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UD 2. EL RELIEVE ESPAÑOL, SU DIVERSIDAD GEOMORFOLÓGICA

2.1. España y su singularidad geográfica: unidad y diversidad


El relieve es el conjunto de formas que presenta la superficie terrestre. Estas son el resultado de una estructura geológica originada por las fuerzas internas de la Tierra y del modelado realizado por agentes externos: meteoros atmosféricos, aguas y seres vivos. La ciencia que estudia el relieve es la Geomorfología.

2.1.1. El relieve peninsular

La configuración del relieve peninsular español se caracteriza por tres rasgos básicos:

-La forma maciza viene dada por la gran anchura de la Península de Oeste a Este (1.094 kilómetros) y la extensión de sus costas (4.000-5.000 km). La mayor parte del perímetro costero presente un trazado rectilíneo, a excepción de breves tramos como el litoral gallego, con costas recortadas. Este hecho limita la penetración de la influencia del mar hacia el interior.

-La elevada altitud media (660 m), solo superada en Europa por Suiza (1.300 m), se debe a la presencia de altas cordilleras y, sobre todo, a que el interior peninsular está constituido por un extenso núcleo de tierras altas, la Meseta central, con una altitud comprendida entre los 600 y los 800 metros.

-La disposición periférica del relieve montañoso en torno a la Meseta frena la influencia del mar y es causa de fuertes contrastes entre el litoral y el interior peninsular.

LAS UNIDADES MORFOESTRUCTURALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

En la Península se encuentran presentes las grandes unidades morfoestructurales del relieve continental: zócalos, macizos antiguos, cordilleras de plegamiento y cuencas sedimentarias o depresiones. Denominamos unidades morfoestructurales a la forma y disposición que adopta el relieve. Las unidades morfoestructurales son el resultado de los movimientos tectónicos del interior de la tierra y la acción posterior de los agentes erosivos.


a. Los zócalos son llanuras o mesetas formadas en la Era Primaria o Paleozoico como resultado del arrasamiento por la erosión de cordilleras surgidas en las orogénesis (formación de montañas) de esta misma era. Los materiales paleozoicos son rocas silíceas: granito, pizarra, cuarcita y esquistos. Son muy rígidas, por lo que, ante nuevos empujes orogénicos, no se pliegan, sino que se fracturan. En la actualidad, los zócalos son relieves predominantemente horizontales, que ocupan extensas áreas en la mitad occidental de la Península.


b. Los macizos antiguos son montañas formadas en la Era Terciaria por el nuevo levantamiento (rejuvenecimiento) de un bloque de un zócalo a causa de las presiones de la orogénesis alpina. Por tanto, sus materiales también son paleozoicos. En la actualidad, estos macizos presentan formas redondeadas y cumbres aplanadas, al ser superficies de erosión elevadas. En la Península, son macizos antiguos las sierras interiores de la Meseta (Sistema Central y Montes de Toledo), el Macizo Galaico y la parte occidental de la Cordillera Cantábrica.


c. Las cordilleras de plegamiento son grandes elevaciones montañosas surgidas en la orogénesis alpina de la Era Terciaria por el plegamiento de materiales sedimentarios, fundamentalmente calizos, depositados por el mar en la era secundaria. En la actualidad presentan fuertes pendientes y formas escarpadas, ya que, por su relativa juventud, la erosión todavía no las ha suavizado. Las cordilleras de plegamiento son de dos tipos:

-Cordilleras intermedias, formadas por el plegamiento de materiales depositados por el mar en los rebordes de los zócalos (Sistema Ibérico y parte oriental de la cordillera Cantábrica).

-Cordilleras alpinas, formadas por el plegamiento de los materiales depositados en geosinclinales o fosas marinas largas y profundas (Pirineos y cordilleras béticas).


d. Las cuencas sedimentarias o depresiones o zonas hundidas formadas en la Era Terciaria, que se rellenaron con sedimentos, principalmente arcillosos o calizos. En la actualidad constituyen relieves horizontales o suavemente inclinados porque no han sido afectados por orogénesis posteriores. Las cuencas sedimentarias son de dos tipos:

-Las cuencas formadas por el hundimiento de un bloque de un zócalo a causa de las presiones de la orogénesis alpina (depresiones meseteñas del Duero, Tajo y Guadiana).

-Las depresiones prealpinas, localizadas a ambos lados de las cordilleras alpinas (depresiones del Ebro y Guadalquivir). Su origen se ha explicado por la descompresión posterior al levantamiento de las cordilleras, que provocó el hundimiento de ciertos sectores a partir de fosas marinas poco profundas que quedaron a los lados del geosinclinal al levantarse las cordilleras alpinas.

