Aunque la ensalada no sea el plato que más asociamos al invierno, es claramente uno de los platos esenciales de esta temporada.
Una buena ensalada nos aporta alimentos cargados, no solo de vitaminas, minerales, carbohidratos e incluso proteínas, sino también de los antioxidantes más poderosos para protegernos.
Ahora bien, si eres de esas personas que siente frío con solo imaginar que “hay que comer ensalada” cuando las temperaturas bajan, lo mejor es mirar el lado positivo. ¡Y la ensalada tiene mucho de positivo! Es una gran manera de incluir alimentos en su mejor versión, crudos, con sus nutrientes intactos.
Por otro lado, una ensalada no tiene por qué ser fría. Simplemente no pongas en el plato alimentos recién sacados de la nevera: deja que se atemperen o sumérgelos en agua tibia al lavarlos.
También puedes incluir algún alimento cocinado –como zanahoria salteada o calabaza al vapor– que te ayude a superar la barrera psicológica de no comer caliente en invierno.
Pues es muy sencillo: preparar ensaladas invernales combinando hojas frescas y alimentos cocinados, haciendo un plato templado que acompañe cualquier comida y no nos dé pereza ni preparar ni comer.
Aprovecha verduras y hojas verdes de temporada y las que tenemos disponibles todo el año: brotes tiernos de remolacha y espinaca, lechugas de todo tipo, rúcula, canónigos, etc. Serán la base de las ensaladas aunque las preparemos de otras formas.
Esta ensalada combina alimentos de temporada con diferentes propiedades como los cítricos, la espinaca, la granada o la escarola.
Ingredientes para 2 personas:
Para la base de hojas:
1 rama de apio, con las hojas
1 taza de canónigos
1 taza de brotes de espinacas
4 hojas de escarola
2 endibias
Para el topping:
4 coles de Bruselas
1 taza de floretes de coliflor
1 pomelo, el zumo
1 mandarina, el zumo
1 limón, el zumo
1 granada, pelada y desgranada
1 cucharadita de pimienta negra, recién molida
10 aceitunas negras
Para la salsa de aguacate y remolacha:
1 aguacate
1 naranja, el zumo
½ remolacha, el zumo
1 cucharada de vinagre de umeboshi
2 cucharadas de aceite de oliva de primera prensada en frío
Preparación:
En un recipiente de vidrio, coloca la coliflor cortada en pequeños floretes y las coles de Bruselas a láminas. Riégalas con los zumos de pomelo, mandarina y limón.
Añade la granada y macera todo 8 horas en la nevera para que la col se impregne de los cítricos. Cuando vayas a usar este topping, deja antes que pierda el frío de la nevera, ponlo una media hora antes a temperatura ambiente.
Corta el tallo de apio en daditos y reserva las hojas.
En un bol, mezcla el tallo de apio troceado y sus hojas con el resto de hojas de la ensalada y las aceitunas.
En una batidora de vaso tritura los ingredientes de la salsa hasta obtener una mousse muy suave de color rosado intenso.
Sirve las hojas en platos o boles individuales y decora con el topping y la salsa de aguacate y remolacha.
La base de esta ensalada son la escarola y la espinaca. La escarola es una lechuga de invierno que, además de aportar ácido fólico, vitamina C y hierro, contiene compuestos amargos que favorecen la función hepática.
La espinaca suma todas sus vitaminas, sobre todo A, C, K y ácido fólico, además de abundantes minerales y fibra.
Las hojas verdes se completan con los berros. Estos son parientes de las coles, con todos sus beneficios, y también una mina de calcio, hierro, ácido fólico y vitaminas A y C.
La coliflor te proporciona sus glucosinolatos, los compuestos de las coles considerados anticancerígenos. La ventaja es que estos se conservan mejor al consumirla cruda en ensalada.
También aporta su gran poder antioxidante la granada, que se añade en el topping. Ese poder antioxidante se debe a sustancias como el ácido elágico, sus antocianinas y sus taninos.
La granada se considera, además, una fruta muy depurativa que contribuye a proteger las arterias y a reducir la inflamación.
En el aliño se han incluido zumos muy potentes repletos de antioxidantes. Por un lado, zumo de la remolacha, que es rico en betaína. Esta sustancia, antiinflamatoria y antioxidante, cuida el corazón y, al no cocerse la remolacha, se conserva íntegra.
