas...

Recuerdo su taller humilde, los golpes de su martillo honrado,

el trajín por los maderos de sus manos deformes,

ese agudo llorar cada momento de su viejo serrucho.

Y hasta su triste solitario silbado siempre al medio día.

El carpintero Silva envuelto en sus pobrezas

se acostaba junto al río,

bajo esas sombras familiares

su cuerpo hallaba lecho blando sobre la tierra dura.

Las aguas negras y heladas

amasaron su alma de desheredado,

ese frío del río acribilló hasta su sombra.

El carpintero Silva trabajó tanto que al fin

murió de hambre,

entonces el hospital y los hombres

lo sepultaron desnudo como una semilla,

él, que había hecho cajones

no tuvo ni una madera para su único lecho definitivo.

La tumba fue su único gran salario,

en las puertas de la fábrica ha quedado

el tufo de su miseria.

y en las aguas cargadas de piedras del río

la protesta entredientes

que fue toda su existencia.

11

Mario Chabes Chavez (1903-1981)

Alma - Arequipa 1922

El Silbar del Payaso - Arequipa 1922

Ccoca - Buenos Aires, Argentina 1926

La Revolución Francesa en Bolivia - La Paz 1947

Fiesta en el campo

[En: Antología de la poesía. Vladimiro Bermejo. Arequipa : Primer festival del libro arequipeño, 1958, p. 94-95]

Unos amigos nos vamos a una fiesta.

El día es tan corto para tanta expansión.

La víspera de la fiesta

se sintetiza en la paloma pirotécnica

que se va al cielo

como un mensaje de los aldeanos a Dios

y en la retreta que acompaña a la paloma

en su excursión multicolor.

El alba del gran día:

la diana que sensual nos despierta

y triste quiere hacernos llorar.

Cohetes, la misa especial

todos prometen llegar a olor de santidad.

En la tarde: procesión de la Santa por los cerros la procesión del Sol.

El cantor entona la despedida

y los cachimbos pellizcan las cornetas

hasta hacerlas llorar. La gente solloza

y los ojos cabrillean de alcohol.

Luego, oscuridad repleta de canciones:

y ya en retorno las sombras encabritadas

de nuestros caballos en la cuesta.

Nocturno

[En: Alma. Arequipa: Editorial Urquieta, 1922, p. 39]

Una lluvia de agujas

clava la Luna en la ventana...

Tiritan los vidrios,

pasa el Fantasma...

Baila el corazón.

Mañana, una luna cualquiera,

me dirá: Estás triste.

Insomne estás mal...

Y yo un payaso, lloraré

de risa, lloraré de pena...


12

Carlos Manchego Rendón (1903-1976)

Poemario – Arequipa 1972

Mujer del mañana

[En: Poetas de Arequipa. Antología - Los clásicos. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : Instituto Cambio y Desarrollo CYDES, 1995, p. 234]

Te esperaré mujer del mañana,

yo sé que has de ser la compañera

que de tanto derramar tus frases comprensivas en mi alma

has de limpiar mi vida hasta dejarla blanca...

Te esperaré, mujer,

yo sé que has de ser la camarada

que para elevar una plegaria

has de ensartar mis defectos en tu pecho,

para hacerlos pasar por las yemas sufridas de tus dedos

como cuentas de un rosario...

Te esperaré, mujer,

yo sé que has de dar a mi hambre de amistad tu amistad eterna

y yo a tus fatigas el jugo vital de mis esfuerzos

y en la mesa común ante una igualdad de vidas

yo sé que hemos de cambiar los corazones.

Yo te esperaré, camarada y amiga,

como el sediento del desierto que vislumbra en lontananza

la rosada frescura de un manantial de vida.

Arequipa

[En: Poetas de Arequipa. Antología - Los clásicos. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : Instituto Cambio y Desarrollo CYDES, 1995, p. 234]

¡Arequipa!

