Monumentos

Estatua de Elio Antonio

Fue obra de José Lafita Díaz (Sevilla, 15 de noviembre de 1887-Sevilla, 27 de Enero de 1945, pintor y escultor)

Hijo mayor del pintor Jose Lafita Blanco y hermano del también pintor Jose Lafita Diaz, José cursó sus estudios de Bachillerato en su ciudad natal, en el colegio de los Escolapios.

Fue un gran aficionado al deporte, llegando a formar parte, en el año 1905, de los fundadores y jugadores del Sevilla Futbol Club para cuyo equipo diseñó su primer escudo.

Comienza a cursar estudios de arquitectura en la ciudad suiza de Bienne, regresando a Sevilla en 1919, donde aplicó sus conocimientos en importantes intervenciones sobre decoración y amueblamiento urbano.

Como retratista, destacan los bustos que hizo a Rafael González Abreu (1934) y Fermín Alarcón de la Lastra, muerto en África en 1923. Como imaginero, la Virgen de la Esperanza para Albaida del Aljarafe, hoy en la Zubia (Venezuela) en 1931; como escultor, el busto de Mañara, para los jardines del Hospital de la Caridad de Sevilla (1928) y el monumento a Elio Antonio de Nebrija, para Lebrija, obra póstuma terminada en 1946, ya que falleció en Sevilla en enero de 1945.

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Oliva

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Oliva de Lebrija se encuentra situada en la plaza del Rector Merina de esta localidad.

Fue construida en tiempos de Alfonso X el Sabio, en la segunda mitad del siglo XIII, y ampliada con algunas reformas importantes durante los siglos XV, XVI y XVIII.

Consta de tres naves de cinco tramos, divididos por pilares, con arcos de herradura apuntados.

De la primitiva iglesia, de planta rectangular, quedan cuatro tramos fácilmente distinguibles del resto del conjunto del edificio, con pilares rematados por capiteles de inspiración románica, gótica y almohade, que sostienen cúpulas adornadas con motivos de lacería y restos de pintura.

A los pies de la iglesia se encuentra la puerta del Perdón, acabado en arco apuntado abocinado de ladrillo apoyado sobre columnas también de ladrillo.

La portada de la nave izquierda, llamada puerta del Sol y hoy entrada principal a la iglesia, está construida en piedra. Sobre el dintel se encuentran dos discos de piedra decorados y una lápida funeraria de mármol, de etapa visigoda.

Bóveda vaída casetonada y bóveda de concha.

A partir de 1475 se iniciaron las obras de reforma y ampliación de la cabecera de la iglesia, que duraron hasta finales del siglo XVI, siendo dirigidas hasta 1503 por Francisco Rodríguez, por entonces maestro de obras del Arzobispado. A esta fase corresponden el crucero y elábside, que se cubren con bóvedas vaídas de casetones y de nervaduras.

La sacristía se construyó entre los años 1570 y 1583 siguiendo las trazas proyectadas por Hernán Ruiz II en 1568. De planta centrada, es de estilo renacentista y cuenta con una cúpula de gran belleza arquitectónica.


El claustro, conocido como patio de los Naranjos, está situado a la derecha de la cabecera de la iglesia; es de planta cuadrada y está recorrido por arcos de medio punto que se apoyan sobre columnas de mármol. Se construyó a finales del siglo XV y ha sido reformado y restaurado en varias ocasiones.

La capilla bautismal es de principios del siglo XVIII, siendo levantada por el maestro de obras Alonso Vidal entre los años 1702 y 1704.

La torre, situada a los pies de la nave izquierda, se levantó entre 1756 y 1778. Consta de cuatro cuerpos, el primero de piedra y los restantes de ladrillo. Su construcción está inspirada en la Giralda de Sevilla, por lo que popularmente es llamada «la Giraldilla».

Interior

El retablo del altar mayor de esta iglesia constituye una de las obras fundamentales del arquitecto, pintor y escultor Alonso Cano. Destacan en él la «Virgen de la Oliva», considerada por muchos como la mejor escultura realizada este importante artista granadino, así como el «Crucificado» y las esculturas de «San Pedro» y «San Pablo».

Pila bautismal.

