#1 La Psicología como Ciencia
¿Loco o enfermo? Orígenes de la salud mental
Durante el Renacimiento, en el siglo XV y XVI, existía la creencia de que las personas con problemas de salud mental estaban poseídas por el demonio. Si eran mujeres, se creía que eran brujas y eran quemadas en la hoguera o ejecutadas.
Durante el Renacimiento había dos categorías, el idiota y el lunático. Las personas consideradas idiotas eran aceptadas y cuidadas por su comunidad. Estos últimos, considerados una amenaza para ellos mismos y para otros, eran encerrados en asilos o prisiones, donde el foco estaba puesto no en curarlos sino en mantenerlos confinados. Pero la mayoría de personas con problemas mentales no eran consideradas peligrosas y eran cuidadas por sus familias y comunidades.
Eso cambió con la llegada de la Revolución Industrial y la disolución de muchas sociedades agrarias, a partir de 1700. Fue entonces cuando empezaron a multiplicarse los manicomios, donde se encerraba a cualquier persona que era considerada una carga para otros. En estos lugares, los médicos empezaron a realizar brutales "tratamientos" que incluían la trepanación -o perforación del cráneo-, hacer que los pacientes vomitaran y las golpizas.
La ducha fría
La camisa de fuerza (1794)
El siguiente gran cambio ocurrió en el siglo XIX cuando nació la psiquiatría, la rama de la medicina dedicada a tratar las enfermedades mentales. Originalmente se los llamó "alienistas", ya que se dedicaban a tratar a personas que sufrían de "alienación mental".
Los primeros psiquiatras probaron todo tipo de experimentos para "ayudar" a sus pacientes, muchos de ellos cuestionables, como por ejemplo "la ducha", que consistía en sorprender a los pacientes con un baldazo de agua helada.
Algunos incluso revirtieron a técnicas del pasado, como abandonar a pacientes en el medio de un río, forzándolos a nadar hasta la costa. La idea de entonces era que estos shocks podían liberar a la mente y sacar a las personas de su estado de locura. Esto se basaba en las teorías de René Descartes, quien creía que el cuerpo y la mente eran dos entidades separadas y que la mente de un "lunático" estaba atrapada en un cuerpo enfermo, del que tenía que liberarse.
Bajo la misma premisa, también se diseñaron en esta época algunos inventos insólitos. Uno de los más llamativos es la silla rotativa creada por el pionero de la psiquiatría belga Joseph Guislain, cuya imagen forma parte de la muestra. Su máquina permitía rotar al paciente de varias formas, con la intención de afectar su circulación sanguínea y calmarlo, una teoría que en realidad no nació de él sino de Erasmus Darwin, el abuelo de Charles Darwin.
Sin embargo, hubo una forma de terapia que empezó a desarrollarse en el 1800 y que tuvo más éxito, a punto tal de que se sigue utilizando hoy (aunque de forma mucho más sofisticada): la electroterapia, que consistía en someter al paciente a shocks eléctricos de poco voltaje.
En el siglo XX, la ciencia por fin comprendió que los problemas estaban en el cerebro y no en el resto del cuerpo. No obstante, esta revelación también dio pie a algunas prácticas que hoy consideramos barbáricas, en particular la lobotomía, desarrollada por el neurólogo portugués Egas Moniz en 1935. Este método se tornó tan popular para tratar enfermedades mentales que Moniz incluso recibió el Premio Nobel de Medicina en 1949 por su invención.
Sin embargo, también surgió otro grupo de expertos en salud mental que se opusieron a las lobotomías: los psicólogos. Liderados por pioneros como el austríaco Sigmund Freud, los médicos empezaron por primera vez a escuchar a sus pacientes y desarrollaron nuevas formas de tratamiento mucho más benévolas.
El uso de la psicoterapia se extendió después de la Primera Guerra Mundial para tratar a los muchos hombres que sufrían de lo que hoy llamamos estrés postraumático. La segunda mitad del siglo XX también se caracterizó por el desarrollo de distintas píldoras antidepresivas, que permitieron que muchas personas con problemas de salud mental pudieran empezar a recibir tratamiento en sus propias casas.
Hacia finales del siglo comenzará el cierre masivo de psiquiátricos. Una tendencia que continúa aún hoy y que se conoce como "desmanicomialización".
Escucha el testimonio de un mujer de 71, hablando de cómo en los años 50-60 trataron la depresión de su padre en el manicomio de Mérida y cómo veía esta enfermedad la sociedad de entonces. Pincha en la etiqueta amarilla para oírlo.