UNIDADES MORFOESTRUCTURALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

2.1.2. El relieve insular

a) El archipiélago balear, formado por las islas mayores de Mallorca, Menorca e Ibiza; las islas menores de Formentera y Cabrera, y numerosos islotes. Las islas enlazan con los Sistemas Béticos, de los que son una prolongación. Solo Menorca presenta características especiales que la relacionan con el Sistema Costero-Catalán. El archipiélago se formó con el movimiento alpino.


b) El archipiélago canario, formado por siete islas mayores: Lanzarote, Fuerteventura, Tenerife, Gran Canaria, La Gomera, La Palma y El Hierro, además de algunos islotes menores. Son de origen volcánico y empezaron a emerger en el Terciario. No nacieron, ni se desarrollaron de una vez. Cada una de ellas es independiente con su propio edificio volcánico. Emergieron primero las más orientales, siendo la más joven la isla de El Hierro, donde la actividad volcánica intensa ha estado presente desde el pasado año de 2011. En septiembre de 2021 entró en erupción el volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma.

2.2. La evolución geológica del relieve peninsular

El relieve actual de la Península es el resultado de una historia geológica de millones de años. En ella han alternado fases orogénicas (construcción de relieves debido a las fuerzas internas de la Tierra) con otras de calma (destrucción de relieves por efectos de la erosión y la sedimentación).

1. Durante la Era Arcaica (4.000-600 millones de años) emergió del mar una banda montañosa arqueada de NO-SE, formada por pizarras y neis, que comprendía casi toda la actual Galicia. También surgieron elevaciones en puntos aislados del Sistema Central y de los Montes de Toledo. Este macizo precámbrico fue arrasado por la erosión y cubierto casi en su totalidad por los mares paleozoicos.

2. En la Era Primaria o Paleozoico (600-225 millones de años) tuvo lugar la orogénesis herciniana. De los mares que cubrían la mayoría de la Península surgieron las cordilleras hercinianas, formadas por materiales silíceos como granito, pizarra y cuarcita. Al oeste se elevó el Macizo Hespérico, arrasado por la erosión durante la misma Era Primaria y convertido en zócalo o meseta inclinada hacia el Mediterráneo. Al noreste aparecieron los macizos de Aquitania, Catalano-Balear y del Ebro, y al sureste, el Macizo Bético-Rifeño. Todos ellos fueron también arrasados por la erosión durante la Era Primaria y convertidos en zócalos.

3. La Era Secundaria o Mesozoico (223-68 millones de años) fue un período de calma en el que predominaron la erosión y la sedimentación. La erosión continuó el desgaste de los relieves hercinianos. La sedimentación depositó materiales, fundamentalmente calizos (calizas, areniscas, margas y arcillas), en dos zonas cubiertas por el mar. En el borde oriental de la Meseta, inclinado hacia el Mediterráneo, las transgresiones marinas depositaron una cobertera no muy potente de sedimentos. En las fosas marinas situadas en las actuales zonas pirenaica y bética se depositaron, en cambio, enormes espesores de sedimentos.

4. Durante el Terciario (Era Cenozoica) (68-1,7 millones de años) tuvo lugar la orogénesis alpina, que provocó grandes cambios en el relieve peninsular e insular:

Comenzaron a emerger las Islas Canarias.

Se levantaron las cordilleras alpinas, al plegarse los materiales depositados en las fosas pirenaica y bética entre los macizos antiguos, que actuaron como topes. Así, surgieron los Pirineos entre los macizos de Aquitania, Hespérico y del Ebro (que acabó hundiéndose) y las cordilleras Béticas, entre el Macizo Bético-Rifeño y el Hespérico.

Se formaron las depresiones prealpinas paralelamente a las nuevas cordilleras: la depresión del Ebro, paralela a los Pirineos, y la del Guadalquivir, paralela a las cordilleras Béticas.

La Meseta se vio afectada por la orogénesis alpina:

- Pasó a inclinarse hacia el Atlántico, determinando la orientación hacia este océano de buena parte de los ríos peninsulares.

- Se formaron los rebordes montañosos orientales y meridionales de la Meseta.

En su borde oriental se plegaron los materiales depositados por el mar en la era secundaria, originando la parte oriental de la cordillera Cantábrica y el Sistema Ibérico. En el borde sur de la Meseta, el empuje de las cordilleras Béticas levantó Sierra Morena.

- El zócalo de la Meseta, formado por materiales paleozoicos rígidos, experimentó fracturas y fallas. Estas últimas originaron una estructura germánica, constituida por bloques levantados o rejuvenecidos (horst) y bloques hundidos (fosas tectónicas o graben). Los bloques levantados formaron el reborde montañoso del norte de la Meseta (el Macizo Galaico y la parte occidental de la cordillera Cantábrica) y las sierras interiores de la Meseta (Sistema Central y Montes de Toledo). Los bloques hundidos crearon las depresiones interiores o cuencas sedimentarias de la Meseta (submesetas norte y sur). Las fallas también dieron lugar a actividad volcánica en algunas zonas como el Campo de Calatrava, Olot-Ampurdán y el cabo de Gata.

5. Durante el Cuaternario (Era Cenozoica) (1,7 millones hasta la actualidad) los fenómenos más destacados fueron el glaciarismo y la formación de terrazas fluviales.


El glaciarismo afectó a las cordilleras más altas: Pirineos, cordillera Cantábrica, Sistema Central, Sistema Ibérico y Sierra Nevada. Dio lugar a dos tipos de glaciares: de circo y de valle.