El sagrario del altar mayor, el de la sacristía y la hornacina donde se aloja la «Virgen de la Oliva» son obra de Juan Santa María Navarro. De Juan Bautista Vázquez El Viejo es el retablo de la capilla de la Vela y la «Virgen de la Peña» que en él se encuentra, habiendo también imágenes de Felipe de Rivas.

En el aspecto pictórico, se puede destacar la pintura mural de «San Cristóbal», fechada en el siglo XV, de autor desconocido y muy restaurado por su antigüedad, y varios cuadros de Sánchez Barajona.

Otros detalles a destacar son las valiosas verjas y barandas del siglo XVII, reja de Pedro de Orellana, y la carpintería del siglo XVIII, así como las piezas de orfebrería que forman parte del tesoro que se encuentra en la sacristía y la pila bautismal procedente de Flandes.


Monumento de Sagrado Corazón de Jesús

Es una estatua curiosa. Por su situación permite conseguir impactantes imágenes jugando con el sol y con el hecho de que se halla en el punto más alto de la ciudad de Lebrija, muy por encima de la torre campanario de la iglesia parroquial de Santa María de la Oliva. Pero toda esta grandeza, así como el hecho de que simboliza el poder sobre toda la comarca de la Compañía de Jesús, contrasta con su estado de abandono. Los antaño poderosos jesuitas levantaron sobre el histórico castillo una estatua que les simbolizaba, al estilo de otras conocidas estatuas con la misma tipología que parecen destinadas a recordar al pueblo que están bajo sus ojos. Pero el castillo fue destruido, la Compañía disuelta, el paraje convertido en parcela de matojos y la estatua llena de suciedad. Me parece un magnífico detalle para reflexionar sobre la prepotencia y la vanidad, porque hoy Lebrija vive de espaldas a este vigilante de las alturas. Para llegar a la misma, cosa conveniente porque siendo el punto más alto de la población es el que permite las mejores vistas panorámicas, hay que llegar hasta el Castillo. Conviene entrar en Lebrija procedente de Trebujena siguiendo las indicaciones de la plaza de España o centro urbano hasta encontrar a mano derecha un letrero que indique el comienzo de la cuesta hasta el Castillo. Conviene ir en coche para evitarse la caminata y porque arriba hay aparcamiento de sobra. La tipología de la estatua no ofrece nada de especial interés, respondiendo al arquetipo habitual aunque en este caso los brazos no se encuentran en forma paralela sino en posición de predicar y existe un aro alrededor de la cabeza indicando la divinidad del representando.

Históricamente, hasta donde llegan los archivos históricos de nuestra ciudad, existía una fiesta que se celebraba en el mes de octubre. Existían dos fiestas populares; Las Cruces de Mayo, que empezaron a celebrarse a finales del S.XVIII, y la fiesta de Octubre, que ya se venía celebrando de tiempo atrás. De la documentación existente se desprenden varias teorías, que no son demostrables con base documental, que mantienen, que esa fiesta de Octubre, ya existía en la época musulmana. Aún así, no se puede demostrar, ya que el primer documento que existe en los archivos de Lebrija es de 1451.


La Giraldilla

La Iglesia Santa Maria de la Oliva, templo que fue promovido por Alfonso X el sabio , se inició la construcción en la segunda mitad del siglo XIII y ampliado entre finales del XV y el XVI. A los pies de la nave izquierda se levanta la torre, construida entre 1757 y 1777, fue proyecta por Pedro Silva, inspirada en la Giralda. Consta de cuatro cuerpos el primero levantado en piedra, siendo el resto de ladrillo. En el interior destaca la imaginería del retablo mayor, obra de Alonso Cano.

Estatua en honor al campesino

En Lebrija destaca una sencilla estatua dedicada al pueblo. En este caso se trata de un homenaje a uno de los personajes más típicos de esta comarca de la Baja Andalucía: El campesino, aquí llamado hombre del campo. Se halla en una rotonda, fuera del centro histórico.La estatua está cargada de emotividad porque reproduce muchos de los instrumentos y herramientas cotidianas de este trabajador del campo con el que puede identificarse gran parte de la población de Lebrija. Observar estas herramientas es uno de los atractivos de esta estatua erigida para que los lebrijanos no olviden nunca sus orígenes.