Los cocos de cáscara marrón y peluda que se ven en los mercados europeos son, en realidad, frutas maduras y su mayor interés es la pulpa. Averiguar si está fresco antes de elegirlo, abrirlo correctamente para aprovechar bien tanto el como la pulpa, y tener en cuenta algunas precauciones a la hora de conservarlo es importante para disfrutarlos y sacarles partido.
Pero si hay algo que caracteriza al coco es su versatilidad y, además de la pulpa, puedes aprovechar sus múltiples derivados. Cada uno tiene un uso específico en la cocina, por lo que te ofrecen un sinfín de posibilidades con las que experimentar y cuidarte.
En cuanto al uso de los derivados del coco, las opciones son muy variadas:
Te sorprenderá que suele estar en estado sólido a temperatura ambiente, aunque cuando se calienta se vuelve líquido.
Se puede emplear crudo y es muy útil en repostería, pero además es un aceite apto para frituras por su estabilidad.
Su precio elevado en Europa hace aconsejable usarlo en preparaciones que pidan poca cantidad.
Además de usarse en repostería, se puede mezclar con mueslis, yogures o batidos.
Aporta un delicado aroma de coco más una dosis extra de fibra, ácidos grasos valiosos y proteínas.
Se diferencia del aceite en que incorpora la fibra del coco. Es un excelente sustituto de la mantequilla, sobre todo cuando acompaña a ingredientes dulces. También puede enriquecer smoothies y mueslis, o aportar sabor a multitud de recetas.
No debe utilizarse para freír, porque la fibra se quema.
Es el sustituto ideal del azúcar blanco por su bajo índice glucémico.
Es una leche vegetal espesa, perfecta para elaborar batidos con frutas y dar un toque exótico a salsas, repostería y sopas.
Se encuentra fácilmente, aunque si quieres puedes prepararla en casa mezclando el agua del coco con la pulpa troceada, y añadiendo agua mineral si hiciera falta. Luego puedes endulzarla con vainilla en polvo, estevia líquida o azúcar de coco al gusto.
Es una buena bebida isotónica, pero no todas las aguas de coco que se comercializan son igual de puras. De hecho, el agua pura de coco, a la que se le pueden atribuir beneficios para la salud, es aquella recién sacada del fruto o envasada adecuadamente, sin añadidos.
A muchos productos que se comercializan como tal se les suele añadir ácido ascórbico (vitamina C) como conservante, e incluso edulcorantes y otros aditivos. Tampoco es agua de coco auténtica la que procede de concentrados.
Es en realidad un aderezo, con un aspecto similar al de la salsa de soja. De hecho, como aliño tiene los mismos usos que la salsa de soja, pero contiene menos sodio y más proteínas.