Finalmente al añadir al aliño el zumo de varias frutas cítricas como el pomelo, la mandarina y el limón te aseguras una buena dosis de antioxidantes y proporcionas agua biológica a tus células.
Las sobras de otros platos vienen genial para estos casos, en especial si son arroz integral, otros cereales integrales, quinoa, pasta integral y legumbres cocidas. Un puñado de cualquiera de estos elementos nos sirve perfectamente (o una combinación de ellos).
También patatas cocidas o asadas, zanahorias, boniatos, coliflor y calabaza. Las hortalizas en general quedan estupendas para las ensaladas, así que si tienes alguna ya cocida, asada o al vapor, aprovéchala.
Si no tienes nada preparado es buen momento para hacerlo, lo que te sobre lo podrás aprovechar para ensaladas de días posteriores o para otros platos.
Ingredientes
1 taza de pasta integral cocida
150 g de tofu ahumado
6-8 tomatitos cherry
1 zanahoria
Un puñado de canónigos
Un puñadito de nueces
2 cucharadas de tahini
1 cucharadita de aceite de oliva
Preparación
Calienta en una sartén el aceite de oliva a fuego medio. Corta el tofu en dados y dóralo un par de minutos.
Añade la pasta y saltéalo todo junto hasta que se caliente. Vierte por encima el tahini y saltéalo para mezclar. Retíralo del fuego.
Corta los tomatitos cherry por la mitad y ponlos en un bol. Pela la zanahoria y córtala en tiras con el pelador de verduras. Añádela al bol junto con los canónigos y nueces y mézclalo.
Agrega la pasta y tofu y mezcla de nuevo. Sírvelo.
En lugar de optar por salsas y aliños frescos y fríos, apuesta por salsas más densas y que se puedan templar. Por ejemplo tahini o salsa de tomate.
Evita las salsas que puedan separarse con el calor (mayonesa vegetal por ejemplo) o que no queden nada bien calientes (la vinagreta queda regular).
Innova con cremas de frutos secos y legumbres como el hummus o la mantequilla de cacahuete, y aprovecha la textura cremosa del aguacate para hacer una salsa en un minuto, solo machacándolo con el tenedor.
Ingredientes
1 taza de garbanzos cocidos
1 cucharada de aceite de oliva
¼ de cucharadita de curry en polvo
Una pizca de sal
Un buen puñado de mezcla de brotes tiernos
Un puñadito de almendras
1 cucharadita de semillas de lino rotas
Preparación
Calienta el aceite en una sartén a fuego medio. Añade los garbanzos con el curry y una pizca de sal. Deja que se dore ligeramente y coja color y apártalo del fuego.
En un bol o ensaladera dispón una capa de brotes tiernos, pon encima los garbanzos y sobre éstos las almendras y semillas de lino. Sírvelo.
Frutos secos, semillas, maíz, espárragos blancos, champiñones, tomate fresco, hierbas frescas, frutos secos, frutas desecadas… te ayudarán a terminar tu ensalada con toques de textura y sabor agradables.
Elige hierbas que no tengan notas muy refrescantes (la menta y la hierbabuena dan sensación de frescor), en su lugar otras que asociemos con platos más cálidos, como puede ser la albahaca o la salvia.
Ingredientes
2-3 patatas cocidas medianas
4-5 floretes de coliflor
Una pizca de aceite
1 cucharada de mantequilla de cacahuete
100 ml de bebida de soja (sin azucarar y sin sabores)
Un puñado de rúcula
1 cebolla de primavera (o 10-12 tallitos de cebollino)
1 cucharada de levadura de cerveza desamargada
Preparación
Corta las patatas en trozos medianos y separa los floretes de coliflor. Ponlos con una pizca de aceite a la sartén, a fuego medio-bajo y deja que se doren ligeramente durante un par de minutos.
Mezcla la mantequilla de cacahuete con la bebida de soja y añádelo a las patatas. Remuévelo bien, apaga el fuego y retíralo.
Lava la cebolla de primavera y pícala fina.
En una ensaladera o una bandeja para servir pon las patatas y coliflor con mantequilla de cacahuete por el centro y la rúcula y cebolla de primavera alrededor. Espolvoréalo todo con la levadura de cerveza desamargada.