El viernes 14 de febrero, hemos dado el pistoletazo de salida al Proyecto APS "La Chispa de la Vida", una iniciativa en la que varios cursos del colegio colaboramos con la residencia de ancianos para compartir experiencias, conocimientos y, sobre todo, mucho cariño a través del huerto.
Uno de los grandes objetivos de este proyecto es ayudar a los residentes a cuidar su propio huerto, y para ello hemos llevado a cabo distintas actividades tanto en el colegio como en la residencia.
En la primera jornada en la residencia, uno de los grupos ha comenzado a preparar el terreno y dando los primeros pasos para lo que será un espacio verde lleno de vida y aprendizaje. Otro de los grupos realizamos un taller en el colegio en el que los alumnos, mezclados en grupos de distintos cursos, investigaron sobre las semillas, aprendieron sobre el funcionamiento de las plantas y decidieron qué sembrar.
Finalmente, elaboramos los semilleros, sembrando tomates, habas y guisantes, y los colocamos en un ventanal del colegio para que reciban la luz y el cuidado necesario antes de trasladarlos dentro de unas semanas al huerto de la residencia.
Ha sido una experiencia enriquecedora donde todos hemos aprendido y disfrutado juntos.
¡Estamos deseando ver cómo crecen nuestras plantas y seguir compartiendo esta aventura con nuestros mayores!
A 24 de febrero los semilleros del taller están brotando, las primeras habas ya superan los 5 cm y los guisantes también. Los tomates van algo más lentos pero también están empezando a brotar.
A 5 de marzo los semilleros del taller está creciendo muy bien, como se puede observar en la imagen.
Llegamos al final de nuestro proyecto de Aprendizaje Servicio (APS), que estaba previsto realizar en la residencia de ancianos de Ezcaray. Sin embargo, debido a las lluvias intensas de las últimas semanas, no fue posible llevar a cabo la plantación allí.
Para no perder la oportunidad, les entregamos varios plantones de diferentes plantas para que puedan plantarlos cuando el tiempo mejore. Así, el trabajo y la ilusión continúan en la residencia.
La plantación que teníamos preparada la realizamos finalmente en el huerto del colegio, donde plantamos los plantones que habíamos cultivado en los semilleros.
Para cerrar la sesión, hicimos una evaluación oral del proyecto. Los alumnos y alumnas compartieron sus opiniones sobre lo que les había gustado y lo que no. La mayoría coincidió en que lo que más valoraron fue haber podido compartir tiempo con compañeros y compañeras con quienes habitualmente no coincidían o conocían poco, así como la oportunidad de haber pasado momentos con los abuelos y abuelas de la residencia.
Ha sido una experiencia enriquecedora que nos ha enseñado el valor del trabajo colaborativo, la empatía y el aprendizaje compartido.