Cariñoso puñado de casitas blancas

qué extrañas sugerencias -libres de toda metafísica-

me despertaron el color eterno de tus campos preñados,

la templanza sensual de tu sol

y el rítmico discurrir de tus días iguales

Recuerdo bien. Hace ya muchos años,

tomadas de la mano

metí mis ansias en la religiosidad de tus calles echadas en cruz

y mi franca socarronería de personaje nuevo

estrellóse, se hizo añicos,

en el mal humor de una tarde opaca

en que hasta el Misti parecía rezongón...

Y así, dolorido de ese primer percance

anduve trajinando tu alma:

Las lavanderas... que lavan en el río que arrulla a la ciudad,

a mi alma blanca, después de estrujarla

en el agua turbia de qué raras conjeturas,

la extendieron a pleno sol, sobre sus faldas de tocuyo

y la secaron con la tibieza de su ingenuidad...

Y las campesinas con sus ojos nostálgicos de fe

cargaron sus tímidas desconfianzas en mi alma

y me alejaron por caminos largos... empedrados de recelos,

y sin embargo, brindáronme agua fresca y clara

en el cuenco de sus manos

para saciar mi sed...

Y las beatas con sus ayes a flor de labios,

prestas aliviar cualquier dolor con un parche de mostaza

crucificaron mi risa volteriana

en la vieja cruz de sus rosarios

y desde entonces siento que estoy crucificado...

Y la chichera inflada de paz y de bonanza

dio a mis ansias el picante de su cariño

y roció con la chicha hirviente de su fanatismo

la frialdad inmensa de mi vida...

¡Cuántas veces, ante la sagrada imagen de la virgen de Chapi

tuve que encender el cirio de mis íntimas esperanzas!

Y las señoronas que se burlaron de mi clase

con historias de añejos pergaminos,

hasta ellas no dejaron de poner sus manos

encallecidas de ironía en la carne trigueña de mi raza...

Arequipa, yo también como Chocano

fui al Puente de Fierro -lleno de unción-

y no te vi ni te sentí,

tuve que enredarme en tus calles

tuve que meter mis ansias en el alma de tus gentes

para sentirte, como leucocito, en mi corazón...


13

Emilio López De Romaña (1906-1945)

Horario de toda una pasión – Lima 1935

Sonetos innómine – Lima 1937

La derrota de Luzbel (inédito)

Sepulcro

[En: Horario de toda una pasión. Lima : Scheuch, 1935]

[...]

¡Estoy muerto de cien muertes,

vacío el corazón como un abismo;

absorto ante el cadáver de mí mismo

cuelgan mis brazos hacia tierra, inertes!

o.

Tengo el corazón como aterido

y el cuerpo, aunque insepulto, como yerto.

mientras muerto entre los vivos he vivido:

no he querido a nadie, a nada

aunque lo haya algunas veces pretendido.

Esta horrible verdad sobre mí pesa

como una losa tras la cual me hielo.

Mi tedio, mi sombra, mi extrañeza

son despojos que han quedado de un anhelo

ya enterrado... ¡Aguardando el día

que el gusano devore la carne realmente,

en mi hoyo vivo esta agonía

ausente de mí mismo eternamente!

I

Por tu amor -zumo, estrella, derrotero-

no hay camino sin huella de mi paso;

por tu amor, falderíllo en tu regazo,

por tu amor, en cavernas lobo fiero.

Te tengo sin tenerte. Nada espero

ni de mí, ni de ti, ni del acaso:

Somos sombras lanzadas a un abrazo,

cifras raras... sumadas, suman cero.

Braceo en mis mares turbulentos,

me abismo en abismos de tortura

y presagio la muerte en mis intentos.

Sigues siendo la estrella que perdura,

el faro de mis ojos siempre atentos

y en mis labios un rictus de amargura.

14

Teodoro Nuñez Ureta (1912-1988)

URL: www.teodoronunezureta.com

Mi pueblo, el sol, el aire...

[de: Pensando en mi pueblo. En: Homenaje a Teodoro Núñez Ureta / Museo de la Nación 12 nov.-12 dic. Lucy Núñez Rebaza. Lima : Asociación peruano japonesa el Perú, 1993, p. 16]

[...]

Acabo de dejarte, pueblo de cielo y piedra.

De lava calcinada en milagros de fuego,

nacida entre metales hirvientes e implacables,

desde entrañas de infierno, torturadas y ciegas.