- Los glaciares de circo son acumulaciones de hielo en la cabecera de los valles (circo). El hielo y el deshielo rompen las rocas de las paredes del circo, ampliándolo y escarpando sus formas. En la Península, por su latitud, la mayoría de los glaciares fueron de circo y cuando se fundieron los hielos originaron pequeños lagos.

- Los glaciares de valle son ríos de hielo. Se forman cuando el espesor de hielo acumulado en el circo es grande. Entonces el hielo de las capas inferiores se desplaza fuera del circo y se desparrama valle abajo. Los fragmentos rocosos que contiene el hielo ensanchan el valle, dándole la típica forma de artesa o U. También excavan cubetas en las zonas de roquedo menos resistente, que, al fundirse el hielo, se convierten en lagos. En la Península solo los Pirineos se vieron cubiertos por una potente capa de hielo, de la que partían hacia el sur diez grandes glaciares, que crearon valles en U y lagos.

Laguna Grande en el circo glaciar de Peñalara (Sierra de Guadarrama)

Valle Glaciar de la Pineta (Parque Nacional de Ordesa, Pirineos)

Glaciar del Aneto (Pirineos)

Circo de Gredos

Circo del Veleta (Sierra Nevada)

Glaciar de la Cascada (Pirineos)

- Las terrazas fluviales son franjas planas y elevadas situadas en los márgenes de un río. Su origen se debe a las alternancias climáticas del Cuaternario. En los períodos fríos glaciales, el caudal del río es escaso por encontrarse el agua helada en las montañas; su fuerza erosiva disminuye y deposita aluviones o materiales en su cauce. En los períodos posglaciales, el caudal del río aumenta al elevarse la temperatura y fundirse el hielo; su fuerza erosiva aumenta y ahonda su cauce, dejando suspendidos en sus márgenes los aluviones depositados, que constituyen las terrazas. La repetición de estos ciclos glaciales y posglaciales durante el Cuaternario creó terrazas escalonadas. En la Península las más características son las formadas por los ríos Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir y Ebro.

Terrazas fluviales del Alto Duero

2.3. Litología peninsular e insular

La evolución geológica determina la existencia en la Península de tres áreas con diferente tipo de roquedo: silícea o granítica, caliza o cárstica y arcillosa. En cada una de ellas la erosión crea distintos tipos de relieve o de modelado: granítico, cárstico, arcilloso, o relieves por erosión diferencial.


2.3.1. El área silícea

El área silícea está integrada por rocas antiguas de la era precámbrica y primaria. Se localiza mayoritariamente en el oeste peninsular y presenta ramificaciones hacia la parte occidental de la cordillera Cantábrica, el Sistema Central, los Montes de Toledo y Sierra Morena. También se localiza en otras áreas donde quedan restos de macizos antiguos: el eje de los Pirineos; algunos sectores del Sistema Ibérico y de la cordillera Costero-Catalana y de la cordillera Penibética.

La roca predominante de esta área es el granito, una roca, cristalina y rígida, que se altera de diversas formas creando distintos tipos de relieve granítico:

-En unos casos, el granito se altera químicamente y en profundidad por el agua: sus cristales se descomponen y se transforma en arenas pardoamarillentas. Estas pueden alcanzar grandes espesores en los valles y zonas de escasa pendiente.

-En otros casos el granito se altera a partir de las diaclasas o fracturas de la roca. Las formas son distintas según la altitud:

En las áreas de alta montaña el agua se filtra por las fracturas de las rocas y, al helarse, aumenta de volumen y las rompe. El resultado es la formación de crestas agudas, escarpadas y dentadas (galayos) y de canchales o acumulaciones de fragmentos de rocas rotas al pie de las montañas.

En las zonas menos elevadas las formas dependen de la disposición de las fracturas. Si las diaclasas son paralelas a la superficie, el granito se descama o disgrega lentamente y origina un paisaje de formas suavemente onduladas y redondeadas, llamadas domos.

Si las diaclasas son perpendiculares, se forman bolas. Estas pueden quedar amontonadas unas sobre otras formando berrocales. En ellos son típicos los tores (apilamientos de bolas) y las rocas caballeras (bolas situadas en equilibrio sobre una de sus superficies menores). Otras veces las bolas se disponen caprichosamente en las laderas o al pie de las montañas, constituyendo un caos granítico.

2.3.2. El área caliza

El área caliza está integrada por rocas de la era secundaria plegadas en la Era Terciaria.

Su localización forma una Z invertida que se extiende por los Prepirineos, los Montes Vascos, el sector oriental de la cordillera Cantábrica, el Sistema Ibérico, parte de la cordillera Costero-Catalana y la cordillera Subbética.

La roca predominante de esta área es la caliza, una roca dura que se fractura formando grietas o diaclasas y que se disuelve fácilmente con el agua. Da lugar a un relieve complejo, el relieve cárstico, cuyas formas características son las siguientes:

-Los lapiaces o leñares son surcos o cavidades separados por tabiques más o menos agudos. Los surcos se forman por las aguas de escorrentía sobre las vertientes (lapiaz de vertiente) o sobre superficies llanas con fisuras (lapiaz en mesa). Las cavidades se forman en lugares donde existen pequeñas oquedades en las que se almacena el agua (mar de piedra o lapiaz alveolar).

