Antes de comenzar a realizar el compost, se hizo una búsqueda exhaustiva de información. En los diferentes proyectos que se habían llevado a cabo, recomendaban varios materiales que utilizar como recipientes, y diferentes métodos que se podían seguir. Así pues, cada uno de nosotros decidió fabricar composteras diferentes, variando el material y los residuos añadidos. Posteriormente, se comparan los resultados para poder determinar qué método ha resultado más eficaz.
¿Qué se necesita?
1. Lo primero que se debe elegir es el recipiente donde se realizará el compost. Este recipiente lo podemos comprar, o construir uno propio, dando una segunda vida a otros objetos. Así pues, como composteras, se pueden usar tanto macetas como cajas de madera o plástico. Para uso doméstico, se recomiendan cajas más pequeñas pero que tengan profundidad. Sin embargo, si se desea obtener mayor cantidad de compost, se deben usar recipientes con mayor capacidad, siempre que puedan ofrecer una buena ventilación.
2. Nuestra mezcla de compost casero va a ir creciendo a partir de diferentes tipos de materias primas: cáscaras de huevo, peladuras de frutas y de verduras, pieles de patatas, ramitas, paja fresca, hierba húmeda, posos de café, flores, plantas, cáscaras de huevo, restos de poda, estiércol y paja.
Los expertos recomiendan que vayamos intercalando capas de diferentes productos húmedos o verdes y secos, así conseguiremos ese equilibrio óptimo que necesita un compost casero de calidad.
Antes de apilar las capas de compost, tenemos que dividir los desechos orgánicos en dos categorías: los materiales húmedos (los ricos en agua y nutrientes como el nitrógeno) que incluyen los restos de frutas, verduras, césped fresco, etc; y los materiales secos (los compuestos básicamente por carbono) como ramas, hojas secas, etc. Tener agrupados los residuos orgánicos nos ayudará a saber qué cantidad de cada uno debemos echar en el compostador. La fórmula perfecta según Amigos de la Tierra es mantener la proporción de dos partes de materiales húmedos por una de materiales secos con el fin de garantizar una buena humedad.
Residuos de descomposición rápida
Maleza verde
Estiércol
Hojas verdes
Restos de poda de césped
Residuos de descomposición lenta
Flores secas o plantas en maceta
Restos de poda de setos
Plantas secas
Paja o heno
Pieles y restos de frutas y verduras
Residuos de descomposición muy lenta
Virutas de madera
Restos de podas o desbroces de ramas o setos leñosos
Cáscaras de frutos secos
Cáscaras de huevos
Huesos de fruta
Flores
Residuos que deben utilizarse poco
Cenizas de leña
Cartones o derivados del papel
Residuos que NO debes utilizar
Cenizas de carbón
Revistas o impresiones a color
Aceite
Filtros de cigarros
Carne de ningún tipo
¿Cuáles son los pasos a seguir?
1.- Es importante que las cajas ofrezcan buena ventilación para evitar el exceso de humedad y los malos olores. Para facilitar la ventilación, se fabrica en el fondo una capa con ramas, piñas o piedras (unos 30 cm aproximadamente) Esta primera capa se tapa con tierra normal o estiércol si se desea. Este no es obligatorio, pues la única aportación de este material al compost es proporcionar microorganismos, los cuales se pueden obtener más tarde con los distintos desechos orgánicos.
2.- Después, se añaden semanalmente productos orgánicos de desecho. Es mejor que los trozos sean pequeños para que bacterias y microorganismos puedan actuar y la descomposición sea más rápida. Los residuos más utilizados en esta investigación han sido residuos húmedos de descomposición rápida y lenta y cáscaras de huevo y posos de café. Es mejor intercalar para conseguir el equilibrio óptimo. Además, es importante saber qué residuos no añadir nunca, ya que impedirían el proceso de compostaje o la pérdida de calidad.
3.- Es importante proteger el compostador de cambios bruscos de temperatura y remover el contenido siempre que sea posible para asegurar que los organismos descomponedores puedan respirar y no se den procesos de fermentación por ausencia de aire.
La gran mayoría de los problemas vienen derivados de una escasa aireación en el proceso de compostaje, que, recordamos, es aerobio, no anaerobio. Cuando no hay aire presente, no se produce compostaje, sino otro proceso, la pudrición y, derivada de ella, los malos olores. En el compostaje no se producen malos olores. Por eso hay que airear y remover muy bien el contenido del compostador.
4.- Se mide además la temperatura y el pH para controlar el estado del compost.
Es recomendable hacer uso de un calendario donde se pueda ir anotando las fechas de riego o de medición, así, en caso de que algo salga mal, se pueda saber en qué se ha fallado. Además, en caso de que salga bien, se podrán repetir los mismos pasos. Además, resultará más fácil seguir el proceso con cierta regularidad y tenerlo más organizado.
5.- Por último, se cubre la compostera para evitar que entren insectos.
El proceso dura un mínimo de cuatro meses. Así pues, entre seis y ocho meses después del inicio del proceso, se podrá comenzar a extraer compost casero del fondo del contenedor. Se sabe que está maduro por su agradable olor a tierra de bosque. Tras dejarlo reposar unos días, ya estará listo para abonar las plantas con los mejores nutrientes.