A finales de la segunda década del siglo XXI está ya cerca la fecha señalada como el aniversario de una hazaña, para su tiempo comparable a nuestros modernos alunizajes o escarceos marcianos. Tanto aquella como estas tienen su frase, sencillas pero intentando sintetizar lo enorme: "Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad ...", "...hemos descubierto y dado la vuelta a toda la redondez del mundo, que yendo para el Occidente hayamos regresado por el Oriente." En Septiembre de 2021 se habrán cumplido 500 años de la primera vez que el hombre dio la vuelta al planeta Tierra.
Actualmente aumentan los trabajos, preparativos, estudios sobre este tema. Ante la proximidad de la efemérides, ciudades y lugares a lo largo y ancho de la tierra pugnan por demostrar la importancia que tuvieron en los hechos, y no es ciertamente para menos. Si bien todos y cada uno de ellos jugaron su singular papel, el epicentro de la gesta no es Houston esta vez, ni tan siquiera un espacio concreto con nombre y apellidos, sino más bien las aguas del río grande andaluz, desde sus límites navegables en Sevilla hasta la amenazante pero a la vez protectora barra sanluqueña donde muere. Es ahí precisamente en donde hay que empezar a contar esta historia. Y no es este de la circunnavegación primera del mundo un episodio aislado que sucede de modo fortuito en estos lares, sino que es uno más en el rico devenir que estas costas ha conocido, hervidero de asentamientos comerciales en las rutas abiertas por los antiguos pueblos del Mediterráneo, que se extendían desde nuestro oriente próximo hasta las costas de más al norte del continente e ínsulas europeas. Por eso creo que sería un error empezar a contar esta historia intentando llevarla al patrimonio de unos o de otros, de una u otra ciudad. Por eso nosotros en estas páginas hablaremos de Sanlúcar por supuesto que es donde estamos, pero también lo haremos de Sevilla y de cuantos lugares sean relevantes en todo esto.
Estábamos en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Sanlúcar, también al filo como los abruptos acantilados del norte que están en el fin de la tierra, es un puerto bien situado para alcanzar los pasillos del Atlántico hacia occidente por el sur de nuestro hemisferio; a las puertas de un río de caudal considerable y bastante navegable; en un estuario en el que pueden abrigarse embarcaciones y con un desnivel suficiente en el que apostar defensas contra incursiones enemigas; ideal para actuar como antesala de una de las grandes ciudades del sur desde época romana, Sevilla. La gloria de Sanlúcar está por esto ligada de manera inseparable al río y a la metrópolis andaluza, su ascenso fue el nuestro y su caída nuestro declive, formando parte de lo que podríamos llamar complejo portuario del bajo Guadalquivir, que es como hay que entender este escenario para alejarnos de localismos excluyentes y empobrecedores como lo son todos. En cuanto a nosotros, nunca hemos sido lugar de paso terrestre, pero sí marítimo, tramoyistas de la espera, del último adiós antes del viaje , excelentes restauradores llenando las entrañas de navíos con agua, vino, frutos de nuestras fértiles huertas y de viandas para el camino y también, de paso, acogiendo con alegría a los que volvían y llorando la pena de los que no lo hacían, testigos al final de todo lo que se fue y de lo que vino y subió a Sevilla, con la marea .
El azulejo del pasaje entre la calle ancha y la plaza de San Roque, en el costado izquierdo del antiguo ayuntamiento, y en el que durante casi 70 años ya ha rezado una extraña lista de nombres y un texto corto lleno de fervor, ha sido siempre una llamada de atención . "Estos dieron por primera vez la vuelta al mundo y llegaron aquí medio muertos", sentenciaba mi abuelo, y alimentaban estas palabras mi fantástica mente infantil, con imágenes del momento: ".. y ahora aparece un grupo de hombres andrajosos con barba de muchos días arrastrándose por la cubierta de un maltrecho navío..., ", como radiadas por mi abuelo reportero desde la mismísima playa de la balsa aquel 6 de septiembre de 1521. Y es que aquí siempre hemos llevado a gala, junto con el tercer viaje de Colón que tocó la primera tierra continental del nuevo mundo, el ser punto de partida y final, alfa y omega de la circunnavegación planetaria, hecho legendario donde los haya, como muchos otros que se dan por estos lares, preñado de grandes obras y prodigios como lámparas de aceite inagotables, recuperaciones milagrosas, idas y venidas de divinidades; fenómenos extraordinarios como la flor del vino que acuna la manzanilla y legendarias civilizaciones enterradas. Semejante corolario del que esto que digo es sólo una muy pequeña muestra, sólo es posible en lugares maravillosos como este, origen de aventuras sin fin a lugares remotos y desconocidos rodeados de peligros, la templaria, cervantina , enigmática y muy atlántica ciudad convento de Sanlúcar de Barrameda .
Para nosotros, como centro, todo comenzó con Sanlúcar de Barrameda 2019-2022 que es un proyecto de actuaciones que pretende conmemorar a nivel mundial el V centenario de la 1ª circunnavegación de la Tierra, desde el 20 de septiembre de 2019 al 6 de septiembre de 2022 como fechas más importantes del evento, que se pretende perdurable en el tiempo. Esta conmemoración, para la que se pretende contar con una importante participación juvenil, tendrá su centro y sede en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
Somos conscientes de que es imprescindible que los alumnos y alumnas a los que formamos cada día, conozcan bien la historia del lugar en el que viven y por esto nos embarcamos en este viaje de descubrimiento desde la posición gps que ocuparía más o menos antes de partir hacia su aventura la flota de Magallanes aquellos días de septiembre de 1519 . Vamos a daros cuenta de lo que hemos hecho desde el año 2014 hasta la fecha y de lo que hacemos ahora mismo para intentar conseguirlo.