-Las gargantas, foces u hoces son valles estrechos y profundos, enmarcados por vertientes abruptas, causados por los ríos.

-Los poljés son depresiones alargadas de fondo horizontal enmarcadas por vertientes abruptas. Están recorridos total o parcialmente por corrientes de agua, que desaparecen súbitamente por sumideros o pozos (pónors) y continúan circulando subterráneamente. El poljé puede inundarse de forma temporal o permanente (transformándose en un lago) si se eleva el nivel de las aguas subterráneas, o si el agua recibida en superficie es más de la que puede infiltrarse por las grietas o pozos.

-Las dolinas o torcas son grandes cavidades formadas en los lugares donde el agua se estanca. Pueden tener formas diversas (circulares o de embudo) y unirse con otras vecinas, formando cavidades de trazado complicado denominadas úvalas.

-Las cuevas se forman al infiltrarse el agua y circular subterráneamente por las fisuras del terreno calizo excavando galerías. En ellas suelen formarse estalactitas a partir del agua, rica en carbonato cálcico, que gotea del techo, y estalagmitas a partir del agua depositada en el suelo. El agua infiltrada puede volver a la superficie a través de manantiales o resurgencias.

-Las simas son aberturas estrechas que comunican la superficie con las galerías subterráneas.

2.3.3. El área arcillosa

El área arcillosa está integrada por rocas sedimentarias de las Eras Terciaria y Cuaternaria.

Se localiza en las cuencas de las Submesetas Norte y Sur, en las depresiones del Ebro y del Guadalquivir, en áreas hundidas y en las llanuras costeras mediterráneas.

La roca predominante en esta área es la arcilla, caracterizada por su escasa resistencia. Da lugar a un relieve básicamente horizontal, ya que los terrenos donde se depositó no han sufrido plegamientos posteriores. Su rápida erosión, debida a la blandura de los materiales, genera dos tipos de relieve:

-En unos casos, los ríos abren valles que separan estructuras horizontales. Estas son pronto desgastadas, originando llanuras suavemente onduladas: las campiñas.

-En las zonas donde alternan largos períodos secos y calurosos con otros de lluvias cortas y torrenciales, y no existe la protección vegetal (SE peninsular y zona central del valle del Ebro), el agua de arroyada desgasta intensamente las vertientes. En ellas se forman cárcavas o surcos estrechos y profundos separados por aristas, que crean una topografía abrupta similar a una montaña en miniatura. Su amplio desarrollo sobre una zona origina un paisaje peculiar llamado «badlands».

2.3.4. El área volcánica

Se identifica con el archipiélago canario. En la Península solo aparecen zonas volcánicas aisladas en Almería (cabo de Gata), Valencia, Murcia, Girona (Olot) y Ciudad Real (Campo de Calatrava).

Las erupciones volcánicas y la erosión posterior modelan distintas formas de relieve. La viscosidad de la lava y la proporción entre piroclastos (productos sólidos) y coladas son factores que influyen en las formas de modelado volcánico. Algunas de las formas del relieve volcánico más características son las siguientes:

-Cono volcánico: edificio volcánico, en forma de cono truncado, levantado alrededor del punto de emisión de un cráter. Más conocido popularmente como «volcán».

-Calderas: son depresiones de forma circular o elíptica. Pueden tener tres orígenes: el desplome del edificio volcánico (calderas de hundimiento); las emisiones violentas de magma al exterior (calderas de explosión); y el arroyamiento y la acción del aire (calderas de erosión).

-Domos: edificio volcánico en el que la lava es tan viscosa que se enfría y solidifica en el mismo cráter, sin evolucionar por el territorio. Tiene forma de cúpula, con paredes empinadas.

-Malpaíses: cúmulos de coladas viscosas solidificadas, que dan lugar a paisajes yermos y con aspecto de escombrera.

-Roques y diques: son los pitones, masas de lava alojada en la chimenea de un volcán cuyo cono ha sido erosionado. Los roques se forman a partir de volcanes puntuales, y los diques, a partir de un volcán fisural.

-Barrancos volcánicos: se forman por el arroyamiento del agua de lluvia, que discurre por laderas inclinadas hacia el mar.

Otras formas de relieve volcánico son las chimeneas de hadas (producto de la erosión diferencial) y las cavidades volcánicas.


2.4. Identificación, localización y caracterización de las Unidades del Relieve español y sus principales componentes

2.4.1. LA MESETA Y SUS UNIDADES INTERIORES

El relieve peninsular se dispone rodeando a la Meseta. Esta es una zona de altas tierras dividida en dos sectores por el Sistema Central: la Submeseta Norte y la Submeseta Sur, esta última ligeramente accidentada por los Montes de Toledo. La Meseta está circundada por rebordes montañosos (Macizo Galaico, Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico y Sierra Morena) y por dos depresiones exteriores (Depresiones del Ebro y del Guadalquivir), encerradas a su vez por cadenas montañosas periféricas (Pirineos, Cordillera Costero-Catalana y Cordilleras Béticas).