Lava que ahogó su ira bajo cielos azules

y que se ha hecho casa, ronda de agua, arquería,

soporte del sembrío, cerco, muro, sendero,

torre de campanario, barricada, trinchera.

Piedra blanca, palabra crecida con el tiempo.

En la paz de los días, cuando el sol se aquerencia.

¡Qué pulsos misteriosos latirán en su carne!

Pero se queda quieta, tendida en los caminos,

sillar de paz y abrigo, de amor y de sudario.

Y la luz, que ha pedido permiso para quedarse,

tiende sobre su áspero pellejo solitario

una caricia de oro, transparente y eterna.

Sillar, lava dormida, borde limpio del cielo;

apoyo de sus sueños;

límite terrenal del abismo jadeante,

del aire ahogado en aire, azul saciado y ávido;

irracional silencio que sube hacia el misterio.

[...]


15

Jorge Bacacorzo (1927- 2006)

Pan y rebeliones, 1947

Tres poetas - 1956

Azul antiguo - 1961

Las eras de junio - 1962

Las montañas de marzo - 1965

Las viñas azules -1981

Las botellas rojas - 1983

Los umbrales -1984

El libro del yaraví - 1989


Yaraví LVII

[En: El libro del yaraví. Lima : Argos, 1989]

Llueve, llueve en Arequipa:

todo Umachiri y sus ríos

bajan del aire.

Llueve a cántaros la pena,

llueve, llueve el yaraví

sangre en el río.

Lo alegre llora tristeza,

lo triste llena la noche,

tambores de agua

Por callejones de viento

Mariano Melgar galopa,

duelo en los árboles.

Camino de los perales,

Mariano Melgar galopa

entre las brumas.

Con espada y con guitarra

avisa días de viento,

pasos de pólvora


16

Gustavo Valcárcel Velasco (1921-1992)

Apología de un hombre (Víctor Raúl Haya de la Torre ) - 1945

Confín del Tiempo y de la Rosa - 1948

La Prisión - Novela - 1951-1960-1962

Poemas del Destierro - 1956

Cantos del Amor Terrestre - 1957

Cinco poemas sin fin - 1959

Sus mejores poemas (Antología) 1960

El Amanecer latente (Drama) - 1960

Cuba sí, yanquis no - 1961

Poesía Revolucionaria - 1962

Pido la palabra - 1965

Poesía extremista - 1967

Antología poética - 1986 - Munilibros

Obra poética – 1988

Cantos del amor terrestre - fragmento

[En: Cantos del amor terrestre. México DF : Espacios, 1957, 16 h.]

V

Hay tardes en que el hombre desciende a la tristeza

se cae de tristeza y suele hablar muy quedo

sosteniendo su frente con manos de locura

y esperando otro golpe de la miseria humana.

Cuando al fin el planeta pueda girar alegre,

con el triunfo del hombre que se llueve de amor,

ya no habrá más descensos, ni caídas ni golpes,

y la humana tristeza se hará polvo de flor.

Ser alegre es vivir un poco a la manera

de los niños dichosos que descubren la vida

en el gorrión y el cielo, cuando les damos gusto,

y en la mágica duda de sus muchos porqué.

Ser alegre es vivir besándote a hurtadillas

yendo y viniendo a besos sobre tus brazos libres;

creyéndome perdido en tu cabello un día,

sintiéndome encontrado entre tu vida siempre.

Ser alegre es mirar la justicia del mundo

reflejándose diáfana en tus ojos amados,

andar de cara al Sol, vivir en libertad,

escribiendo el poema inédito del hombre.

Cuando nace una rosa, en un beso volado,

van tus labios al punto de la alegría exacta,

y también con tu boca va la alegría en flor

creando el color rosa de todo el universo.

Tú que sólo naciste de tanto que soñé,

tú que antes fuiste triste y eres hoy la alegría,

tú que si te desnudas con el invierno acabas,

tú no olvides jamás que el hombre será alegre.

Así, mía de siempre, vivamos sin tristezas

porque está la alegría haciéndonos esposos

y junta nuestras rosas y nuestros nombres junta

como un alegre grito suspendido en el tiempo.

