CUANDO CALIFICAR COMPETENCIAS ES EL PRODUCTO FINAL

¿Cómo se califican las competencias en vuestro claustro? ¿Quién determina el grado de adquisición de cada una de ellas? ¿Lo hacéis de forma consensuada? ¿Tienen el mismo peso todas las asignaturas en una competencia? Aquí os mostramos la sencilla solución que hemos adoptado en nuestro Centro para calificar las competencias cada equipo docente, tras trabajarlas y evaluarlas con nuestros alumnos.

¿CÓMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ?

Lo de siempre...

Mes de Junio, llega la evaluación y todos los profesores realizamos nuestras evaluaciones finales, aquélla que es finalista y en la que damos carpetazo al curso, aquélla donde, además de transcribir el aprendizaje de nuestros alumnos a una nota numérica, también clasificamos el grado de adquisición de las competencias por parte del alumno.

El origen...

Desde la aparición de las competencias en nuestro sistema educativo, en nuestro Centro hemos incorporado el trabajar las competencias y evaluarlas con la creación de unidades didácticas integradas, proyectos de áreas, de centro, llegando a implementar el programa MAIC que nos permite trabajar y evaluar las competencias de los alumnos mediante el planteamiento de proyectos interdisciplinares, docencia compartida, trabajo en equipo con el uso de las TICs como herramienta de aprendizaje y de creación, cambiando el concepto de espacios educativos tanto físicos como digitales, con el empleo de metodologías activas que permiten trabajar de forma efectiva las competencias y así poder evaluarlas.

La mecha...

En nuestro Centro, llevamos a cabo tras el término de los claustros, el realizar una reflexión individual y conjunta sobre aspectos de la educación y que nos afectan a todos. En uno de estos claustros preparamos una dinámica para reflexionar sobre las juntas de evaluación, y una de las conclusiones, entre otras, fue la necesidad de calificar de forma conjunta las competencias claves con un mayor rigor y sentido.

Partiendo de que la mayoría del claustro trabaja las competencias de una u otra forma y que las evalúa, llegaba el momento de calificarlas de forma conjunta, para ello teníamos claro que debíamos hacerlo a través de un elemento accesible, ponderable y fácil de calificar para todos y así poder obtener el grado de adquisición de cada una de las competencias de cada alumno.

Manos a la obra….

Estaba claro que el elemento a nuestro alcance era una hoja de cálculo, pues a priori permite las premisas anteriores y era alcanzable a nuestras funciones. Pero la dificultad no estaba en hacer la hoja de cálculo, la cual es mejorable, la verdadera dificultad fue el tomar la decisión, a través de interesantes CCP y conversaciones de claustro, del peso que tendría cada área en cada curso y en cada una de las competencias. Para ello tomamos como base el perfil competencial de cada asignatura en cada curso y conforme a esos perfiles establecimos el peso respecto al resto de asignaturas.

El funcionamiento de la hoja es bastante sencillo, cada profesor introduce el grado de adquisición de cada uno de sus alumnos y de cada competencia, en su asignatura. La hoja calcula en función del peso general acordado de cada área el grado de competencia adquirido.

Lo importante...

Pero lo verdaderamente importante es la toma de conciencia de todo el profesorado, pues el hecho de tener que calificar de forma individual cada una de las competencias hace al profesor, que no se lo hubiera planteado antes, el diseñar tareas o proyectos competenciales, donde pueda trabajar y evaluar las competencias en el alumnado, rompiendo así con el binomio explicación-prueba escrita, donde con dificultad se puede trabajar y evaluar algunas competencias. Por ello denominamos esta hoja como producto final, pues no es ni más ni menos que el resultado del proceso que ha seguido cada profesor individual o en equipo para llegar a calificar la competencia de cada alumno, tras trabajarlas en clase, que es tanto o más importante que el producto final.