La Meseta es una llanura elevada situada a unos 600-800 metros de altitud. Se formó en la Era Primaria por la erosión del antiguo Macizo Hespérico, surgido en la orogénesis herciniana. En la Era Terciaria la Meseta fue deformada y destruida en gran parte durante la orogénesis alpina, de modo que dentro de ella pueden diferenciarse tres unidades: el antiguo zócalo paleozoico, las sierras interiores y las cuencas sedimentarias interiores.

EL ANTIGUO ZÓCALO PALEOZOICO solo aflora hoy al oeste peninsular (penillanuras zamorano-salmantina y extremeña). Aquí la erosión ha eliminado los materiales terciarios que recubrían el zócalo, dejando al descubierto los materiales silíceos primarios: granito, pizarra y cuarcita.

El relieve está constituido por penillanuras o superficies de erosión muy suavemente onduladas. Las modeladas sobre granito son más llanas (norte de Salamanca) que las modeladas sobre pizarra (sur de Salamanca y Extremadura). Las penillanuras están accidentadas por montes isla, o relieves residuales constituidos por rocas más resistentes, como los formados sobre las cuarcitas que salpican la penillanura extremeña. En la zona de contacto de las penillanuras con las cuencas sedimentarias de la Meseta los ríos crean profundas gargantas (arribes, tajos) al encajarse sobre los materiales duros de las penillanuras.


LAS SIERRAS INTERIORES DE LA MESETA son el Sistema Central y los Montes de Toledo. Se formaron en la Era Terciaria por el levantamiento de algunos bloques del zócalo de la Meseta como resultado de la orogénesis alpina. Ambos son de roquedo primario (granito, pizarra, neis) y tienen formas redondeadas y cumbres aplanadas, puesto que son superficies de erosión levantadas.

• El Sistema Central es más alto y divide la Meseta por la mitad. Sus sierras más destacadas son Somosierra, Guadarrama, Credos, Peña de Francia y Gata.

Los Montes de Toledo son de menor altura y dividen en dos la Submeseta Sur, separando las cuencas del Tajo y del Guadiana. Su sierra más importante es la de Guadalupe.

LAS CUENCAS SEDIMENTARIAS INTERIORES de la Meseta son las de las Submesetas Norte y Sur. Se formaron en la Era Terciaria por el hundimiento de bloques del zócalo de la Meseta como resultado de la orogénesis alpina. Las cuencas constituyeron, primero, lagos. Luego, se rellenaron con materiales terciarios, dispuestos horizontalmente en estratos blandos en la parte inferior (arcillas, arenas, yesos y margas) y duros en la parte superior (calizas). El resultado fue un relieve de páramos, campiñas y cuestas.

Los páramos son superficies estructurales planas y elevadas formadas por los estratos duros calizos. En ellos la erosión fluvial ha labrado valles en U que los cortan y los separan en mesas más pequeñas. Los páramos se localizan en la zona norte y este de la cuenca de la Submeseta Norte y en la zona este de la Submeseta Sur (La Alcarria, Mesa de Ocaña y La Mancha).

Las campiñas son llanuras bajas suavemente onduladas recorridas por ríos. Se forman donde los páramos han sido erosionados y afloran las arcillas y margas de los niveles inferiores. En ellas son frecuentes los cerros testigo u oteros, relieves residuales coronados por las calizas de los páramos. Las campiñas más destacadas son las recorridas por los ríos Duero, Tajo y Guadiana.

Las cuestas son zonas inclinadas entre los páramos y las campiñas.

La cuenca de la Submeseta Norte es más alta (800-850 metros de altitud media); es más uniforme, ya que toda ella pertenece a una sola cuenca hidrográfica (la del Duero), y está casi totalmente encerrada por montañas.

La cuenca de la Submeseta Sur es más baja (500-700 metros); está accidentada en su parte media por los Montes de Toledo, que la dividen en dos cuencas hidrográficas (Tajo y Guadiana) y se abre al océano Atlántico.

2.4.2. LOS REBORDES MONTAÑOSOS DE LA MESETA

Los rebordes montañosos de la Meseta son el Macizo Galaico-Leonés, la Cordillera Cantábrica, el Sistema Ibérico y Sierra Morena. Se formaron en la Era Terciaria por el levantamiento de bloques de la Meseta o por el plegamiento de los materiales depositados por el mar en el borde oriental de la Meseta.


EL MACIZO GALAICO-LEONÉS se formó en la Era Terciaria por el levantamiento del ángulo noroeste del zócalo de la Meseta durante la orogénesis alpina. Sus materiales, por tanto, son paleozoicos. El relieve presenta montañas redondeadas de poca altura, cortadas por multitud de fallas. Sus sierras más destacadas son Segundera, Cabrera y Los Ancares.

LA CORDILLERA CANTÁBRICA tiene dos sectores bien diferenciados:

El sector oeste, el Macizo Asturiano, se formó en la Era Terciaria por el levantamiento de este sector del zócalo de la Meseta durante la orogénesis alpina. Sus materiales, por tanto, son paleozoicos. En su extremo occidental, la diferente dureza de los materiales (pizarras y cuarcitas) ha dado lugar a un relieve apalachense. En su extremo oriental existe un gran afloramiento de calizas primarias, que constituye los Picos de Europa. Aquí se encuentran las mayores alturas de la Cordillera (Torre de Cerredo, Peña Vieja y el Naranjo de Bulnes).