Reflejos bajo el agua del sol pálido que alumbra a los muertos


VII

Cuando muramos limpios del ruido

y la cartera y en secreto seamos gran polvo de añoranza

yo empezaré a escribirte con pluma repetida

en los ojos del tiempo que habrá de cobijarme.

Porque igual que el Infante hace rato yo tengo

los cabellos canosos y el corazón de un niño.

Esto quiere decir que ella no enviudará

de los versos nacientes que dejaré

en el nido, en el nido del fuego en que arderán mis manos

en el aire del humo y la piedra soltera

que cargarán mi cuerpo de bahía en bahía

hasta ser una estrofa embotellada en llanto.

VIII

Nubarrón del olvido, ¡desátame tu lluvia!

reseco estoy sobre la tierra

fundido el bolsillo, quemado el corazón

cojeando la derecha, la izquierda medio incierta

digamos ambas piernas destripadas

grietas de mundo

demonio y carne en picadillo.

¿Qué vamos a hacer después de medianoche

bajo este cielo mudo de luceros,

monólogos del gris sin levadura?

Mayo maldito, marchémonos muy lejos.

¡Vámonos a curarnos las heridas!

IX

Muerte sin fin, amiga leve,

dame tus brazos largos, córtame las venas

polvo seré, sí, de tu universo hueco

polvo enamorado en la galaxia abstracta

donde el amor no existe.

Al fin me siento libre

rodando entre negros abismos siderales.

La vida ha pasado raudamente

ya nadie piensa odiar en el otoño

somos la eternidad en vacío neto

y el punto final de la tristeza.

X

Suave ternura la de su voz perdida

quejido de su aliento poseído

eco del mío

brújula sin rumbo cierto

rosa de los vientos deshojada

velamen sin la brisa más leve

se ha transformado ella en pura espuma

en ola sin ribera

en joya sin engarce

en pétalo sin flor.

Hace tiempo yo le hablaba

del sol pálido que alumbra a los muertos

hoy ambos somos su reflejo exacto

bajo el agua del tiempo que pasó.


XI

Escena del dolor crepuscular

mansión de los pesares, hotel de las quejumbres

selva de pulquérrimas angustias

cotarro de sepulcros

estruendo de la ira

vestigio de la dicha

invocación al llanto

suerte de orquídea en arenal

alma esparcida, gloria del riñón

desplome de lo antiguo, minúsculo presente

desolación del vino, avance del infierno

dardo envenenado en Mí Menor

cobarde ruiseñor

táñame lo dicho, el mendrugo táñeme.

Tras una ronca armonía sin autor

aprenderé del todo a bien morir.

Rito del hambre penitente

arcada del ayer al día de hoy

sosegaré mis tripas zoológicas

con trozos pequeñitos de nostalgia.

Me asfixio, ¡oh proa del invierno!

Oh espada del pretérito, me asfixian

y aunque quiero a mis volátiles cenizas

me acostaré bajo una lápida de yedra.

Estoy harto de esta vida

harto, harto.


XV

Puesta la piel al descubierto

de adentro para afuera la epidermis

transformado en llaga viva

avanza el poeta a paso redoblado

de saltamonte loco a saltaolvidos tierno

¿no es verdad, cielo de Lima?

Descendiente directo de la esperanza inédita

se esfumó el poeta de los ojos contritos

carbón mal apagado

alfarero sin arcilla.

En la esbelta chimenea

disperso el poeta quedará

bajo el cielo de Lima incinerado.