El sector este de la Cordillera, la Montaña Cantábrica, se formó en la Era Terciaria por el plegamiento de materiales secundarios depositados por el mar en el borde de la Meseta. Estos materiales son, sobre todo, calizas, aunque en ciertos sectores la diferente dureza de los materiales ha creado relieves jurásicos.

EL SISTEMA IBÉRICO es una Cordillera intermedia, formada en la Era Terciaria por el plegamiento de materiales secundarios depositados por el mar en el borde oriental del zócalo de la Meseta. Por tanto, sus materiales son principalmente calizos, aunque hay algunos sectores de roquedo paleozoico donde aflora el zócalo de la meseta y de roquedo arcilloso rellenando fosas internas. En la estructura del Sistema Ibérico se distinguen dos sectores:

El tercio norte, de dirección NO-SE, incluye las mayores alturas de la Cordillera (Picos de Urbión, 2235 m). Las sierras más destacadas son la Demanda, paleozoica, y el Moncayo, caliza.

• Desde el sureste de Soria el Sistema Ibérico se bifurca en dos ramas: la rama interior o castellana (sierra de Albarracín, paleozoica, y serranía de Cuenca, caliza) y la rama exterior o aragonesa (sierras de Javalambre y Gúdar, de materiales calizos). Ambas están separadas por una fosa tectónica (la fosa de Calatayud), que se rellenó con materiales terciarios.

SIERRA MORENA no es propiamente una Cordillera, sino un brusco escalón que separa la Meseta del valle del Guadalquivir. Se ha interpretado como una gigantesca falla, pero parece que se trata de una gran flexión fracturada en muchos puntos. Se formó en la Era Terciaria por el empuje desde el sur al levantarse las Cordilleras Béticas. El roquedo paleozoico, de color oscuro, al igual que su vegetación (jara), le dan su nombre. Sus sierras más destacadas son Madrona, Pedroches y Aracena.

2.4.3. LOS SISTEMAS Y UNIDADES EXTERIORES

LAS DEPRESIONES EXTERIORES

Las depresiones exteriores de la Meseta son las de los ríos Ebro y Guadalquivir. Ambas son cuencas o fosas prealpinas, de forma triangular, formadas en la Era Terciaria paralelamente a las Cordilleras alpinas. Luego se rellenaron con potentes espesores de sedimentos terciarios y cuaternarios; y hoy constituyen relieves prácticamente horizontales.

La depresión del Ebro es paralela a los Pirineos y se encuentra cerrada por estos, por el Sistema Ibérico y por la Cordillera Costero-Catalana. Ocupa el lugar donde estuvo el antiguo Macizo del Ebro, que se hundió mientras se elevaban las Cordilleras que lo bordean. La depresión estuvo, primero, ocupada por el mar, pero luego se cerró, transformándose en un gran lago hasta finales de la Era Terciaria, cuando el Ebro se abrió paso hasta el mar a través de la Cordillera Costero-Catalana. Por tanto, sus materiales son marinos y continentales, gruesos en los bordes de la depresión (conglomerados) y más finos en el centro (areniscas, margas, yesos, calizas y sales). El relieve es el resultado de la diferente dureza de los materiales y del clima árido.

● Los somontanos o piedemontes pirenaico e ibérico son tierras llanas, levemente inclinadas, entre las sierras exteriores y el centro de la depresión. Están constituidos por conglomerados, materiales gruesos y duros transportados por los ríos desde los relieves montañosos. En ellos, sobre todo en el somontano pirenaico, la erosión ha creado mallos y hoyas. Los mallos son torreones rocosos formados a partir de fracturas verticales (mallos de Riglos). Las hoyas son depresiones sobre materiales más blandos. Pueden ser pequeñas y formar lagunas saladas y poco profundas, de carácter temporal; o pueden alcanzar grandes dimensiones (hoyas de Huesca y Barbastro).

● En el centro de la depresión los estratos son horizontales y alternativamente de calizas duras y arcillas, margas y yesos blandos. El resultado es un relieve de mesas o planas donde se conservan las calizas, y de badlands sobre los materiales blandos, dada la aridez de la zona.

La depresión del Guadalquivir es paralela a las Cordilleras Béticas y se dispone entre estas, Sierra Morena y el océano Atlántico. Primero estuvo abierta al mar. Luego, se convirtió en un lago litoral o albufera y más tarde, por colmatación, en marismas pantanosas. Se rellenó con arcillas, calizas y margas marinas. El relieve, dado el predominio de las arcillas, modela campiñas suavemente onduladas. Cuando surgen los mantos de caliza se forman mesas y cerros testigo o alcores.

LAS CORDILLERAS EXTERIORES

Las Cordilleras exteriores de la Meseta son los Pirineos, los Montes Vascos, la Cordillera Costero-Catalana y las Cordilleras Béticas. Se formaron en la orogénesis alpina de la Era Terciaria, al plegarse sedimentos secundarios depositados en las fosas oceánicas bética y pirenaica entre antiguos macizos que actúan como topes. Por tanto, predominan los materiales calizos.

Los Pirineos muestran una estructura compleja:

- El eje o zona axial corresponde al antiguo macizo herciniano de Aquitania, que rejuveneció en la orogénesis alpina. Está formado por materiales paleozoicos y tiene un relieve abrupto, donde se encuentran las mayores altitudes de la Cordillera (Montes Malditos con el Aneto y Monte Perdido).

- Los Prepirineos se encuentran al sur de la zona axial. Se formaron en la orogénesis alpina de la Era Terciaria por el plegamiento de los materiales secundarios depositados en la fosa pirenaica. Están formados por calizas y poseen un relieve más suave y menos alto que el de la zona axial. Se estructuran en dos alineaciones paralelas al eje: las sierras interiores y las sierras exteriores.

- La depresión media es una larga y estrecha depresión margosa que separa las sierras interiores y las sierras exteriores prepirenaicas. Los Pirineos tienen como prolongación los Montes Vascos y la Cordillera Costero-Catalana.

Los Montes Vascos, en su mayor parte, prolongan los Prepirineos. Por tanto, son de roquedo calizo, formas suaves y moderada altitud. El pirineo axial solo aflora en el extremo oriental, de roquedo paleozoico. Sus mayores elevaciones son Aralar y Peña Gorbea.

La Cordillera Costero-Catalana es una transformación de la zona oriental de los Pirineos. Está separada de estos por fallas, que han dado lugar a una región volcánica, muy bien conservada, con más de cuarenta conos. La mitad norte de la Cordillera está formada por materiales paleozoicos, restos del viejo macizo herciniano Catalano-Balear levantados en la orogénesis alpina. La mitad sur está constituida por terrenos calizos secundarios plegados en la orogénesis alpina.

La Cordillera está dividida en dos alineaciones: una paralela a la costa, de escasa altura (Altos del Garraf) y otra interior más alta (Montseny, Montserrat). Ambas están separadas por una depresión longitudinal o fosa tectónica, que se rellenó con materiales terciarios y cuaternarios, dando lugar a un relieve de colinas suaves y valles.

Las Cordilleras Béticas presentan una gran complejidad geológica. Se estructuran en dos sistemas montañosos separados por depresiones.

- La Cordillera Penibética bordea la costa. Se formó en la Era Terciaria por el rejuvenecimiento del antiguo Macizo Bético-Rifeño. Sus materiales son paleozoicos y el relieve encierra las cimas más elevadas de la Península en Sierra Nevada: los picos Mulhacén (3.479 m) y Veleta (3.398 m).

- La Cordillera Subbética se localiza en el interior. Se formó en la Era Terciaria por el plegamiento de los materiales secundarios depositados por el mar en la fosa bética al acercarse la placa africana a la ibérica. Estos materiales eran alternativamente duros (calizas) y blandos (margas), por lo que, al plegarse, originaron mantos de corrimiento y cabalgamientos, es decir, desplazamientos horizontales de materiales a considerable distancia de su lugar de origen. Sus sierras más destacadas son Grazalema, Ubrique y Cazorla.

- La depresión intrabética, entre las Cordilleras Penibética y Bética, se encuentra fragmentada en varias depresiones pequeñas (hoyas de Ronda, Antequera, Guadix y Baza). Se rellenó con materiales terciarios, que dan lugar a un paisaje de badlands, dada la aridez del clima.


2.4.4. LOS RELIEVES INSULARES

EL ARCHIPIÉLAGO BALEAR

Geológicamente, las Islas Baleares son un eslabón entre las dos Cordilleras alpinas del Mediterráneo: Mallorca, Eivissa y Formentera son fragmentos emergidos de la Cordillera Subbética, y Menorca está ligada a la Cordillera Costero-Catalana.

Mallorca presenta tres conjuntos:

- La serra Tramuntana, al norte, es de roquedo calizo, abrupta, y contiene la mayor altura del archipiélago, el Puig Mayor (1.455 metros).

- Las serras de Llevant, también calizas, no alcanzan los 500 metros. Las mayores alturas se encuentran en el noreste (macizo de Artá). En el extremo sur de la isla las sierras se sumergen para emerger después en el subarchipiélago de La Cabrera.

- La depresión central, o Pla, entre ambas sierras, es de roquedo arcilloso y relieve suave.

Eivissa y Formentera, unidas hasta el Cuaternario, repiten el esquema mallorquín: un relieve montañoso calizo al norte de Eivissa, un macizo al este de Formentera (La Mola) y, entre ambos, una llanura que ocupa el sur de Eivissa y casi toda Formentera.

Menorca presenta dos conjuntos. La mitad norte tiene una alineación montañosa paleozoica, de baja altura y formas suaves, la Tramuntana, que enlaza con la parte norte de la Cordillera Costero-Catalana. La mitad sur, el Migjorn, es llana, de materiales calizos mesozoicos y se separa de la anterior mediante una falla.