17

José Ruiz Rosas (1928)

Sonetaje (1951)

Esa noche vacía (1967)

Urbe (1968)

Ciego de ver (1968)

Cuenca matinal (1968)

Dizires rimados (1969)

Inventario permanente (1970)

Crónicas de Mol (1970)

Glosas (1970)Taller de poesía (1970)

Sonetos conyugales (1971)

Dobles (1971)

Cinema de los párpados adentro (1971)

Arakné (1972)

Petroglifos (1973)

La sola palabra (1976)

Vigilia del cristal y de la bruma (1978)

Tienda de ultramarinos (1978)

Elogio de la danza (1980)

Diálogo a solas (1982)

Vecino de la muerte (1985)

Llaki Urpi (1986)

Taller de poesía (1995)

La primera sílaba (2000)

Coge tus pies (2005-2009)

URL: https://www.youtube.com/watch?v=9UB4jo0MH8E


[Diálogo a solas - 1982]

Planté un árbol en medio de mi huerto

y fue tejiendo su constante altura;

de pájaros poblóse su estatura

y a diario ensayan magistral concierto

Mis ojos llena su ramaje abierto

como una suave ofrenda de verdura

y una nostalgia siento que me apura

cuando a su lado del sestear despierto.

Su muda persistencia me acongoja

pero pienso que acaso se establece

un diálogo entre el aire y cada hoja.

Allí el árbol se está, y en tanto crece

voy absorbiendo el celo con que aloja

todo el rumor del aire en que se mece

...

[La sola palabra - 1976]

Ardes, vida, si dueles, si pareces

un esmeril intruso entre ojo y párpado,

aquí pensando al sol este cadáver

en su muerte, sin luto y prematura,

aquí con estas diarias ondas múltiples

cargadas de cuchillos y de plomo

para desayunar muy satisfechos;

aquí prestos al rezo y la plasfemia,

encerrados en cadas y cascadas

abiertos hacia adentro, como truenos,

tan fenecidos, tan felices, tan

hechos a la medida de las urnas.

[...]


18

Walter Márquez (1945)

Ángel inesperado - 1970

Cantar de gesta - 1979

Odiseo en la urbe - 1986

Poesía reunida - 1994


Breve jornada de Odiseo en la urbe

[En: Odiseo en la Urbe. Arequipa : Juan Mejía Baca, 1986]

Mañana de hirviente sol espeso se derrama por el cielo,

noche ondulante en esponjoso gato negro,

camisa azul humo, almidonada y solemne,

en silleta de pulpa viva, pálida de sauce y mimbre.

Domingo mimeografiado, en témpera pajizo,

agoniza en el basurero de plástico amarillo.

En el tocador, huellas de glaso y de rouge.

El espejo biselado devuelve lustrosa alma

con máscara de piel nueva y fragante.

Se ajusta el nudo de la resignada corbata, suavemente.

Premonitoria, oh, irónica horca,

y con mirada calva

y mansa como cabeza de cordero

sobre marmolina húmeda en el puesto del mercado,

parte como tierra extranjera, las mejillas empolvadas,

gimiendo su propio buey en matadero.

Salamandra atraída por monótonos deberes,

que son tambor rosa de papel higiénico,

va por igual vereda, del mismo lunes a viernes usureros.


19

Aníbal Portocarrero (1930-2015)

Memoria de la destrucción (1950-1970)

La hora del lobo (1970-1990)


Árbol

[transcrito en: http://elbuho.pe/anteriores/web415/poesiaAL.htm]

El árbol que está frente al Sol

es hermoso, no cabe decir otra cosa

El árbol que ha crecido en mi cabeza

es aún más hermoso,

tiene las hojas azules

y las flores agitadas;

de allí gotean

recuerdos y misterio

Sé que ese árbol que mira al Sol

es pino blanco del sur,

su aroma me hace bien,

suele embriagar mis sentidos

en mis horas de nostalgia otoñal

El árbol que hay en mi cabeza

es también armonioso y robusto,

está cubierto de dura costra

donde los amantes escribes sus nombres

o la historia de sus amores imposibles.

Es un árbol ligero en el viento

y sombrío en el invierno,

especialmente cuando los hombres

porfiadamente descargan duros hachazos

para demostrar su poder


20

Alberto Vega (1932)

Tierra interna - 1956

Palabra natal - 1960

La arena del tiempo - 1965

Poesía - 2002


Pinocho

[texto inédito repartido en la conferencia Lo anglosajón en la poesía arequipeña (03 nov. 2010), como parte de la Muestra de literatura arequipeña en la Casa de la literatura peruana (Lima, 27 oct-17 dic. 2010)]

Cuando mis ojos tuvieron la edad de

la razón

fue sensacional ver al muñeco de

madera

que terminó en un ser de carne y

hueso.

El que sucumbió a la tentación

vapuleó a su conciencia, no fue al

colegio,

fue vendido a un circo, exhibido en

una jaula,

tuvo orejas de burro y le creció la

nariz

por mentiroso.

Pero al fin se redime

y va en busca de su padre

hasta encontrarlo en el vientre

de un gigantesco leviatán.

Fue mi primera lección

y el recuerdo más vivo

que de ti tengo -padre mío-

maestro de mi gatear que tú calzaste

con mis primeras letras

en tu taller que luego heredaría

para encontrar madera en las palabras

con este cuchillo profundo que es la

poesía.

Me parece ayer cuando dejaste las hormas

la lezna, la escofina y la chaveta

el tirapié y el martillo

el ácido oxálico y los cueros

y los clavos que te ponías en la boca

y la plancha en la que forjabas la suela

sobre tu rodilla que después quedó

inservible.

Me parece ayer cuando dejaste todo

eso

para llevarme al cinema.

Fue una matiné de hace ya

muchísimos anos

cuando salimos habla que te habla

de la aventura de Pinocho y su padre:

el títere que fué capaz

de manejar su propia historia.

(Oh humilde Vulcano de las armas

cotidianas

el escudo que me hiciste para

enfrentar la vida

recibe a diario innumerables golpes

pero está intacto todavía)

No te dejé trabajar en paz muchos

días

porque el tema de Pinocho se me hizo

idea fija

y recuerdo que una vez por

escucharme

te machucaste el dedo.


21

Edgar Guzmán (1935- 2000)

Hilos. 1956

Poemas sueltos. 1950's

Perfil de la materia. 1987

Rondando la casa de la Dickinson. 1990

Trilogía del mar. 1957-1992

Existencia y realidad [filosofía]. 2002

Obra poética completa - 2010

URL: http://perfildelamateria.blogspot.com/


Hilos - parte III, poema 5

[En: Obra poética completa. Pról. de Raúl Bueno Chávez. Arequipa : Cascahuesos ; UNSA, p. 63]

5

Un ojo se me sale

como un hombre curioso que se asoma a una puerta

y mira arriba, abajo, arriba, abajo...

El otro se me sale,

cabezota gigante de un marinero loco,

por el ojo de buey.

Hoy me ocupo de Dios.

Mudez el mundo.


Perfil de la materia

[En: Obra poética completa. Pról. de Raúl Bueno Chávez. Arequipa : Cascahuesos ; UNSA, p. 91]

1. Invocatio

1.0

Y onduló la serpiente, embebida en su ser,

veloz cuerda de miel en un crisol de orquestas,

fiel nervio desollado sobre hielo vigil

de la historia, y no más que la luz que sobrevive

al símbolo y la tea; embebida en su ser,

disciplinado garfio que arranca crasos párpados

y enseña la obediencia a la memoria.

Y luego se tornó, persiguiendo el perfil de la materia,

en rastro futurísimo y añosas previsiones, y esparció

desenlazando albores; esfuerzo circular, sabiduría

espiral, escaleras de noches y fortunas pavesas,

y la cura del alma encapsulada. Entonces

desplegó retorcidos ríos de linfa fiera hasta tu ojo prestísimo,

dando cabezadas contra tu blanda bóveda,

ilustrando tu haber jugoso y sápido,

con la tranquilidad de mecidas palmeras,

vueltas a una persiana que oculta ansiosos torsos.

Y se extendió infiltrando otra vez otra voz itinerante,

de un protozoario rútilo a una cefeida viva,

obsequio seminal en tu matriz arcana,

cuyo rumor tu nombre oirá en algún punto

del pozo en que moráis...

[...]