EL ARCHIPIÉLAGO CANARIO

Las Islas Canarias son de origen volcánico. Se formaron en la Era Terciaria, cuando la orogénesis alpina rompió el fondo del Atlántico y, a través de sus fracturas, ascendieron grandes masas de rocas volcánicas que dieron lugar a las islas. Los tipos de relieve más característicos de Canarias son los siguientes:

Los conos volcánicos son elevaciones cónicas abiertas en la cima. Se originaron por el amontonamiento de materiales volcánicos alrededor de la boca de emisión, como cenizas y lapillis o piedras pequeñas. Algunos son activos en Tenerife, La Palma y Lanzarote.

Las calderas son grandes cráteres circulares, originados por la explosión o hundimiento de un volcán. Son famosas la caldera de explosión de Bandama (Gran Canaria) y la de hundimiento de Las Cañadas (Tenerife).

Los malpaíses son terrenos abruptos formados al solidificarse rápidamente las coladas de lava en forma de ondas o de bloques.

Los diques o muretes volcánicos y los roques o agujas volcánicas son conductos de emisión de magma que se han rellenado de lava solidificada y han quedado al descubierto por la erosión diferencial. Los diques se forman cuando el conducto es una fisura horizontal y los roques cuando es la chimenea vertical de un cono volcánico, aunque también pueden estar formados solo por rocas más resistentes a la erosión (roque Nublo, en Gran Canaria).

Los barrancos son valles estrechos, escarpados y de corto recorrido, creados por el encajamiento de los torrentes en el terreno volcánico. Se formaron en una época de clima más húmedo que el actual, que permitía la existencia de corrientes de agua capaces de provocar esta fuerte erosión.


2.4.5. LAS COSTAS ESPAÑOLAS

La longitud de las costas españolas es de casi 8.000 km. De los cuales 4.800 km corresponden a la costa española peninsular y el resto a los dos grandes archipiélagos y a las plazas de África.

Las costas peninsulares son predominantemente rectilíneas, excepto las gallegas. Este hecho determina una escasa penetración de la influencia del mar en el interior. Las costas insulares presentan una gran variedad dependiendo de su formación y litología.

LAS COSTAS ATLÁNTICAS PENINSULARES

Dentro de las costas atlánticas se diferencian la costa cantábrica, las rías gallegas y la costa atlántica andaluza.

La costa cantábrica es rectilínea. Sus accidentes principales son los acantilados y las rasas. Además, hay rías, generalmente cortas y de boca estrecha, como las del Nalón y el Nervión; algunas playas arenosas, y tómbolos, como los de Gijón, Santander y Donostia-San Sebastián.

Las rías gallegas constituyen la costa más articulada de España. Resultan de la invasión por el mar de los valles fluviales abiertos en las numerosas fracturas del Macizo Galaico. Por estos valles el mar puede penetrar hasta 25 y 35 kilómetros en el interior. Entre ellas se encuentran las de Ortigueira, Vigo y Arousa.

La costa atlántica andaluza tiene como accidentes principales las marismas, como las formadas en la desembocadura del Guadalquivir; las flechas litorales, como la de El Rompido, y los campos de dunas, como el de Doñana.

LAS COSTAS MEDITERRÁNEAS PENINSULARES

Dentro de las costas mediterráneas se distinguen el sector bético, el golfo de Valencia y el litoral catalán.

El sector bético se extiende entre el Peñón de Gibraltar y el cabo de La Nao. Presenta tramos acantilados donde las Cordilleras Béticas discurren paralelas al litoral y tramos de costa baja que forman una estrecha llanura litoral creada por los abundantes aportes de las Cordilleras Béticas. También son frecuentes los campos de dunas; las albuferas, como la del Mar Menor, y las terrazas marinas, debidas al levantamiento de la costa desde finales de la Era Terciaria.

El golfo de Valencia comprende desde el Cabo de La Nao al delta del Ebro. Se caracteriza por sus playas amplias y arenosas, formadas por los depósitos marinos y por los sedimentos del Sistema Ibérico; las albuferas, como la de Valencia; los tómbolos, como el Peñón de Ifach en Calpe (Alicante) y los pequeños deltas originados por ríos poco caudalosos o de carácter torrencial.

El litoral catalán se extiende entre el delta del Ebro y la Costa Brava. Presenta costas acantiladas donde el extremo de la Cordillera Costero-Catalana llega hasta el mar (Costa Brava) y playas y pequeñas llanuras litorales entre los promontorios rocosos. También cuenta con algunos deltas, como los de los ríos Ebro y Llobregat.

LAS COSTAS INSULARES

Las costas de las Baleares son acantiladas en las áreas donde los relieves montañosos llegan hasta el mar (norte de Mallorca y de Menorca). En el resto, alternan playas largas y arenosas con numerosas calas abiertas por los torrentes. También hay algunas albuferas (Alcudia, Pollença y des Grau).

Las costas de Canarias se han reformado repetidas veces como consecuencia de las erupciones volcánicas. Predominan los acantilados sobre las playas.

- Los grandes acantilados, entre 100 y 500 m, son características de los macizos antiguos (costa de Los Gigantes en Tenerife). Los acantilados de menor envergadura, entre 70 y 100 m, se asientan sobre los materiales de erupciones recientes.

- Las playas en las islas occidentales son franjas de cantos debido a la estrecha plataforma litoral; en las islas orientales, la mayor anchura de la plataforma litoral permite la existencia de playas de arena.