22

Enrique Huaco (1930-1967)

Piel del Tiempo. 1967

[publicado en Santiago de Chile con int. de Pablo Neruda, re-editado en Arequipa por PubliUnsa en 1988]


Oda al amor terrestre

[En: Enrique Huaco: Un destino angélico. Ana María Portugal. Correo. Arequipa, lun. 15 feb. 1971, p. 2 - incl. en Piel del tiempo-]

¿Amor? Nunca lo vi brillar

tan bello como en los mercados,

oculto entre los quesos,

o disfrazado de flor en las canastas rojas;

nunca imaginé su frescura secular,

su subterránea fuerza,

en esa hora antes de la creación del sol

en la oscuridad.

Lo maravilloso yace sobre las mantas

de las viejas mesas,

listo para ser escogido, observado, olido,

listo para ser palpado

por nuestro entendimiento,

listo para dejarse y darse a nosotros,

¿Quién habla de amor?

¿Quién, escondido en los jardines,

sale a su encuentro?

¿Quién le espera en las antiguas noches?

Buscaremos el nuevo mundo,

las playas

donde probar al fin la piel

oscura y perfumada de la dicha,

la opaca piel del mango.

Nuestros ángulos son ricos en posibilidades,

tenemos la sed que produce la multiplicación,

la sed de la imagen por la imagen,

por ayes y voces que nos reduzcan

a una bola de luz;

que nos levanten sobre los lechos

de los viejos barrios de las ciudades

jadeantes, plenos al fin,

ardiendo con nostalgia y sabiduría


El sueño es un paso

[En: Piel del tiempo]

El sueño es un paso insalvable,

créeme, puesto que la sombra

ya me ha comido oblicuamente

parte de la cara y amenaza borrarme.

Esto se vuelve como una enfermedad.

Cuando volteo para mirar esas naranjas sobre la mesa,

o a otro ser humano en mi cuarto,

no es la cara de un hombre que muestro,

sino algo de menos, algo diferente.

Estoy siendo devorado. Lo digo sencillamente


Conjugando el verbo ser

[en: Anales de la Universidad de Chile, N° 136, 1965, p. 149-159]

Lo que soy, era,

desde hace mucho.

Vengo desde adentro, vengo

desde que las cosas son.

Traigo mi infancia

en mi bolsillo:

amuletos,

globos,

anillos,

un pedazo de pita

para amarrar mi trompo,

mi cometa de papel en la mano.

Mi cabeza de trapo surge

continuamente y se renueva.

Mi cabeza de trapo ardiendo

me sigue,

me persigue

por detrás de los árboles.

Me aguaita desde los vidrios

pintados en las colinas;

en los maizales,

junto a caballos sonámbulos.

Al anochecer encuentro mi cabeza

en el fondo oscuro de las cisternas.

Ese soy yo, mirándose en el agua

con la primera tristeza en el rostro.

Ese soy yo, con la dulce y terrible

noche bajo los párpados.

Lo que soy, era,

desde hace mucho.

Vengo desde adentro, vengo

desde las cosas que son.


23

Oswaldo Chanove (1953)

El héroe y su relación con la Heroína. 1983

Estudio de la Acción y la Pasión. 1987

El Jinete Pálido. 1994

Canción de amor de un capitán de caballería para una prostituta pelirroja. 2000

¿Qué es lo que yo sé y los demás no saben? 2008

Plexo solar. 2010

http://chanove.rupture.net/indexp.htm

http://cronicadelinstante.blogspot.com/

Escalera al cielo

[Plexo solar, 2010. Compilado en: Obra reunida. Poesía y prosa. Arequipa : Cuzzi, 2012, p. 159]

El alma inmortal es (extremadamente) apetecida

por los antropófagos

En un sentido laborioso los poetas son caníbales (también)

pero los amantes son los hambrientos

porque los amantes lamen las pieles

Los poetas prefieren el simple hálito (como ignición)

porque la energía del astro rey ha fluido (de un eslabón a otro)

(el tejido viviente ha sido pergeñado por el fitoplancton

flotante)

y cada salto es un drama (imprescindible)

para los malditos fines del verbo


24

Misael Ramos (1956)

Afectos de reptil - inédito


Canícula de los cangrejos en el imago

(comp. por Luzgardo Medina. En: Antología de la poesía arequipeña 1950-2000. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : UNSA, 2007. pp. 191-192)

Heredad y habitud del instinto

úngula y úngula

canícula de los cangrejos en el imago

Más allá de mis tiernas cañas

desboco: las rosas de la alberca o la trenza

Vientre antiguo

redonda y perfecta Venus

Ensueño en cada poro que se cierra

poliedro simétrico en sauna

y no hablo, no hablamos

nazco sórdidamente

inventando perfiles de la muerte

El concierto de la tarde

y nuestro diálogo cascado

Signorina desde el fondo perpetuo

mi perfecto ángulo

en mi giróvago sin referencias


25

Alonso Ruiz Rosas (1959)

Caja negra. 1984

Sacrificio. 1989

La conquista del Perú. 1991

Museo. 1998

La enfermedad de Venus. 2000

Estudio sobre la belleza. 2010


Silvestre

(comp. por Luzgardo Medina. En: Antología de la poesía arequipeña 1950-2000. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : UNSA, 2007. pp. 184-195)

Sólo sabes trotar y así llegaste a nuestra tienda, y así también

partiste siempre con prisa y con

frescura siempre,

Y así también noté cierta ceniza entre tus ojos, cierta humedad entre tuos ojos, y cierta urgencia tuya por

partir

Y así también noté

Que sólo sé trotar, y así también

cierta ceniza y cierta urgencia y no menos continua soledad


[s. título]

(En: Estudio sobre la belleza. Arequipa : Cuzzi y Cía., 2010, p. 41)

La belleza derrama pintura

en la piel arrrugada del planeta

señal de sus arrobos y amargura

lanza al tímpano atento la saeta

que recoge en sutiles recorridos

la vibración del aire ultravioleta

despierta con sus ritmos los dormidos

músculos que fatigan las escalas

en la extensión visual de los sonidos


26

José Gabriel Valdivia (1959)

Grafía. 1984

Versolínea. 1985

Al filo de la gravedad. 1988

Flor de cactus y otras espinas. 1989 (ed. en francés en el 2001)

Postales peruvianas. 1994

Funesta trova. 2003


Hurtoricidio

[En: Versolínea 1985. Antologado en Antología de la poesía arequipeña 1950-2000. Tito Cáceres Cuadros. Arequipa : UNSA, 2007, p. 299-300]

(nonagésima versión)

si este pan que como

no me dejase tan sólo

Es tan ajeno el pan que como

pero no saben que robo

que no como

Que mendigo común y ando con nadie

Que no tengo cárcel porque camino preso

Y gasto lo que no-es-ni-será mío

vestido de esqueleto bañado en sangre


27.

Luzgardo Medina (1959-2015)

La boda del dios harapiento. 1981

Cuervos en Sodoma y Gomorra. 1983

Ad libitum. 1996

Avatar. 1996

Contra los malos presagios. 1995

Rostros del sueño. 2005

Nada. 2007

Cronología del equilibrio. 2008

Bajas pasiones para un otoño azul. 2008



Amante sin nombre deja tu prisión y canta conmigo

[En: Bajas pasiones para un otoño azul. Lima : Petroperú, 2008 p. 70]

Amante sin nombre deja tu prisión ya es

la hora del agua y del cárdeno bosque

levántate presuroso por sobre cualquier

letargo y coge al universo por su ala

Ya es la hora de la serpiente que duerme

a la derecha de la bondad o a la izquierda

del hijo de Dios recién clavado en su hostia

Amante sin nombre deja tu prisión ya es

el día en que no hay abismos ni distancias

no hay egoísmos ni cuentas pendientes

Canta conmigo hasta que llegue la última

ola y hasta cuando nos hayamos librado

del dolor que a unos nos hace muy feliz

Amante sin nombre amante ortodoxo ya es

el momento de partir hacia otra latitud

deja que descanse el vendedor de guerras

dame tu beso no saciado ni por la lluvia

deja tu prisión y canta conmigo aquella

melodiosa composición cuya letra habla

de la inmortalidad que tiene la palabra

deja tu prisión en este instante y navégame

pisa mis arenas desérticas hasta el éxtasis

abarca todos mis rincones con tus papilas

apodérate de mi mundo y de mis fronteras

nuestro desamparado amor es el pan de un sueño